Lo bueno de Juan Sebastián Zuluaga.

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Alexandre Xavier
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Lo bueno de Juan Sebastián Zuluaga.

Mensaje por Alexandre Xavier »

Lo bueno de.


Saludos a todos.
Como sabéis, he abandonado en general mis actividades aquí, en Sofos Ágora. Ello se debe al anonimato generalizado bajo seudónimo que aquí impera. Y ese anonimato, bien lo sabemos desde hace tiempo, genera superficialidad, ambigüedad hipócrita y mal ambiente plagado de ataques personales mutuos. Tal situación tiene salida, claro está; abandonar la sucia práctica del seudónimo encubridor y presentarse siempre con remisión al nombre verdadero, sin perjuicio de usar habitualmente un sobrenombre.
Poner la carne en el asador para un foro de filosofía donde sus participantes se ocultan bajo seudónimo sin autentificar es, sencillamente, perder el tiempo. Porque lo que diferencia a un filósofo malo de uno bueno, a fin de cuentas, es que el mal filósofo no resuelve los grandes problemas (pues no tiene intención de hacerse perfecto) mientras que el buen filósofo sí que plantea correctamente los grandes problemas, los analiza y, aunque sea a muy largo plazo, los resuelve. Ya que el buen filósofo tiene intención de hacerse perfecto: esto es, de conseguir la perfecta felicidad. Quiero codearme con buenos filósofos, como yo.

- ¿Y la modestia, la humildad, no ocupa un lugar en tu ética?
- No, padre. La modestia o humildad es, en realidad, un contravalor. Esto es muy fácil de demostrar. Entre un filósofo que, modesta y humildemente, afirma ser muy ignorante y no hacer cosas de gran provecho, y que realmente es así, y otro que afirma hacer las cosas muy bien y saber cada vez mejor lo que importa, pidiendo que le reconozcan su gran valía (y que lo critiquen, caso de ser necesario) cualquier filósofo con dos dedos de frente se queda con el segundo, con el gran filósofo orgulloso de serlo. Observa lo que hace su colega, comprueba que es en general muy bueno, lo aplaude y, cuando haya algo que criticar, lo critica; cosa bien encajada por su colega, ya que es eso: un gran filósofo.

A los gallegos, hablemos gallego o castellano, nos suelen acusar de ambigüedad calculada, según la célebre frase de que cuando un gallego va por una escalera, no se sabe si sube o si baja. ¡A otro perro con ese hueso! Mi lema es la claridad: llamar al pan, pan, y al vino, vino. En este sentido me conocéis bien.
Como aquí todo está muy claro, pues, lo que vale en el foro Sofos Ágora es atraer a alguno de quienes van sin ocultarse bajo seudónimo, o de quienes están dispuestos a salir del armario y revelar sus nombres verdaderos, y con ellos iniciar y proseguir el diálogo filosófico en serio. Es lo que hago, más actividades técnicas complementarias, como la elaboración (en gallego y en castellano) de un grueso manual general de introducción a la filosofía oriental.

La apertura de este nuevo hilo de discusión, Lo bueno de., responde a esa misma intención: promover la excelencia, el buen trato mutuo y la claridad sin ambigüedad hipócrita.
Es común, especialmente por culpa de la necia práctica del seudónimo encubridor, condenar en bloque todo lo que haga y piense el interlocutor (y al interlocutor mismo) según constantemente veis aquí en los hilos de discusión sobre política, economía, metafísica, ética o teología.
Por eso abro este nuevo hilo: para promover (y mejor sin seudónimo oprobioso, con el nombre real y claro como el agua limpia) que quienes estáis aquí abráis entradas a este hilo reconociendo lo bueno de otros filósofos, especialmente de este mismo foro internético Sofos Ágora; especialmente si no os caen bien, especialmente si estáis muy en desacuerdo generalmente con ellos.

En ética, la principal y casi única manera de ser eficaz es dar buen ejemplo.
Así que daré ejemplo en este mismo mensaje inaugural.

Voy a reconocer lo bueno de Jbell.

Sabéis que no comulgo ni poco ni mucho con el grueso de su mensaje, que considero mera apología del más vulgar y desconsiderado capitalismo, el cual condena a la inmensa mayoría a la precariedad permanente. Como algunos ya sabéis, soy un comunista libertario individualista; un revolucionario de derechas. Propongo un orden social, político y económico en el que el individuo libre predomine sobre la sociedad y en el que todos seamos, a la vez, muy ricos; lo cual implica reducir drásticamente la población hasta estabilizarla en pocos millones, más una democracia de verdad como poder efectivo del pueblo, corriendo definitivamente a pedradas a los jueces y abogados, aboliendo la pena de muerte, la tortura, la guerra, el préstamo por interés, el dinero, el trabajo asalariado y el Estado. Y viviendo en equilibrio ecológico con nuestro planeta.
Pero no por ello afirmo que Jbell es un cerdo y que hay que colgarlo por los testiculos. Predico con el ejemplo; bien lo sabéis. Jbell merece un excelente trato, igual que cualquier otro filósofo con el que me relacione. Y lo tiene, claro está.
Ese buen trato se concreta en reconocer lo bueno de sus teorías. Sería absurdo negar que Jbell, o aquí también el muy demonizado Cell, por ser nazi y antisemita (antijudío) tienen cosas verdaderas, valiosas y aprovechables. Las tienen, sí; y hay que reconocérselas.
¿Qué tiene de bueno el mensaje general de Jbell? Esencialmente, su reivindicación del interés propio, a lo cual llamo, sin tapujos ni disimulos, egoísmo, como ya hacía mi maestra en cuestiones éticas, Ayn Rand.

Y para ejemplificar lo válido de esa reivindicación del interés propio, del egoísmo (palabra ésta, egoísmo, no aprobada por Jbell) utilizaré el propio sistema operativo que estoy usando para escribir este mensaje, Linux, con su procesador de textos típico para Linux, Kword.
Linux, como sistema operativo para escritorio de ordenador personal (sin olvidar su inmenso predominio en otras áreas de la informática, como los grandes servidores de datos, o los superordenadores institucionales) es, en general, mediocre, pesado de instalar y, en consecuencia, poco frecuente como sistema operativo principal de un ordenador personal, para uso individual. En mi ordenador habitual uso Linux, mas también macOS y Windows, los cuales, sobre todo Windows, son sistemas operativos mucho mejor acabados y mucho más fáciles de instalar y usar que Linux.
Linux tiene muchas versiones. Pero esos cientos o miles de versiones para Linux presentan, casi siempre, dos serios problemas: tienen los mismos programas (muy pocos, comparando con la miríada de programas disponibles en Windows) y son versiones poco configurables.
La versión de Linux que uso aquí, ArtistX, superaba hace años ya el primer problema, pues venía cargada de programas instalados, sin necesidad de la difícil (y, a menudo, imposible) instalación posterior al primer arranque del sistema. Sin embargo, su entorno gráfico (que en Linux es mucho más que unos fondos de pantalla, pues condiciona seriamente el rendimiento y las posibilidades del sistema) estaba mal integrado, provocando ralentización y caídas del sistema. Dejé muy aparcado ArtistX, pues; a pesar de su prometedor comienzo.
Años después, me he enterado de que había una versión preinstalada ya en disco duro virtual. Así que, recientemente, he descargado la versión...
... ¡Y era imposible usarla! Eso ocurría porque, debido a la manía que en Linux hay de meter contraseñas a mansalva, aunque el sistema tenga un solo usuario y no haya información cuya divulgación sea peligrosa, el sistema pedía una contraseña; contraseña nada evidente, y que no era proporcionada en la descarga. Entonces me he fijado en el enlace original (la descarga la he efectuado desde una página secundaria de almacenamiento)... y el enlace original ya no existía. Situación, por desgracia, frecuente en Linux, incluso con buenas versiones y buenos programas. ¡Menos mal que ya había descargado la versión preinstalada, antes de que desapareciera también el enlace secundario para la descarga! En este caso, y conociendo como ya conozco la lógica linuxera, he ido al atajo típico, o sea buscar una chuleta o breve receta para entrar en Linux en estos casos cuya contraseña se desconoce. Pronto he encontrado una chuleta... que no funcionaba exactamente como su autor dice, pero que, dado mi conocimiento de Linux, me ha servido para solucionar el problema en segundos. Eso sí: metiendo álgebra y lógica matemática simbólica.
He podido, pues, entrar en ArtistX Linux, comprobando que esta versión de ArtistX, fundada en el entorno gráfico Gnome, ya no tiene bloqueos de memoria y es altamente configurable.
Es, por tanto, una excelente versión con la filosofía de que todo lo necesario para el montaje ya está incluido en la caja que contiene el mueble plegado que se va a montar; en inglés, out of the box. De todas maneras, hace falta un trabajo ímprobo de configuración, simplificación, automatización, racionalización, compatibilización, etcétera, cuyos detalles os ahorro aquí porque no es necesario enumerarlos. Me limitaré a algunos ejemplos pertinentes para lo que quiero decir.
Por ejemplo: el procesador de textos Kword que estoy usando ahora mismo es potente, versátil y con un buen manual de instrucciones. Sin embargo, hoy por hoy ese manual de instrucciones está disperso en muchos ficheros que hay que descargar internéticamente, de modo que he realizado el pesado trabajo de copiarlos a disco duro, arreglarlos para que fueran fácilmente legibles y, finalmente, unirlos todos en un solo fichero con unas doscientas páginas; un típico manual de usuario (en inglés) con formato estándar PDF.
Y, no obstante, de poco me sirve aquí ese manual de usuario... porque la versión de KWord en ArtistX es una versión recortada, con muy pocas funciones. En el mundo linuxero, hoy, recomiendan dejar KWord y pasar a la aplicación que es su sucesora, o sea Calligra Words... que, hasta hoy, carece de documentación. Además, técnicamente no es posible instalarla (o eso sería un intento muy largo, complejo y sin garantía de éxito) en ArtistX Linux.
El carácter chapucero, mal acabado y precario de Linux en el escritorio de un ordenador personal sigue siendo evidente.
Esto no es decir que ArtistX Linux, en esta instalación virtual, sea muy malo o mediocre. ¡Por el contrario, resulta excelente, una de las mejores versiones de Linux que he manejado en mi vida!
Todo esto, aunque no lo parezca, nos acerca a la alegación de Jbell. Daré un ejemplo ilustrativo.
A mí, en cualquier sistema operativo, lo que me resulta más cómodo es tener a la vista inicial, en el escritorio, con fondo en color liso de buen contraste (color blanco, si puede ser) todas las aplicaciones de uso frecuente, cada una con su icono y su nombre. En el caso de ArtistX, un repaso inicial de su montón de aplicaciones instaladas me permitió hacer un descarte preliminar de las que no funcionaban bien o no me interesaban. A continuación, quedó una veintena de aplicaciones, accesibles y activables desde el escritorio a golpe de ratón (o de teclado).
Entre ellas se encuentra el editor de textos gedit.
Lo importante de este editor de textos es que permite hacer copia continua de lo que se va escribiendo. Por eso lo he seleccionado como aplicación preferente. Mas presentaba un serio problema: el color de fondo casi no permitía leer las letras que escribía; escaso contraste entre color de fondo y color de primer plano. Los temas, o combinaciones de color que ofrecía el programa, no solucionaban el problema.
Y no era posible, desde el propio programa, cambiar la configuración de colores. Tras unos cuantos tanteos, tuve que ir a una página linuxera a la que me remitieron otros linuxeros con el mismo problema que yo. Esa página permitía utilizar un sencillo editor de temas en la nube (sin descarga del programa a disco duro) para gedit; de manera que, tras unas pocas pruebas, logré un buen contraste del texto con el fondo (texto en color negro puro sobre fondo en color blanco puro) más una posición bien visible del cursor y una buena visibilidad para los bloques seleccionados de texto. Entonces he grabado el tema a mi disco duro, lo he aplicado a gedit, y problema resuelto.
Sin embargo, procesadores de texto anteriores a Windows (hacia el año 1991, por tanto) como WordPerfect 5.1 y WordPerfect 6.0 ya permitían hacerlo rápidamente, o sea ajustar los colores de fondo y de primer plano, sin salir del propio procesador de textos. ¡Y la versión de gedit que utilizo en ArtistX Linux es del año 2010!
O sea: que, tras veinte años, Linux sigue siendo, en esto, inferior a lo que ya era MicroSoft Disk Operating System (MS-DOS) con los desarrolladores de WordPerfect, hoy la empresa canadiense Corel.
Esto no ocurre por alguna razón misteriosamente científica. Veamos por qué pasa esto, en realidad; y por qué todo esto nos acerca a la tesis sostenida por Jbell.
Es bien sabido que, como truco de lanzamiento, la empresa Microsoft lanzó terribles advertencias contra el que osara copiar, sin pagar, los disquetes de MS-DOS (y luego de Windows 3.11)... sin tomar ninguna medida informática ni jurídica contra los piratas, así convertidos en entusiastas y baratos evangelistas de la empresa. Hoy, quien quiera utilizar los programas de esa época para MS-DOS puede hacerlo fácilmente con sistemas operativos similares pero gratuitos, como FreeDOS, que también conozco y uso.
En cambio, las versiones de WordPerfect para MS-DOS sí que tenían intención lucrativa; y la empresa fabricante dificultaba su copia. De hecho, se forró vendiendo estas versiones. WordPerfect fue el procesador de textos predominante en los últimos años de MS-DOS y los primeros años de Windows; con Windows 98, este programa fue sobrepasado por su rival Word, fabricado por Microsoft también.
Y fue eso, el mucho dinero que ganaron, lo que permitió a los creadores y comercializadores de WordPerfect darle su célebre buen acabado. Corel sigue lanzando nuevas versiones de WordPerfect.
En cambio, los desarrolladores, programadores y evangelistas de Linux, kWord, gedit, etcétera, no veían un euro en general; aunque eso está cambiando.
Por eso, y no por abstrusas razones tecnocientíficas, sus productos eran y son (con algunas excepciones) tan parcos en número y en prestaciones, tan toscos, tan incómodos de usar. Tan chapuceros.
Porque estos filántropos, a pesar de su altruismo, se cansaban de trabajar gratis. ¡Claro!
Es sintomática la relación de Corel con Linux y con macOS. Corel llegó a producir toda una versión de Linux (que incluía a WordPerfect gratuitamente) y a regalarla. Esa versión estaba poco depurada y tenía continuos fallos, igual que las versiones gratuitas de WordPerfect para Linux que, hoy, cualquiera puede descargar e intentar utilizar. Corel no se esmeró en esto porque, pronto, vio que no había en Linux un gran mercado para sus productos.
Con macOS la cosa es muy diferente. Al ser el Mac el ordenador clásico para arte digital y diseño gráfico, los productos para arte gráfico elaborados por Corel sí que tenían mercado entre usuarios de Mac, aunque harto inferior al gran mercado, el mercado de Windows.
Por eso la versión gratuita de WordPerfect para macOS que lanzó y ofreció Corel como gancho comercial introductorio sí que es, esta vez, fácil de instalar y estable. Está mejor depurada que las versiones gratuitas para Linux y, además, ocurre que macOS es mucho más estable y cómodo de usar que las versiones de Linux en ordenador personal. Con todo, un Mac actual requerirá en general una instalación virtual de un macOS ya obsoleto, si se quiere usar esta versión gratuita de WordPerfect.
De hecho, os voy a contar un pequeño secreto a voces.
Prolifera la piratería de Word, de WordPerfect y, sobre todo, de Photoshop.
Pues tengo y utilizo potentes versiones completas de estos tres célebres programas, versiones totalmente gratuitas y utilizables sin necesidad de conexión internética. Porque, claro, estas versiones han sido ofrecidas desde las páginas internéticas oficiales de estas tres grandes empresas, incluida la empresa Adobe, fabricante del celebérrimo programa para tratamiento de fotos y dibujos llamado Photoshop.
Y es que, como diría Jbell, más da el duro que el desnudo.

Linux tiene ventajas sobre Windows y sobre macOS, claro que sí. Este hilo se titula Lo bueno de. y, en congruencia con ello, reconozco sin ambages lo bueno de Linux. No soy sectario; y eso, junto a otras cualidades mías, es lo que me va dando prestigio en filosofía. Reitero que ser humilde y modesto no es una virtud, sino un vicio.
Una de esas ventajas es la facilidad para escribir en esperanto. Ya que el linuxismo y el esperantismo son dos ideologias con importantes puntos comunes, hay muchos linuxistas esperantistas, lo cual se traduce en un excelente soporte para escribir en esperanto con versiones modernas de Linux. Claro que hay utilidades para hacerlo en Windows y en macOS, mas el caso es que en ArtistX Linux (desde el año 2013) puedo hacerlo de manera nativa, con las combinaciones preinstaladas en el teclado. En un par de signos, concretamente los signos ŭŬ, la combinación de teclas correspondiente es larga y pesada, pero es un caso puntual y, además, puedo habilitar una función específica para escribir en esperanto sus doce letras con acento circunflejo, o sea ĉĈ ĝĜ ĥĤ ĵĴ ŝŜ ŭŬ, simplemente combinando la tecla AltGr con la letra básica correspondiente (es decir, sin acento circunflejo).
Así que, ahora mismo, voy a reconocerle validez a un importante aserto de Jbell; primero con una típica frase didáctica para aprender esperanto, y luego con la expresión que usa, en castellano original, el propio Jbell.

Afero ĉies, peno nenies.
Asunto de todos, esfuerzo de nadie.


O como dice el propio Jbell.

Lo que es de todos no es de nadie.

Eso no niega completamente la validez de lo que se hace por solidaridad, empatía, altruismo, etcétera, sin esperanza directa de beneficio económico. Si fuera así, no podría estar escribiendo este mismo mensaje con los medios informáticos gratuitos que estoy usando.
Mas, que tienen una calidad evidentemente superior los medios equivalentes de escritura que se han producido por interés económico, ¡seguro! Os lo dice alguien que escribe con ilusión, a troche y moche, utilizando muchos procesadores de texto diferentes y varios sistemas operativos.
Jbell, pues, lleva una buena parte de razón.
Este hilo va en la sección Historia de la filosofía y autores. Corresponde a tal sección, ¿no?
Última edición por Alexandre Xavier el 02 Jun 2020, 21:13, editado 7 veces en total.
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Re: Lo bueno de.

Mensaje por Tachikomaia »

Habría que cortar dedos también, porque hay gente con dedos malvados. O sea, hay que sacar el anonimato porque hay quienes lo usan mal (no sé quienes, quizá Gaav o Cell), hay que quitar una cosa porque puede hacer daño. Mejor cerremos el foro y resuelto el problema.

Yo te lo diría con mi nombre pero tengo miedo a las consecuencias, aún así te lo digo: Estás chiflado, por tu mal título, por tu poca tolerancia al anonimato, y por escribir tanto.
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Re: Lo bueno de.

Mensaje por FelinoVeloz »

Tachikomaia escribió:Yo te lo diría con mi nombre pero tengo miedo a las consecuencias, aún así te lo digo: Estás chiflado, por tu mal título, por tu poca tolerancia al anonimato, y por escribir tanto.
¿Oye, pero qué te pasa? No puedes salir con un insulto como este.

Le dices "chiflado" porque escribe mucho y por su poca tolerancia al anonimato, pero él argumenta el por qué de sus ideas y de sus posturas, lo cual es valioso por sí mismo. La argumentación es valiosa por sí misma.

No puedes tratar a alguien de chiflado porque no estés de acuerdo con él.


El tema creado por Alexandre está bastante bueno, muy interesante porque permite el ejercicio de esa noble virtud que es la "humildad" en tanto apreciamos el valor de las ideas del otro aunque no las compartamos. Así que quedo atento a ver cómo se desarrolla
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Tachikomaia
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Re: Lo bueno de.

Mensaje por Tachikomaia »

FelinoVeloz escribió:
Tachikomaia escribió:Yo te lo diría con mi nombre pero tengo miedo a las consecuencias, aún así te lo digo: Estás chiflado, por tu mal título, por tu poca tolerancia al anonimato, y por escribir tanto.
¿Oye, pero qué te pasa? No puedes salir con un insulto como este.
Es el resultado de haber leído partes en que dice lo mismo que en otros post. Cansancio, la duda se pierde.
Le dices "chiflado" porque escribe mucho y por su poca tolerancia al anonimato, pero él argumenta el por qué de sus ideas y de sus posturas, lo cual es valioso por sí mismo. La argumentación es valiosa por sí misma.
Argumentar falsedades no me parece valioso.
Mira, el insulto lo puede decir alguien con nombre real, o las chorradas, así que por ahí no queda solucionado, más bien lo contrario porque se tendría miedo de decir ciertas cosas.
Pero para empezar tenemos el título, que además puso en el post como si no lo hubieramos visto en el tema. Un título que parece un error de sintaxis "Lo bueno de" ¿de qiuen? ¿de qué, de cuando? Luego habla de Linux, con lo cual resulta un tema caótico, y repetido porque esas cosas ya las ha dicho.

Si puedes ser critico conmigo deberías poder serlo con él en vez de defender cosas que nunca habías visto ni sabes, creo. No es la 1era vez que se queja del anonimato por ejemplo, creo que cansaría a cualquiera leer otra vez lo mismo.
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Re: Lo bueno de.

Mensaje por Albedrío »

La crítica al anonimato no es más que otro argumento ad hominem mezclado con una generalización.

Si hablamos de ideas poco nos importarán de dónde vengan, lo interesante son las ideas. Que unas personas usen pseudónimo para expresarlas, que unas personas se escuden (¿Lo hacen?) en el pseudónimo para incumplir algunas normas de educación, no significa que todas las personas que usamos pseudónimo faltemos al respeto.

Podríamos hablar de lo innecesario y vacuo de la imposición a la exposición pública de la sociedad moderna.

También podríamos hablar de lo importante que es salvaguardar la intimidad en internet.

Pero, sobre todo, podríamos hablar de la libertad que proporciona el pseudónimo, de la libertad relacionada con la seguridad que proporciona. De igual manera que algunas personas se sienten a salvo para incumplir las normas sociales relacionadas con la amabilidad y la buena educación, también te puedes sentir a salvo de expresar libremente tus pensamiento e ideas dentro del respeto a otras personas.

Vivimos en un mundo peligroso y si se pretende hacer filosofía, se expresarán ideas que contradigan la moral convencional. Nada más convencional en esta época que exponerse públicamente. Nada más peligroso que expresar las ideas libremente.

Por último, comentar que en el argumento que reclama firmar los comentarios con el nombre propio hay una estafa: la estafa de proponer que usar el nombre oficial da un plus de legitimidad, la estafa de proponer que ese nombre no es un nombre anónimo (es anónimo para todo aquel que no te conozca físicamente) y la estafa de proponer que ese nombre tiene que ser el nombre real.
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Alexandre Xavier
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Re: Lo bueno de otros filósofos.

Mensaje por Alexandre Xavier »

Tachikomaia escribió:Pero para empezar tenemos el título, que además puso en el post como si no lo hubieramos visto en el tema. Un título que parece un error de sintaxis "Lo bueno de" ¿de qiuen? ¿de qué, de cuando?
Pues mira: tu misma reacción demuestra, para empezar, lo bien claro que está este título; llamativo y conciso, por cierto. Porque tú mismo te preguntas a continuación: ¿lo bueno de quién, de qué, de cuándo? ¡Y eso es lo que pretende indicar y suscitar el título que he dado a este hilo de discusión!
Espero pues de ti, Tachikomaia, y de todos los participantes en este foro, que reconozcáis, en sucesivas entradas del hilo, lo bueno de otros filósofos... especialmente si también participan en Sofos Ágora y estáis en desacuerdo con ellos.
Por cierto: aunque como sabes (y detestas) me caen gordísimos los seudónimos, en este hilo sí que están admitidos los seudónimos. Con el tuyo, o sea Tachikomaia, puedes reconocer aquí los méritos filosóficos de alguien que te caiga muy mal o con el que estés en radical discrepancia.
Última edición por Alexandre Xavier el 24 May 2020, 16:51, editado 1 vez en total.
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Re: Lo bueno de.

Mensaje por Tachikomaia »

"lo bueno de otros filósofos"
Haberlo dicho desde el inicio.
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Re: Lo bueno de otros filósofos.

Mensaje por Alexandre Xavier »

Tachikomaia escribió:"lo bueno de otros filósofos"
Haberlo dicho desde el inicio.
Pues mira: voy a aplicar, precisamente contigo, el eslogan que da título a este hilo, y de este modo voy a matar dos pájaros de un tiro.

- Deja tranquilos a los pajaritos; no se han metido contigo.
- Tienes razón, pero, ¿y si aprovechamos la escopeta de caza para cobrar un par de abogados?
- Tú verás, pero el caso es que las cornudas testas de dos picapleitos (o dos jueces) ya disecadas y colgadas en el salón cinegético de tu palacio lucen, sencillamente, ¡horrorosas! ¿Y el plomo que se desperdicia cazando a estos pajarracos sin plumas, pero con toga y birrete? ¿Has considerado eso?
- Pues llevas razón; mejor los corremos sencillamente a pedradas, y ahorramos munición. Ahora que, aprovechando el eslogan de este hilo, sí que habrá un par de utilidades con Tachikomaia.
- Tú dirás.

Diré. Diré que la razón de este hilo es reconocer lo bueno de otro filósofo con el que nos relacionemos, en vez de descalificarlo a ultranza. Y, aquí, Tachikomaia nos hace una buena sugerencia. Lo bueno de Tachikomaia.
Así que, en primer lugar, reconozco lo ágil, acertado y claro del nuevo título que propone para el foro, o sea Lo bueno de otros filósofos. De este modo ya, en primer lugar, predico con el ejemplo y aplico esta buena intención del hilo al propio Tachikomaia, reconociendo aquí su mérito.
Y así que, en segundo lugar, la sugerencia de Tachikomaia sirve para mejorar la comprensión del título para el hilo, ya a primera vista.
De modo que he cambiado el título del hilo, y a partir de ahora lo leeréis como sigue.

Lo bueno de otros filósofos.
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Re: Lo bueno de otros filósofos.

Mensaje por Alexandre Xavier »

Lo bueno de otros filósofos.
Albedrío escribió:La crítica al anonimato no es más que otro argumento ad hominem mezclado con una generalización.

Si hablamos de ideas poco nos importarán de dónde vengan, lo interesante son las ideas. Que unas personas usen pseudónimo para expresarlas, que unas personas se escuden (¿Lo hacen?) en el pseudónimo para incumplir algunas normas de educación, no significa que todas las personas que usamos pseudónimo faltemos al respeto.

Podríamos hablar de lo innecesario y vacuo de la imposición a la exposición pública de la sociedad moderna.

También podríamos hablar de lo importante que es salvaguardar la intimidad en internet.

Pero, sobre todo, podríamos hablar de la libertad que proporciona el pseudónimo, de la libertad relacionada con la seguridad que proporciona. De igual manera que algunas personas se sienten a salvo para incumplir las normas sociales relacionadas con la amabilidad y la buena educación, también te puedes sentir a salvo de expresar libremente tus pensamiento e ideas dentro del respeto a otras personas.

Vivimos en un mundo peligroso y si se pretende hacer filosofía, se expresarán ideas que contradigan la moral convencional. Nada más convencional en esta época que exponerse públicamente. Nada más peligroso que expresar las ideas libremente.

Por último, comentar que en el argumento que reclama firmar los comentarios con el nombre propio hay una estafa: la estafa de proponer que usar el nombre oficial da un plus de legitimidad, la estafa de proponer que ese nombre no es un nombre anónimo (es anónimo para todo aquel que no te conozca físicamente) y la estafa de proponer que ese nombre tiene que ser el nombre real.

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NON PLUS ULTRA
Voy a comenzar respondiéndote con algo que parece un despropósito: el caso de Krishnamurti. Soy, como especialista en filosofía oriental, estudioso y especialista, en particular, de este gurú y filósofo indio contemporáneo. He realizado una tesina académica aprobada sobre él, tras muchos conflictos universitarios.
Krishamurti (que firmó alguna obra temprana con el seudónimo de Alcyone, sin por ello ocultar que era Krishnamurti su autor) a partir de 1929, cuando rompe con la teosofía y con la organización paraguas que le ha montado la Sociedad Teosófica, o sea cuando rompe con la Orden de la Estrella de Oriente, insiste hasta su muerte en que no tiene ninguna autoridad, que es uno más entre sus oyentes e interlocutores, que el poder de la autoridad corrompe, etcétera.
¿Seguro? Veamos. La Orden de la Estrella de Oriente era, en teoría, una orden para prepar al Vehículo del Instructor del Mundo, o sea el propio Krishhamurti... que, de hecho pasaba de ser un mero Vehículo a ser el propio Instructor del Mundo; como quien dice, el máximo gurú del momento. Cuando Krishamurti pasa de ser un adolescente titulado por la Sociedad Teosófica a ser un adulto con ideas propias, se cansa de su rol como gurú de la Nueva Era, teosófico y ecléctico. De ahí su célebre proclama de 1929, según la cual La verdad es una tierra sin caminos, y nadie puede saber si sois incorruptibles, salvo vosotros mismos.
Pero lo cierto es que su largo ciclo de conferencias por todo el mundo, sus libros, sus diálogos con otros filósofos relevantes, las Enseñanzas (así llamadas por él mismo) que eran el ideario de las escuelas Krishnamurti, etcétera, siempre lo situaban en el papel del gurú frente a los discípulos (ocasionalmente, frente a algún otro gurú).
Krishamurti iba de libertario filosófico individualista, mas de hecho nunca aceptó un debate público con alguien frontalmente opuesto a sus ideas, después de la famosa proclama de anarquismo espiritual con la que disuelve en 1929 la Orden de la Estrella de Oriente.
Yo, que mucho me inspiro en Krishnamurti y ahora mucho también disiento de él, quiero ser sincero de verdad en esto.
El poder de la autoridad corrompe. En el diálogo filosófico no puede haber superiores e inferiores. En esto estoy de acuerdo con Krishnamurti... y con Sócrates (el verdadero Sócrates, el de Atenas, sin seudónimo).
Y, como voy en serio, como no quiero repetir el absurdo del gurú Krishnamurti repitiéndoles a sus discípulos, una y otra vez, que no tenía ninguna autoridad (cuando en tal situación tenía toda la autoridad sobre sus oyentes) me pongo aquí, en el foro internético Sofos Ágora; donde, ahora de verdad y sin truquitos grandilocuentes cercanos a la marrullería de los picapleitos (y eso que Krishamurti, como yo, detestaba a los abogados) no tengo ninguna autoridad, no me vais a rendir pleitesía. ¡Ni la quiero!
O sea: se trata de que, cuando corresponda, me llevéis la contraria y de que encaje esas críticas sin poner una ceja más alta que la otra. Como hoy en tu caso.
Y no sólo eso. Además, debo reconocer sin ambages lo bueno de las críticas que me hagáis. De la crítica que me acabas de hacer. Todo gran filósofo obra así. Desde luego, no pienso recaer en la patética situación del gurú que grita a sus discípulos que no es un gurú y que no tiene autoridad ninguna sobre ellos. Intento, seriamente, tener en cuenta las objeciones que se me hacen.

Comenzaré reafirmando lo que me parece reafirmable de mi oposición al anonimato en filosofía, y luego pasaré a lo bueno de tu reivindicación del anonimato.

Los de derechas tenemos muy mala reputación por lo general, y desde luego en filosofía. Ahora bien, toda derecha respetable y digna de ser tenida en cuenta no disimula ni minimiza la secular opresión de los pobres, de quienes no poseen los medios de producción, por parte de los ricos, por parte de los poseedores de los medios de producción. Soy de una derecha honrada, respetable, creíble, revolucionaria y no mediocremente conformista.
En la derecha revolucionaria sabemos que la tradición es importante, y que sin tradición no hay revolución viable. Por otra parte la tradición tiene que ser evaluada críticamente y, en ciertos casos, abiertamente rechazada. Eso no anula el inmenso fondo válido de la tradición de verdades ya acumuladas en la filosofía.
Dices, en este sentido, que Nada más convencional en esta época que exponerse públicamente. Nada más peligroso que expresar las ideas libremente. Pues, con lo muy corta que es la cita que te acabo de sacar... ya contiene una autocontradicción de cuidado.
Porque si es convencional (o sea, manido, trillado, trivial y repetitivo sin interés) eso de exponerse públicamente y nada hay más peligroso que expresar las ideas libremente... entonces, expresar libremente las propias ideas con nombre auténtico (sin seudónimo) sería, a la vez, convencional y peligroso. ¿En qué quedamos, pues?
Pues en lo de siempre, claro. En lo de la buena derecha, en lo de la derecha revolucionaria.
Que la filosofía es incompatible con la cobardía. Que, en la filosofía, hay que dar la cara. Hoy, ayer... y siempre.
El fondo de tu argumento es el típico argumento de los cobardes. El mundo no se cambia, no se mejora, ocultándose tras un seudónimo y unas pantallas. Salir a la arena social y dar la batalla de las ideas es imprescindible para construir un mundo mejor.
Ya que, si no me equivoco, te inspiras mucho en El Basilisco, recordemos que este filósofo y severo profesor de filosofía era marxista. ¿Y qué hacía Carlitos Marx? ¿Esconderse tras un seudónimo? ¿Evitar la exposición pública para no correr riesgos? Pues si hubiera obrado así, no existiría su obra; los oprimidos, los parias de la tierra, carecerían de una teoría (muy criticable y mejorable, sí, pero un sólido punto de partida) para realizar una praxis liberadora; para realizar esa revolución que tanto anhelamos los comunistas, en la que nada habrá por encima del hombre, y ningún hombre estará por encima de otro hombre.
Más: sí que es cierto, contra tu opinión, que usar el nombre oficial da un plus de legitimidad, y que ese nombre tiene que ser el nombre real.
La demostración es muy fácil, y se da en el ámbito de unos mafiosos a los que, como sabes, combato hasta el final: los jueces, abogados y fiscales.
Estos grandes corruptos, como es bien conocido, continuamente acusan, condenan, encarcelan y ejecutan a inocentes.
Pero, ¿qué pasa cuando hay importantes alzamientos sociales (incluso armados) contra ellos y saben que, condenando a cierto reo inocente cuya causa se ha hecho célebre, pueden salir ellos mismos con los pies togados y embirretados por delante?
Pues que, como en estos casos el reo tiene defensores eficaces y no lo pueden condenar sencillamente sin pruebas.. ahora, sí, tienen que respetar las reglas del proceso acusatorio con garantías procesales de verdad.
En un proceso así, dado que hay cerca del tribunal gente hostil a los jueces, con pancartas de protesta e incluso con metralletas y aviones bombarderos dispuestos a machacar a jueces, abogados y fiscales, ahora estos degenerados con toga tienen que respetar un principio procesal penal de toda la vida, que no me acabo de inventar ahora mismo.
Que el testigo que acusa o declara en contra del reo, tiene que dar su nombre real y tiene que comparecer a cara descubierta en el tribunal. Sabemos que muchas veces, en los tribunales reales, se admiten delaciones anónimas (con el eufemismo de testigos protegidos) pero si eso fuera válido procesalmente, que no lo es, los propios jueces de este caso saldrían con que, aunque hay gente dispuesta a saltarles la tapa de los sesos si condenan al reo, la declaración anónima y a cara tapada contra el reo es válida como prueba ante el tribunal. Sin embargo, si lo hicieran, se declararían oficialmente corruptos, los manifestantes entrarían a saco inmediatamente en el tribunal y pincharían en palos las cabezas cortadas de los jueces, fiscales y abogados acusadores, o acción semejante. Sería su fin; así que, en este caso, sacarán a declarar a los falsos testigos acusadores de la única manera en que su testimonio sería válido: con sus nombres reales, sin seudónimo alguno, y sin máscara o antifaz que tape sus rostros; a cara descubierta.
Y, como el acusado, realmente, es inocente, en esas condiciones los falsos testigos de la acusación (como testigos protegidos anónimos sí que perjurarían contra el acusado inocente) dirán, naturalmente, la verdad: que nunca vieron al reo cometer el delito que falsamente se le imputa. Y el acusado será inmediatamente absuelto, como debe ser.
En resumen: en norma procesal limpia y justa, usar el nombre oficial da un plus de legitimidad, ese nombre no es un nombre anónimo porque cualquiera, incluso inesperadamente, puede reconocer físicamente al testigo, y ese nombre tiene que ser el nombre real, expuesto además a cara descubierta, sin artificios que deformen el timbre de voz reconocible que posee el testigo al hablar o que impidan su identificación facial; ese nombre oficial real es, hablando estrictamente, el único nombre legítimo para el testigo al declarar en un proceso penal.

En este sentido, no hay más preguntas, señoría.

Hasta aquí te he criticado acremente, incluso hasta el punto de ponerte a caer de un burro, aunque sin ataques personales. Ahora llega el momento de reconocer lo bueno de tu argumentación a favor del anonimato.

No todo en la vida es la filosofía o la declaración en un proceso penal, dos casos en que la verdad tiene que ser plena y sin medias tintas; no se puede condenar a un inocente, y no se puede ocultar la relación entre lo que se dice y lo que se hace; por eso el carácter de libertino sexual y de millonario explotador que exhibía Séneca, pone en entredicho su larga prédica a favor de la castidad y del desprendimiento de los bienes de este mundo para dedicarse a la filosofía. La filosofía implica existencialmente al filósofo mismo; no puede ser de otra manera.
Y, como hay otras situaciones en la vida, en esas situaciones sí que tiene mucha cabida justificable el seudónimo.
No necesito ir muy lejos, pues en este mismo foro tenemos un ejemplo de aplicación: Cell.
La filosofía antisemita (antijudía o antisionista, dicho con más precisión, pues también los árabes son semitas) y nazi de Cell es, directamente, delito en muchos Estados, empezando por España, país desde el que escribo estas líneas.
Si Cell quiere ser un filósofo de verdad, tiene que dar la cara y salir del armario en este mismo foro, no sexualmente, porque de sodomita nada tiene, sino identitariamente: tiene que dar su identidad, decir cómo se llama de verdad.
Y entonces le lloverán denuncias y querellas. Acabará pronto en la cárcel, ya que con un pretexto u otro los abogados sionistas han tipificado en la ley y la jurisprudencia el delito de pensamiento, según el cual profesar la ideología o filosofía del nacionalsocialismo es delito, y lo mismo con el racismo o el fascismo; o con el talibanismo. Pedro Varela es un caso clásico en España, juzgado, condenado y encarcelado sin haber cometido otro delito que ser nazi.
El heroísmo es éticamente muy recomendable, pero nunca exigible. Si Cell no da la cara, si no publica su nombre de verdad, sus ideas tendrán mucho menos valor que si sale del armario... mas, en cambio, preservará su libertad. Incluso su vida. Porque hay nazis o antijudíos asesinados en la cárcel por sionistas, y nada impide que, si Cell da su nombre real, desdichadamente muera así.
Así que yo, con toda mi hostilidad contra los seudónimos, reconozco el derecho de Cell a ocultarse tras un seudónimo.
Está claro que no admito en ningún caso el delito de pensamiento o delito de opinión. También está claro que soy un sionista acérrimo.
En el caso de Cell (y en muchos otros casos) se ve bien, como dices, lo importante que es salvaguardar la intimidad en internet.
Igualmente, el caso de Cell abunda en otra alegación válida que haces: podríamos hablar de la libertad que proporciona el pseudónimo, de la libertad relacionada con la seguridad que proporciona. En efecto, si Cell puede exponer aquí sus ideas, eso se debe, para empezar, a que lo hace bajo seudónimo (si no, ya estaría perseguido, preso o muerto) y sin olvidar que los liberales y libertarios de este foro siempre hemos defendido su derecho a opinar, por mucho que estemos en desacuerdo con sus ideas o por mucho que nos repugnen sus ideas.

Terminaré mi admisión de lo bueno en tus alegaciones pro anonimato con un caso límite; el mío concretamente; un caso que podría interpretarse en contra del anonimato internético bajo seudónimo... o a favor.

Dentro y fuera del mundo internético, mi hostilidad contra los jueces, fiscales, abogados y demás profesionales de la justicia es manifiesta y sistemática. Propongo, sin disimulo alguno, exterminarlos en masa y, luego, tomar contundentes medidas políticas que impidan que un inocente tiemble ante falsas acusaciones y falsos procesos contra él. Os podéis imaginar ya que eso implica la abolición total de la prisión preventiva, la elección popular democrática periódica de todos los jueces y fiscales, la responsabilidad civil (pecuniaria) personal de todo juez que, por chapuza o delito deliberado, haya condenado a un inocente, la imposibilidad de que los jueces profesionales, fiscales y abogados se juzguen, absuelvan y encubran entre sí (jurado popular puro en todos los niveles para estos casos) naturalmente también la abolición de la pena de muerte, de mutilación o de tortura, la eliminación de los testigos protegidos (testigos anónimos) y del principio de superior veracidad policial o del declarante con cargo de autoridad, la eliminación de la obligatoriedad de ir con abogado y procurador a los juicios, incluso para acusar a un criminal togado, y la radical reducción, clarificación y racionalización de las leyes penales, quitando el tristemente célebre artículo pi. El artículo π o pi, el artículo 3'1416, alude sarcásticamente (ya en las propias revistas de abogados, por cierto) a todo artículo o apartado legal de formulación abstrusa, larguísima e irracional como el propio número pi, imposible de determinar con exactitud y que, por tanto, da carta blanca a cualquier juez que lo tenga en la mano de aplicarlo como un comodín; como le dé la gana; porque tal artículo faculta para dar una sentencia y también la sentencia opuesta. Con el artículo pi, podemos volarle la cabeza a tiros a un juez que, aplicándolo, condene a un inocente; pero, mientras no sea abolido ese artículo, mil cuervos con toga y birrete se disputarán la plaza del caído magistrado corrupto para volver a aplicar el artículo π, 3'1416. El terrorismo no es la solución contra el terror judicial.
Reconozco que, en mi ejemplo anterior, he injuriado a los cuervos; pues, al revés que los abogados, tienen ética; así que les pido disculpas.
Las leyes penales deben ser muy pocas, muy cortas y clarísimas. Esencialmente, tienen que oponerse al asesinato, la agresión física grave, la tortura, el secuestro, el tráfico de drogas duras y de armas de guerra, el robo descarado (especialmente con amenazas) y, sobre todo, al abuso de poder desde las instituciones. Lo demás es artículo pi; y, por tanto, sobra del Código Penal. El que no mata, ni roba, ni vende veneno o armas para matar personas, ni abusa del poder político que maneje, tiene que estar totalmente tranquilo tras semejante, y muy necesaria, poda de las leyes.

En el mundo filosófico de habla castellana, soy uno de los que más rotundamente cargan contra el Derecho y sus torvos representantes togados. Y mi estilo es muy reconocible.
Entonces, ¿qué tal si me pongo a usar seudónimo? Por un lado, me abriría algunos ámbitos donde mi solo nombre, comprensiblemente, ya veta mi entrada. Sin embargo, dada la cantidad de material que tengo publicado, electrónicamente o en papel impreso, o de viva voz, contra los malandrines de la injusticia a la que torticeramente llaman justicia... cualquier editor o periodista tendría muy fácil, tan fácil como usar un software para reconocimiento de estilo, detectar al autor de las virulentas soflamas contra los magistrados, picapleitos, procuradores, registradores de la propiedad y notarios. O sea, yo: Alexandre Xavier Casanova Domingo.
¿Qué te parece, Albedrío? ¿Debería usar un seudónimo en estos casos? O, quizás más certeramente: ¿me serviría de algo usar un seudónimo en estos casos?
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.
Albedrío
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Re: Lo bueno de otros filósofos.

Mensaje por Albedrío »

Mucha paja para no hablar más que de ti mismo, que parece lo que te importa más allá de ninguna idea. Si te vetan en algún sitio no es por tus "peligrosas ideas", es por la falta de interés de lo que cuentas, que es tu vida y milagros.

Por otro lado, piensas que cuando hablo de ideas peligrosas me refiero a opiniones perseguidas como delitos. Esas opiniones no dejan de ser convencionales, tanto que hasta tienen una respuesta social convenida y reflejada en códigos añosos.

Arremeter contra figuras superyoicas es, actualmente, lo que hace todo el mundo. Es una conversación de ascensor intrascendente.
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