Sí que lo aseguro.
La filosofía (el conocimiento) se basa en dos parámetros: el de la experiencia de la naturaleza (filosofía natural o ciencia) y el del razonamiento (ontología, metafísica); fuera de ahí hay fe en entelequias inconcebibles, inimaginables, impensables, ni ficciones, ni falsedades, es decir, hay fe en una nada, porque en esa fe no hay nada que negar, ni siquiera son ficciones o falsedades, es que no hay ningún relato (relación, concepto, idea, teoría, experiencia, argumento, literatura, ficción, falsedad) que negar, no hay nada que negar.
Si una exposición partiera de reconocer que su exposición parte desde la irracionalidad, pues no se tiene nada que negar ni debatir, porque la premisa o partida desde la que se parte ya reconoce su misma falta de diálogo, conocimiento, razonamiento, experiencia.
Lo que se demuestra, yo no demuestra nada, los argumentos son independientes de las personas (los teoremas matemáticos son lo que son independientemente de las personas), es que todo argumento, relación, relato, concepto, ya sea propio de la naturaleza, ya sea ficción, ya sea propio de un supuesto sobrenatural, etcétera: o es una relación necesaria o es una relación aleatoria.
El argumento es que sí las razones o causas (mecanismos racionales, espirituales, conscientes, como naturales, como los que sean) no son suficiente para diferenciar un comportamiento de otro, entonces hay un azar entre elegir un comportamiento u otro (como crear por ejemplo), ya que no hay una razón o razones que diferencien un comportamiento del otro, (a lo sumo hace más elegible uno de ellos, pero no lo suficiente para no elegirlo); si hubiera razones para diferenciarlo entonces esas razones determinarían o harían necesario un comportamiento sobre el otro (u otros). Las razones que no determinan o no hacen necesario un comportamiento, pueden ser razones que limiten los posibles comportamientos, como que hagan unos comportamientos más probables que otros, pero al no haber una razón o razones que los diferencie suficientemente se deja al azar (o la ignorancia) el elegir un comportamiento u otro.
Esto implica que todo ser es intrascendente, y que todo intento de transcendencia cae irremediablemente en una incoherencia, de hecho la palabra trascendencia ya está indicando aquí una incoherencia. De hecho si somos coherentes la diferencia entre trascendencia e intrascendencia sólo tendría un sentido inmanente o propiamente intrascendente dentro de una realidad limitada a que toda relación o es necesaria o es aleatoria. Lo mismo pasa con las palabras libertad o libre albedrío o X, que solo señalan conceptos cuando entran dentro de que toda relación o es necesaria o es aleatoria. Fuera de ahí no señalan ningún concepto, sólo incoherencias del lenguaje que como tal no señalan a nada, y por lo tanto no hay nada que negar.
Los juicios sintéticos se juzgan por su adecuación o por su inadecuación al mundo que se describe le son propios: si yo digo que
Supermán es ficción tengo un juicio sintético adecuado, y por lo tanto es cierto.
Pero cuando se juzga analíticamente se piden juicios coherentes, da igual si son ficción, si son naturaleza, si son teorías, sin son relatos especulativos, si son relativos a lo sobrenatural, si son literaturas, incluso no se juzgan si son adecuados o no adecuados (es decir, sin son falsos o verdaderos respecto a aquel mundo en donde se quieran colocar o clasificar), se juzga si son coherentes y están diciendo un relato o relación, un argumento, una idea, un concepto o concepción, si son concebibles, imaginables, etcétera, o si son incoherentes y no señalan a nada y por lo tanto no hay nada que negar.
Si la realidad fuera incoherente, que lo puede ser, entonces tampoco tendría mucho sentido dialogar, ni conocer, y todo valdría lo mismo.
Dosyogoro2 escribió:Lo que he expresado es que de existir dios, lo espiritual, lo divino, significaría que sus mecanismos dentro de su relato o relación no serían en ningún caso transcendentales, sino que serían igual de intranscendentales que suponer que el mecanismo de la naturaleza es el fundamento de todo. Imaginar que existe dios no nos hace más especiales o mejores, o no le da mayor sentido a la vida, ni a la existencia: porque toda relación o es necesaria o es aleatoria. Con el concepto dios, dentro de un relato coherente, sigue dándose exactamente la misma intrascendencia o la misma insoportable levedad del ser, porque el relato de dios no cambia nada. De hecho la palabra dios para algunos significa nada más el control que tiene la naturaleza sobre el relato o relación en el que estamos imbuidos, tal que usan la palabra dios como sinónimo de naturaleza y como metáfora de que al ser parte de ella todo nuestro comportamiento es parte de o su relación (relato) necesaria o aleatoria, tal que es intrascendente.
Realmente no existe el concepto de trascendente, uso la palabra para señalar que con ella se intenta llegar a una incoherencia, que como tal precisamente lo que señala es que no hay nada que negar, nada que imaginar, nada que pensar, nada que sea falso, nada que sea ficción, nada que sea erróneo, simplemente es una incoherencia del lenguaje que como tal no señala nada y por lo tanto no hay nada que negar.
dosyogoro escribió:El problema es que las decisiones que no son tomadas por razones o causas que determinen un comportamiento, significa que son tomadas al azar o aleatoriedad.
Esto está demostrado: o las razones determinan un comportamiento (siendo las razones otro comportamiento), o sino las razones delimitan el campo potencial de posibles comportamientos sobre razones no determinantes, pero sí limitantes, de las cuales sale un comportamiento al azar, es decir, el comportamiento no tiene una razón que las diferencie suficientemente de los otros comportamientos (por eso no está determinado el comportamiento) y por lo tanto hay una relación aleatoria o azarosa en su comportamiento, aún hubiera razones tendenciosas que hicieran más probable un comportamiento sobre otro, estas razones al no determinar, es decir, al no ser suficientemente diferenciadoras, dejarían al azar ese comportamiento entre los otros posibles.
Por lo tanto toda expresión de libre albedrío acaba siempre señalando un concepto que entre en estas dos propiedades de determinación o aleatoriedad. Toda relación o es necesaria o es aleatoria. El problema es cuando se usa esta expresión (libertad, libre albedrío o X) para intentar señalar una incoherencia o falta de concepto, lo cual es inimaginable, impensable, inconcebible, lo cual no vale ni como ficción, ni posibilidad, porque esa incoherencia señala precisamente que no hay nada que negar: cuando se intenta señalar a esta incoherencia no hay nada que negar, solo se expone una incoherencia, que no señala nada, ningún significado, ni ficción, ni imaginación, ni pensamiento, ni idea, ni experiencia, ni concepto, ni nada; no hay nada que negar.
Este argumento es el que demuestra que todo comportamiento llamado espiritual, divino, consciente, es en el fondo igual de intrascendente que todo comportamiento achacado al mecanismo de la naturaleza empírica: no mejora nada, no hay nada más especial, ni trascendente en ello.
Reitero, fuera de esta relación, no se puede describir nada, ya que toda palabra que intenté señalar lo que hubiera fuera cae necesariamente en una incoherencia, que como tal no describe nada que negar, no hay nada que imaginar, nada que pensar, nada que experimentar, nada que idear, nada que sea ni ficción, ni falsedad.
Las palabras no hacen conceptos, las palabras señalan conceptos (experiencias, relatos, argumentos, relaciones, ideas, imaginaciones, ficciones, teorías, referencias, discernimientos, diferencias, etcétera), todo concepto, se llame como se llame, es necesario que caiga en los límites que significa que toda relación o es necesaria o es aleatoria.
Las razones o causas (o comportamientos) que no hacen necesario un comportamiento, implican que no diferencian suficientemente un comportamiento de otro, tal que es esa falta de razón o causa o comportamiento diferenciadora lo que hace que se dé o un comportamiento o el otro sin razón que los diferencie.
De existir esas razones o causas o comportamientos que los diferenciara, harían determinado o necesario un comportamiento sobre el otro
Por cierto lo que expone
Margii no es nada relacionado con la filosofía natural o ciencia, sino meras especulaciones que además no pueden catalogarse de ciencia porque apelan a conceptos que no se pueden probar o comprobar desde pruebas que infieran su existencia desde un plano científico o desde el estudio de la naturaleza o lo empírico. Cada cual que quiera creer lo que quiera creer dentro de diferentes especulaciones, esto sigue sin cambiar que toda relación o es necesaria o es aleatoria. Para más me remito a mis exposiciones, apuntalando que no se pueden caer en falacias de autoridad, ni en falacias personales, ni en falacias de paja: los argumentos son los que son y se replican desde los mismos argumentos.
Hay exposiciones y pensamientos discursos del lenguaje que son incoherentes, y nunca saldrán de la incoherencia porque son incoherentes, lo que puede cambiar es que se cataloguen correctamente como incoherentes.