Hola a todos en este hilo, especialmente a Siflun y a Nil.
Como veis, partimos aquí de un asuntillo aparentemente neutral y técnico, la creación de una carpeta internética para el foro Sofos Ágora cuyo espacio se usaría para enviar, descargar y compartir archivos.
Pero, claro, no es neutral para mal ni para bien, y rápidamente la reacción de Nil así lo muestra.
Ahora entro con una frase bien conocida en el taoísmo y en el budismo ch'an chino (similar al zen japonés): "Tu vida ordinaria es el Tao.".
Soy fuertemente partidario de la carpeta propuesta por Siflun, y no solamente por la comodidad técnica que nos ofrece.
El caso es que soy de los pocos filósofos, en este foro y fuera de él, que admiran y proponen el capitalismo como ética y cosmovisión. También Nil va un poco por ahí, pero con derivaciones muy diferentes. Para empezar, porque a Ayn Rand y a mí nos interesan sobre todo los aspectos éticos, metafísicos, epistemológicos y espirituales del capitalismo; su valor económico y político, notable también, es algo muy digno de estima, mas no la aportación fundamental del capitalismo. La aportación fundamental del capitalismo es su fuerza ética, y, para verla, lo mejor es leer los capítulos escritos por Ayn Rand y otros autores en el libro "Capitalismo, el ideal desconocido".
Ayn Rand me inspira transcendentemente, cosa esperable en un libertario de extrema derecha como yo. Ahora bien, respecto a ella soy un discípulo, no un seguidor, y en puntos importantes saco conclusiones discrepantes a las suyas de su momento.
Precisamente porque soy un capitalista radical, me niego a aceptar la compra y venta por dinero de los productos filosóficos. Ahí, lo que conviene es que todo filósofo ofrezca su actividad de modo completamente gratuito y del mismo modo pueda aprovechar la actividad de otros filósofos. Esto no excluye donaciones voluntarias, siempre radicalmente diferentes del típico pago por libro o por curso, conferencia, etcétera.
Y diréis: entonces, ¿qué clase de capitalista eres? Pues uno de los buenos; un capitalista que, en su negocio (la filosofía) busca ofrecer el mejor producto (la verdad que lleva a la felicidad) y recibir la máxima retribución correspondiente (el reconocimiento de la verdad eterna que presento). Ahora bien, aquí poner precio a mis verdades o pagarlo por las verdades de otros es un mal negocio, ya que daña irremisiblemente la calidad del resultado. Por buenas razones empresariales, pues, rechazo el condicionamiento monetario en la filosofía, pero no por idealismo o altruismo, que son dos grandes errores éticos. El objetivo de la ética es la felicidad del yo en su materia, tanto en la materia limitada e inconsciente (la materia a secas, sin matizaciones) como en la materia noble y consciente: el espíritu. El espíritu es materia, el estado superior de la materia. Metafísicamente, expongo un monismo materialista cualificado como explicación a la relación entre materia y espíritu.
Dado todo esto, me parece de perlas la idea de Siflun.
Examinemos ahora la objeción de Nil.
"Es cómodo, pero en una carpeta compartida no tienes control ni libertad, la carpeta es de todos y de nadie. Como las soluciones comunistas.".
Empero, veamos, Nil. A la calidad filósofica, a largo plazo, no hay quien la tumbe ni la silencie. Te lo digo yo, que trabajo continuamente en eso, y a larguísimo plazo. No tengo prisa, pues en filosofía la prisa mata la calidad, y por otro lado la verdad filosófica fundamental no caduca; siempre será aplicable cuando esté correctamente producida, y llevará a la felicidad.
El único problema que se da en carpetas internéticas de este tipo es la conducta abusiva hacia el trabajo filosófico, tanto de arriba abajo (jerarquía intimidatoria y censora, muy típica en las facultades universitarias de filosofía) como de abajo arriba (gamberrismo). Este problema puede llevar al borrado de trabajos filosóficos muy valiosos.
Pero la solución, una solución perogrullesca y de cajón, es hacer preventivamente copias de seguridad de todo el material que se vaya a publicar en la tal carpeta. Además de precaverse contra el abuso censurador o gamberril, estas copias de seguridad salvan del nada raro fallo en los servidores remotos que albergan tales carpetas.
He dicho que soy capitalista, y lo mantengo. Como libertario, es claro por otra parte que soy comunista, un comunista libertario y antiautoritario bien distinto al típico comunista marxista. Esta síntesis de capitalismo y comunismo, a veces llamada "capicomunismo" o "comumpitalismo", se apoya en la teoría clásica de los niveles jerárquicos de realidad, que podéis leer en la Suma Teológica o en el Kama Sutra, por ejemplo. Y de manera muy sistemática, clara y profunda en la exposición de los planos múltiples del ser según René Guénon (pronunciación: René Guenón). Se trata de obtener la excelencia y la plenitud en los sucesivos niveles de realidad que constituyen al yo; niveles que presentan una ordenación jerárquica natural en cuya cúspide, por supuesto, se encuentra la Conciencia Cósmica, y de ahí al Nirvana o Reino de los Cielos. O, dicho de modo no referido a ninguna tradición religiosa en concreto: de ahí a la felicidad absoluta.
En estas condiciones, nada perturbará seriamente el trabajo de un filósofo que utlice estas comodísimas carpetas internéticas. Y, para empezar, en ellas siempre destacará que toda buena idea filosófica es obra, es propiedad, de un individuo en concreto que la ha iniiciado. Propiedad real y permanente, sin necesidad de siniestros jueces, abogados, notarios y registradores de la propiedad que la certifiquen bajo previo y exorbitante pago.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico
trigrupo@yahoo.es (trigrupo arroba yahoo punto es).