Manipulación psicológica
Publicado: 23 Abr 2017, 16:10
Formas de dominación psicológica
Dentro de las formas de dominación psicológica podemos separar dos tipos: el autoritarismo y la manipulación.
El autoritarismo es una forma de dominación directa mediante la imposición, la fuerza de carácter, e incluso la fuerza física (violencia). En ámbitos político-sociales esto es una tiranía.
El otro tipo de dominación es menos visible a simple vista, no se impone mediante la fuerza. En este grupo están todas las estrategias de manipulación.
La manipulación se define como un conjunto de técnicas de persuasión que utiliza una persona para influir en los pensamientos y el comportamiento de otro (u otros), con el objeto de beneficiarse personalmente (a costa de aquél o aquellos).
El manipulador generalmente es un experto en su arte, utilizará lenguaje, gestos, apelará a las emociones del tercero, etc. desplegando todo un repertorio en su estratagema psicológica, y con la mayor pericia. Se debe de estar muy atentos y lúcidos para no caer en su juego. Además de tener un conocimiento cabal de la situación y la dinámica en cuestión.
Presentaremos ahora diversas técnicas de manipulación. Se aclara que un manipulador puede combinar varias de ellas.
Opinión personal: el manipulador no necesariamente sea una “mala persona”. Habrá casos en que se manipula consciente y mezquinamente. Pero habrá otros, pienso yo, en que el manipulador lo hará un tanto mecánicamente (inconscientemente), dado que aprendió tales estrategias como un mecanismo de adaptación (inadecuada) para atender a sus necesidades. Si tal mecanismo le dio resultados (eficaz) persistirá con el mismo.
Claramente el manipulador no tiene madurez, ni tiene un estándar moral elevado en su praxis, de lo contrario se elevaría por encima de tal mezquina e inadecuada conducta. Buscaría la libertad, independencia y dignidad para sí mismo y para sus seres queridos, en lugar de incurrir en la dinámica de dominantes y dominados.
Estrategias:
1- El débil o “pobrecito”. La persona se muestra “minusválida” (moral, emocional, económica, físicamente, etc.) con el fin de despertar conmiseración en el otro. Dicho de otra forma juega el papel de víctima buscando quien juegue el rol del salvador*. De esta forma logra beneficios de ella.
2- La culpabilidad. Generalmente esta estrategia viene después de la nro1 si la misma fracasa. Esta es muy poderosa. Si el manipulador al ponerse en víctima no consigue su propósito, jugará al ofendido. Acusando a la otra persona de no tener humanidad, ni amor, etc. Este es un punto más débil. La persona morderá el anzuelo de la culpa, y terminará cediendo a las exigencias del manipulador.
3- La adulación. Otra estrategia clásica es la adulación. La persona manipuladora llena de elogios a un tercero (digamos para “comprarlo”, para “tenerlo”, atraparlo). Si este no tiene una autoestima firme, podrá ser susceptible de tales elogios y quedar inconscientemente ligado (a querer seguir recibiéndolos del adulador). Luego el adulador, como buen manipulador, pedirá favores o hasta tendrá exigencias.
El manipulador no da puntada sin hilo, todo el propósito de la adulación era bajar la guardia del otro para pedirle o exigirle algo.
4- Regalos. Es similar al anterior. Una persona ofrece regalos materiales. El que recibe tales regalos queda como “en deuda”. El “regalador” sabe esto y utiliza esta circunstancia para utilizar al otro a su favor. Este último, a fin de corresponder a la “pseudo-generosidad” de aquél, se somete.
5- Dinero. Una de las formas más comunes de dominación. La persona que tiene dinero podrá manipular a otra que está en necesidad y depende de ella. No hacen falta ejemplos.
6- La cortina de humo. Una persona manipuladora en ocasiones podrá armar todo un circo (con más ficción que realidad). Tal melodrama es creado para llamar la atención y causar un impacto, a fin de lograr un propósito (el deseo o voluntad del manipulador).
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*Un análisis breve respecto de la psicología del “salvador”. No siempre que una persona ayuda a otra responde a un amor sano, fuerte, nutritivo y auténtico.
Las personas con carencia afectiva, de autoestima y de realización personal buscan diferentes estrategias para resolver tal vacío. Algunas podrán seguir un camino de superación personal y otras podrán quedar estancadas en mecanismos inadecuados.
Uno de ellos es desarrollar “la necesidad de ser necesitados”. Tales personas se vuelven salvadores. Se vuelven serviciales, “generosos” por demás, como se dice “aman demasiado”, pues en el fondo buscan reconocimiento con ello. No aman desde la fortaleza (y riqueza) sino desde la debilidad y la pobreza. Su amor excesivo es una forma de “pedir amor y reconocimiento”. El amor y reconocimiento que no tuvieron y mendigan de tal forma. Dan para recibir amor. Su “generosidad” es su forma de pedir.
El problema es que caen en un círculo vicioso enrolándose con su complemento perfecto: la víctima. Y la víctima no tendrá la capacidad de brindar el amor nutritivo que el salvador realmente necesita. Finalmente el salvador terminará “desnutrido”, pues la víctima (técnica de manipulación nro1) en lugar de brindarle la confianza, la fuerza, el amor verdadero y nutritivo que necesita para desarrollarse, lo utilizará para sus fines, cual un vampiro (que chupa toda su energía).
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El verdadero bien que necesita un manipulador.
Desde la subjetividad del manipulador, este interpretará que una “persona es buena” cuando se somete a su juego. Y que una persona es “mala” cuando no lo hace.
La verdad es al revés. La persona que entra en su juego no lo ayuda a progresar, por lo tanto le hace un mal.
Y por otro lado, la persona que no se somete a su juego, le permite mediante tal límite, a que se enfrente consigo mismo, y busque otros recursos más sanos de resolución, lo que conducirá a su evolución personal. En el fondo la persona que cede a tal juego “subestima” el potencial y la capacidad de realización (y auto-superación) de tal persona, creyendo que “no puede” (el caso de la víctima).
Quien le dice “no” puede estar mostrándole que confía en su capacidad y su potencial. Lo deja para que enfrente su propio desafío y así se desarrolle, progrese y se fortalezca. La confianza crece con las "batallas ganadas y superadas". Quien no "pelea batallas" (enfrenta situaciones) no puede crecer. Si sostenemos a alguien en el lugar del débil, nunca le permitiremos crecer.
Dentro de las formas de dominación psicológica podemos separar dos tipos: el autoritarismo y la manipulación.
El autoritarismo es una forma de dominación directa mediante la imposición, la fuerza de carácter, e incluso la fuerza física (violencia). En ámbitos político-sociales esto es una tiranía.
El otro tipo de dominación es menos visible a simple vista, no se impone mediante la fuerza. En este grupo están todas las estrategias de manipulación.
La manipulación se define como un conjunto de técnicas de persuasión que utiliza una persona para influir en los pensamientos y el comportamiento de otro (u otros), con el objeto de beneficiarse personalmente (a costa de aquél o aquellos).
El manipulador generalmente es un experto en su arte, utilizará lenguaje, gestos, apelará a las emociones del tercero, etc. desplegando todo un repertorio en su estratagema psicológica, y con la mayor pericia. Se debe de estar muy atentos y lúcidos para no caer en su juego. Además de tener un conocimiento cabal de la situación y la dinámica en cuestión.
Presentaremos ahora diversas técnicas de manipulación. Se aclara que un manipulador puede combinar varias de ellas.
Opinión personal: el manipulador no necesariamente sea una “mala persona”. Habrá casos en que se manipula consciente y mezquinamente. Pero habrá otros, pienso yo, en que el manipulador lo hará un tanto mecánicamente (inconscientemente), dado que aprendió tales estrategias como un mecanismo de adaptación (inadecuada) para atender a sus necesidades. Si tal mecanismo le dio resultados (eficaz) persistirá con el mismo.
Claramente el manipulador no tiene madurez, ni tiene un estándar moral elevado en su praxis, de lo contrario se elevaría por encima de tal mezquina e inadecuada conducta. Buscaría la libertad, independencia y dignidad para sí mismo y para sus seres queridos, en lugar de incurrir en la dinámica de dominantes y dominados.
Estrategias:
1- El débil o “pobrecito”. La persona se muestra “minusválida” (moral, emocional, económica, físicamente, etc.) con el fin de despertar conmiseración en el otro. Dicho de otra forma juega el papel de víctima buscando quien juegue el rol del salvador*. De esta forma logra beneficios de ella.
2- La culpabilidad. Generalmente esta estrategia viene después de la nro1 si la misma fracasa. Esta es muy poderosa. Si el manipulador al ponerse en víctima no consigue su propósito, jugará al ofendido. Acusando a la otra persona de no tener humanidad, ni amor, etc. Este es un punto más débil. La persona morderá el anzuelo de la culpa, y terminará cediendo a las exigencias del manipulador.
3- La adulación. Otra estrategia clásica es la adulación. La persona manipuladora llena de elogios a un tercero (digamos para “comprarlo”, para “tenerlo”, atraparlo). Si este no tiene una autoestima firme, podrá ser susceptible de tales elogios y quedar inconscientemente ligado (a querer seguir recibiéndolos del adulador). Luego el adulador, como buen manipulador, pedirá favores o hasta tendrá exigencias.
El manipulador no da puntada sin hilo, todo el propósito de la adulación era bajar la guardia del otro para pedirle o exigirle algo.
4- Regalos. Es similar al anterior. Una persona ofrece regalos materiales. El que recibe tales regalos queda como “en deuda”. El “regalador” sabe esto y utiliza esta circunstancia para utilizar al otro a su favor. Este último, a fin de corresponder a la “pseudo-generosidad” de aquél, se somete.
5- Dinero. Una de las formas más comunes de dominación. La persona que tiene dinero podrá manipular a otra que está en necesidad y depende de ella. No hacen falta ejemplos.
6- La cortina de humo. Una persona manipuladora en ocasiones podrá armar todo un circo (con más ficción que realidad). Tal melodrama es creado para llamar la atención y causar un impacto, a fin de lograr un propósito (el deseo o voluntad del manipulador).
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*Un análisis breve respecto de la psicología del “salvador”. No siempre que una persona ayuda a otra responde a un amor sano, fuerte, nutritivo y auténtico.
Las personas con carencia afectiva, de autoestima y de realización personal buscan diferentes estrategias para resolver tal vacío. Algunas podrán seguir un camino de superación personal y otras podrán quedar estancadas en mecanismos inadecuados.
Uno de ellos es desarrollar “la necesidad de ser necesitados”. Tales personas se vuelven salvadores. Se vuelven serviciales, “generosos” por demás, como se dice “aman demasiado”, pues en el fondo buscan reconocimiento con ello. No aman desde la fortaleza (y riqueza) sino desde la debilidad y la pobreza. Su amor excesivo es una forma de “pedir amor y reconocimiento”. El amor y reconocimiento que no tuvieron y mendigan de tal forma. Dan para recibir amor. Su “generosidad” es su forma de pedir.
El problema es que caen en un círculo vicioso enrolándose con su complemento perfecto: la víctima. Y la víctima no tendrá la capacidad de brindar el amor nutritivo que el salvador realmente necesita. Finalmente el salvador terminará “desnutrido”, pues la víctima (técnica de manipulación nro1) en lugar de brindarle la confianza, la fuerza, el amor verdadero y nutritivo que necesita para desarrollarse, lo utilizará para sus fines, cual un vampiro (que chupa toda su energía).
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El verdadero bien que necesita un manipulador.
Desde la subjetividad del manipulador, este interpretará que una “persona es buena” cuando se somete a su juego. Y que una persona es “mala” cuando no lo hace.
La verdad es al revés. La persona que entra en su juego no lo ayuda a progresar, por lo tanto le hace un mal.
Y por otro lado, la persona que no se somete a su juego, le permite mediante tal límite, a que se enfrente consigo mismo, y busque otros recursos más sanos de resolución, lo que conducirá a su evolución personal. En el fondo la persona que cede a tal juego “subestima” el potencial y la capacidad de realización (y auto-superación) de tal persona, creyendo que “no puede” (el caso de la víctima).
Quien le dice “no” puede estar mostrándole que confía en su capacidad y su potencial. Lo deja para que enfrente su propio desafío y así se desarrolle, progrese y se fortalezca. La confianza crece con las "batallas ganadas y superadas". Quien no "pelea batallas" (enfrenta situaciones) no puede crecer. Si sostenemos a alguien en el lugar del débil, nunca le permitiremos crecer.