solipsista escribió:socrates escribió:1. Las condiciones en las cuales nos hallamos actualmente son el resultado de nuestros anteriores pensamientos.
Para empezar, yo pongo en duda esta afirmación. Admito que nuestros pensamientos
influyen en cómo nos va en la vida...
Creo que de eso trata el versículo (aforismo o como se llame).
pero ¿la determinan totalmente?
Es una buena objeción.
Por ejemplo, la persona que sufre un accidente automovilístico y queda discapacitada, ¿le ocurrió esto por sus pensamientos?
Peor aún, en ese auto había una criatura de 4 años y fallece a causa de dicho accidente. No cabe la opción de que el niño muera a causa de sus pensamientos.
Por lo que una lectura literal, respecto de fenómenos físicos (como el accidente) que no responden necesariamente a decisiones voluntarias, no es aplicable.
Dice el versículo:
1. Las condiciones en las cuales nos hallamos actualmente son el resultado de nuestros anteriores pensamientos. Si una persona habla o actúa motivada por un mal pensamiento, el dolor irá tras ella, como la rueda del carro tras la pezuña del buey que
lo arrastra.
Personalmente concibo varios niveles interpretativos, o vinculado a diferentes ámbitos.
Los llamaría nivel social, psicológico, "acumulativa-orientativa" (no sé como llamar a este nivel) y finalmente desde una "metafísica budista" (basada en creencias indemostrables).
En el nivel social considero que el aforismo puede interpretarse de la siguiente forma. Si una persona es noble y honesta en todos sus vínculos (laborales, personales, etc.), si es generoso con familiares y amigos, etc. Suponemos que a la larga va a recibir algo de todo eso que brinda. En cambio una persona avara, egoísta y malhumorada, quizás a la larga coseche frutos que correspondan a lo "sembrado".
También se podría incluir un nivel moral. Si la persona hace el bien y mantiene pensamientos elevados y nobles. A la larga sentirá un tipo de satisfacción interior superior (aún cuando muchas veces hacer el bien implique alguna renuncia para el ego).
En el nivel psicológico emocional lo interpretaría así. Una persona que se ocupa en su mente de pensamientos de preocupaciones, ira, rencor, envidia, etc. cosechará un estado de ánimo negativo (sufrimiento o mal estar emocional). Por otro lado una persona que procura cultivar pensamientos positivos (perdón, bondad, etc.), o bien enfocar su mente en cuestiones constructivas (alguna pasión o tarea que le entusiasme), cosechará el fruto de estados de ánimo más positivos, armoniosos y saludables.
El nivel "acumulativo-orientativo" tiene que ver con lo siguiente. Existe la ley del hábito y las tendencias. Si una persona alimenta determinado tipo de pensamientos, finalmente se genera una tendencia. Si una persona nutre su imaginación en forma reiterada con ideas de realizar un robo o bien una bella obra de arte, es posible que ello se convierta en acto. Si el acto se repite se convierte en hábito o incluso (si se hace mucho) puede terminar formando parte del carácter (carácter significa "impresión"). Es decir, los pensamientos pueden convertirse en actos, y los actos reiterados e tendencias.
Personas que alimentan pensamientos malvados o perniciosos se pueden convertir en tendencias perniciosas. Ello lleva tarde o temprano individuo a determinadas situaciones, compañías, contextos, a ir tomando ciertos caminos y decisiones que serán indeseables. Por ello dije "acumulativo-orientativo". Y no sólo hay una acumulación (repetición) sino también una cuestión cualitativa (importa el tipo de pensamientos que tenga). Todo ello finalmente podrá conducir a resultados.
Finalmente incorporaré lo que podría ser la metafísica budista. Aquí sí se apela a elementos no comprobados o creencias. Se podrá desechar (actitud atea), abstenerse de sacar conclusiones (excepticismo agnóstico) o bien creer (de acuerdo a la fe e intuición personales u otras causas subjetivas). Pero creo que será interesante al menos mencionarlo.
En la metafísica budista se cree en la "ley del karma". Cada persona cosecharía buenos frutos de sus acciones nobles y malos frutos de sus acciones perversas. Esto se complementa con otro postulado que es el de la reencarnación. Entonces algunas de las tragedias u oportunidades de esta vida serían fruto no únicamente de actos buenos o malos del pasado de esta vida, sino que también podrían ser frutos de actos de vidas anteriores.
El caso del accidente entonces sí entraría dentro de este marco. En este sentido todo fenómeno desgraciado (o afortunado) tendría causas "kármicas" (de acuerdo a "leyes morales espirituales y universales"), es decir, sería efecto de actos contrarios (o bien acordes) a "las leyes éticas del bien universal" en la vida presente o una pretérita.
Se supone que a partir de tales experiencias (desgraciadas), a veces limitativas, el individuo aprende lecciones éticas y de sensibilidad (como compasión hacia los demás, etc. etc.).
Los instructores de tales enseñanzas dicen que se puede aprender por el rigor del karma (cosechando los efectos de los propios actos), metafóricamente ser quemados con fuego para aprender que quema, o bien a través de la sabiduría (seguir las enseñanzas sobre el recto y noble comportamiento).