No, esto empezó porque Aries dijo un ser.
Luego se crítico lo de ser, a lo que respondí que usando el lenguaje ser no tiene porque significar ser consciente, sino simplemente ser en diferencia a no-ser.
Luego se indico entonces el matiz de ser con voluntad. Lo cual es correcto, porque diferencia el concepto de ser (todo lo que es es) con el concepto de ser con voluntad.
Lo que me hizo cambiar de tema, ya no era comentar que ser no tiene porque significar ser consciente, ni espiritual, ni divino, ni volitivo (con voluntad), eso parecía se había comprendido.
El tema es entender qué es la voluntad.
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La palabra voluntad proviene del idioma latín voluntas, voluntātis (verbo volo = ‘querer’, y sufijo -tas, -tatis = ‘-dad’, ‘-idad’, en castellano), y consiste en la capacidad de los seres humanos que les mueve a hacer cosas de manera intencionada. Es la facultad que permite al ser humano gobernar sus actos, decidir con libertad y optar por un tipo de conducta determinado. La voluntad es el poder de elección con ayuda de la conciencia
Me parece bien.
Pero la intención se basa en lo que queremos; y ¿por qué queremos lo que queremos y no queremos otra cosa? ¿Cómo gobierna el ser humano sus actos? ¿Cómo decide optar por una conducta? ¿Cómo elige en consciencia una elección?
Las razones determinan una decisión o sino las razones limitan entre unas decisiones, la cual se toma una al azar o por ignorancia. Todo acto de libertad como de voluntad se encierra en ese argumento sobre los comportamientos. ¿Elegimos las razones que nos determinan nuestras decisiones? Pues la mayoría no, pero si hubiera alguna elegida por nosotros, esa elección se hace o en base a razones que determinan la elección de esas razones o sino se eligen al azar o por ignorancia.
Con esto no estamos diciendo que el comportamiento de una consciencia se el mismo que el comportamiento de una piedra, cambian las complejidades de los comportamientos, tanto que podemos referirnos a la intención de la consciencia, y no a la intención de la piedra. No estamos negando la complejidad del ser humano (ni siquiera su espiritualidad), de hecho no estamos negando nada, porque nunca negamos nada. Sólo argumentamos que todo acto de libertad o de voluntad está encerrado en determinaciones o azares que devienen o que están por encima de nuestro control, es decir, que nuestro control está dentro de lo que ya es la realidad.