Saludos, Cell. Dices lo siguiente.
"Socrates Qué frío recibimiento le han dado al tal Edu. Bueno, en general encuentro que todos aquí son bastante fríos. Alguien dice que se va y le dicen “buen viaje” así nada más. Esto y aun si sea gente que conocen de tiempo. ¿Dónde ha quedado el compañerismo y el afecto por los camaradas? Y eso que se supone que “el malvado e insensible nazi” acá soy yo. Pa que se vea como son las cosas realmente… Saludos _________________ "La verdad nos hará libres".".
No supongo que por ser nazi, filonazi, antisemita, antisionista o antijudío seas malvado e insensible. No vale juzgar y condenar de entrada a nadie por su ideología política, su religión o su lengua. Sabes que en esto nunca he practicado un doble juego y que siempre he rechazado los ataques personales directos o indirectos (los indirectos incluyen la burla, el humor negro, etcétera) entre foreros y filósofos en general. La genuina cordialidad entre los filósofos es fundamental, porque se trata de encontrar juntos la verdad, en su doble faceta de verdad contingente, espaciotemporal, y de verdad última, perenne, metafísica. Como dice ese judío (¿o no judío?) al que citas, Jesucristo, La verdad nos hará libres.. Volveré sobre el judío o no judío Jesucristo al final de este mensaje. Ahora que Edu ha vuelto, lo que interesa, como siempre en filosofía, es que exponga de manera clara y aplicable cómo, según él, nos acercaremos eficazmente a la felicidad. Y quedo, en ese sentido, a la espera de sus exposiciones.
Vayamos ahora con Jesucristo. Los nacionalsocialistas, antisemitas, antijudíos y antisionistas habéis puesto tradicionalmente en cuestión, o directamente habéis negado, que Jesucristo sea judío. En general, y en línea con la investigación científica seria, soléis reconocer que es un personaje histórico, y que la tesis de la anhistoricidad, eso de que Jesucristo nunca existió, es insostenible científicamente. Jesucristo ha existido, claro. Ahora bien, ¿era judío, o no? Las fuentes bíblicas y extrabíblicas, desde la Antigüedad hasta hoy, tienen varios términos para la condición de judío. Y esos términos implican, entre otros, factores de lengua, raza, religión y territorio. Lo judío no está exento de contenido racial, aunque tampoco se agota en eso. La judería moderna tiene una intensa combinación racial, y hay judíos de lengua, religión y nacionalidad israelí con residencia física habitual en Israel, que son negros o mongoloides. Ahora bien, eso no impide determinar, con las técnicas modernas, que el pueblo judío era originalmente una coalición o confederación de tribus del subgrupo semítico del tronco ario caucásico blanco. Estas tribus se desplazan entre las llanuras mesopotámicas, la ribera jordana y el Bajo Egipto, hasta que forman, en el territorio de Israel, una entidad política judía en tiempos bíblicos, primero como laxa confederación de tribus sin Estado central, y luego con una monarquía relativamente centralizada, desde el rey Saúl. Desde ese mismo momento, y a pesar de la reiterada exhortación a la exogamia, a no casarse con goyes, con gentiles, con no judíos o no judías, el mestizaje físico es continuo en el Israel bíblico. Y en las colonias judías esparcidas por todo el Mediterráneo y más allá, en el Cuerno de África, en la India Occidental y, luego, en el mundo eslavo, en Europa y en América. De manera significativa, las leyes actuales del moderno Estado de Israel establecen que un convertido al judaísmo, tras los no muy largos trámites jurídicos de nacionalización, es a todos los efectos ciudadano israelí de pleno derecho, sin las restricciones de derechos allí aplicadas a la población nativa de origen musulmán o palestino. Esto vale, incluso, para un negro de lengua árabe. Naturalmente, a ése le pondrán cursos obligatorios de hebreo, lengua oficial y, sobre todo, lengua cultural predominante en ese moderno Estado judío. Por mucho que esto te huela a cuerno quemado, Cell, está claro que el sionismo político más organizado prima la religión, la lengua y la ciudadanía territorial sobre la raza física, a la hora de reconocer a alguien como judío. Pero eso no elimina la tradicional Ley del Retorno, que reconoce como judío al nacido de madre judía. Sin eliminar esa vía a la ciudadanía israelí, se establece otra igual de eficaz, la conversión religiosa al judaísmo. Teniendo en cuenta todo esto, volvamos a la época de Jesucristo. La investigación histórica establece que este rabino vivió y actuó en el reducido territorio de la Judea de hace unos dos mil años y pico, y sin recorrer todo ese territorio, pues los Evangelios establecen, con credibilidad, el mapa de sus principales desplazamientos, desde su Galilea natal, y generalmente a pie (o en burro) hasta poblados contiguos en Galilea, Judea y Samaría, incluyendo la capital del país, Jerusalén. Ahora bien, Jerusalén no era ni mucho menos la ciudad más antigua de Israel. Fue tomada por los judíos bastante después del asentamiento de las doce tribus judías en Marjordania. Es el rey David, segundo rey de la monarquía recién establecida, quien conquista la ciudad. En consecuencia, los jerosolimitanos siempre han tenido una intensa mezcla racial. Y el propio texto evangélico, con las fuentes extrabíblicas, confirma que los judíos de Judea no solían considerar plenamente fieles a los samaritanos de Samaría (había algunas diferencias entre sus variantes respectivas de la religión mosaica). Ahora sí, podemos responder con cierta verosimilitud a tu aseveración de que Jesús no sería judío. Los datos genéticos, históricos, lingüísticos y culturales indican que para aquella época los rasgos físicos del subgrupo semítico predominante en las tribus judías eran escasos en Galilea. Y que, por tanto, probablemente los rasgos físicos de Jesucristo eran poco o nada judíos. El mestizaje entre Judea, Samaría, Galilea, Gaza, el Líbano, etcétera, era por otra parte continuo en la época; y nadie lo duda seriamente. Pongamos, pues, algo posible e incluso probable: que Jesús no era físicamente judío. Aceptando eso... es imposible negar que, culturalmente, Jesús era un rabino judío. Y eso tanto desde las fuentes neotestamentarias, obviamente muy favorables a él, como desde las fuentes rabínicas y talmúdicas, que también lo reconocen sin duda, aunque en general para condenarlo al infierno como hereje y traidor. En ningún caso estas fuentes lo ponen en la categoría extranjera de goy. Poncio Pilato sí que era un goy, según las fuentes bíblicas y extrabíblicas. Jesús era judío de religión, fuera judío semítico de raza, o no. Y, lingüísticamente, Jesús hablaba la lengua predominante en la Marjordania de la época: un arameo fuertemente teñido con vocablos del hebreo, lengua casi en desuso ya en todo el territorio. Dicho de otra manera, y sin ánimo de gresca gratuita: si Jesucristo reconoce explícitamente la Ley mosaica, a los profetas, al Templo, al hebreo y al arameo, etcétera, aunque con intenciones reformistas y purificadoras, ¿cómo no calificarlo de judío? En fin: tú dirás, Cell.
_________________ Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.
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