Gaav escribió: Muy concreto, responde lo remarcado que es lo central:
1.- Dije lo que dije porque aquí hay quienes hablan de combatir las injusticias y liberar al mundo, cuando, lo concreto es que estamos en un foro. Y lo máximo que se puede lograr en un foro es intercambiar ideas.
Si quieren cambiar el mundo, abran la ventana y observen su alrededor. Luego vean qué problemas concretos tienen en su propio paisaje y plantéense soluciones materiales.
El foro es para debatir, no para cambiar el mundo.
2.- Plantear mudar el alojamiento del foro a sitios como Líbano, Irán o Estados Unidos no tiene sentido alguno. Ni para la opción censuradora ni para la opción libretontista.
De partida ninguno de esos países tiene más libertad que la ya existente.
Si no está penado el nazismo, sí que lo están otras manifestaciones políticas.
Seamos serios con las "soluciones".
3.- Lamentablemente tu posición con respecto a los insultos es tan coherente en tu propio sistema de ideas, como ilusoria. Sobre todo por el "todo".
Tú mismo has censurado (o te has mostrado a favor) los comentarios de un usuario nuevo llamado FANTOCHE.
Es que cuando ustedes hablan de aceptar la LDE (sin entenderla, realmente) lo que hacen es luego, actuar bajo sus propios criterios demostrando que la misma es una construcción fantasmagórica.
Uno ha dicho por aquí que "los insultos graves" deben ser sancionados (y curiosamente está a favor de llamar lacra a los judíos), otro dice que se deben combatir con los argumentos o que se deben tolerar en su totalidad pero encerrados en un espacio.
Siempre terminan demostrando que la LDE vuestra, en términos prácticos no existe.
Ya sea porque uno se pone pesado o sobrepasa "un límite", queda expuesto el oxímoron de esta.
4.- OK.
Intentaré responderte de un modo sintético y que no eluda los aspectos conflictivos.
Lo que llamamos
libertad de expresión, históricamente ha adquirido unos perfiles un tanto borrosos pero clarísimos en su aspecto general.
La libertad de expresión es el derecho a discrepar sin sufrir por ello castigos en un tema polémico que se está tratando. Un ejemplo típico es el del acusado inocente que, condenado por un juez prevaricador, acusa a ese juez prevaricador de haberlo condenado sin pruebas y ser, por tanto, un corrupto. Lo típico, antes de reconocerse la libertad de expresión y el derecho a ella, es que se mantenía la pena principal y,
además, al reo inocente lo condenaban a una seguna pena por desacato e injurias. Sigue haciéndose, claro, pero no siempre, sobre todo cuando el desdichado inocente condenado se organiza en movimientos revolucionarios antitogas.
El ejemplo anterior, además, demuestra que no existe la presunta frontera infranqueable que trazas entre intercambiar ideas y mejorar el mundo.
La respuesta histórica clarísima es... la Ilustración. Este movimiento cultural del siglo XVIII batalló por poder debatir libremente, sin censura eclesiástica estatal, temas polémicos interesantes. Los integrantes de la Ilustración querían, además, mejorar el mundo, y lo lograron, precisamente, utilizando el intercambio libre e inteligente de ideas como uno de sus principales instrumentos para ello.
También los revolucionarios antitogas, hoy, utilizamos el debate sobre si tal o cual juez o abogado es un corrupto prevaricador (lo es, de hecho) para forzar la revisión de la injusta condena al reo inocente y su completa absolución. Y, en general, para poner al ciudadano inocente y honrado a salvo de la mafia judicial, destituyéndola en consecuencia.
En este foro Sofos Ágora en concreto, quizás sepas ya que mi programa político aboga por su
fisicalización; por programar frecuentes reuniones periódicas cara a cara, y con nombres de verdad sin seudónimos, así como por editar libros y revistas, invitar a otros filósofos a nuestros debates, participar en actividades de universidades físicas y academias, enviar comunicados a la prensa, etcétera. Como dijo acertadamente nuestro contertulio Sócrates.
Las ideas gatillan acciones.
Quedan unos flecos. Para empezar, la mentira descarada y sin dudas. Por ejemplo, el nuevo trol Fantoche, en este foro Sofos Ágora, ha comenzado soltando que es biotecnólogo y astrobiólogo, lo cual es una trola como el monte Everest.
No ejercita así la libertad de expresión propiamente dicha, porque no disiente en un tema polémico. Lo mismo se aplica a esos espámeres eslavos que, en ruso, continuamente intentan meternos publicidad comercial de casas, jardines y otros productos... y cuyos mensajes me toca, una y otra vez, rechazar.
En estos flecos, hay que poner unos límites. Para empezar, hay que reconocer que las actividades no destinadas a discrepar en el debate, están fuera del propio debate. Y la mentira material directa de Fantoche está en este caso. Como lo está la propaganda comercial eslava indeseada, en ruso. Lengua que hablo. La solución general, en estos casos que no son debate filosófico, es habilitar compartimentos estancos internéticos para que, ahí, estos indeseados seudofilósofos digan lo que quieran decir, que raramente será de interés filosófico.
Un caso muy diferente se da cuando se discrepa en el tema, sí, pero de forma reiteradamente insultante, ofensiva y con lenguaje maloliente cargado de ataques personales. Personamente, valga la redundancia, yo pasaría de esta porquería e iría solamente a los argumentos valiosos (en tales situaciones, casi inexistentes, claro está). Pero hay más gente y aquí por tanto, digas lo que digas,
hay que hacer política. En tal caso, hay que advertir a ésos del lenguaje maloliente y enconado y, si persisten, confinar sus manifestaciones a espacios estancos, pero sin cerrarles la boca.
La libertad de expresión sigue existiendo. Incluso unos mafiosos de asco como son en general los jueces de lo penal lo establecen, a veces, así en sus sentencias. Estos pájaros togados lo manifiestan en las siguientes frases sentenciales.
La libertad de expresión es el derecho a decirle a un poderoso lo que no quiere oír. Significa jurídicamente que se puede discrepar molestando a los poderosos en temas públicamente debatidos, sin sufrir por ello castigo penal.
Es el derecho a manifestarse como nazi en un régimen antinazi, o a manifestarse como antinazi en un régimen nazi.
Insisto: la definición actual de
libertad de expresión es, en el fondo, clara como el agua limpia.
No hay límite, por tanto, a su uso propio. No lo hay, por poner un ejemplo actual y fácil de entender, a soltar que el rey de España, sea quien sea en un momento dado, es un gorrón económico superfluo políticamente y un inadmisible privilegiado con impunidad establecida en la propia constitución española, por lo cual es mejor establecer la III República Española. Este argumento se puede soltar una y otra vez, hoy y públicamente en España. Antes, en España, decir eso acarreaba la cárcel, el exilio o la horca. Por eso decimos que hoy, en España, hay
libertad de expresión para opinar sobre la forma de entronizar al jefe del Estado. Por mucho que esto moleste al propio jefe del Estado. Imagínate lo que haría el actual Rey de España cuando, en sus visitas a Cataluña, le gritan
¡Catalunya no té rei! si tuviera el poder ilimitado de sus parientes y antecesores como Fernando VII o Alfonso XIII, cuando no había libertad de expresión para los republicanos. Se trata, por tanto, de un concepto bien delimitado, no de una fantasía arbitraria.
Termino con un apunte sobre el asunto que me interesa mucho más que los debates sobre el nacionalsocialismo: la buena política lingüística. Indagar filosóficamente qué es una buena política lingüística... es hacer política, ¿no?
Y muchas gracias de nuevo por tu atención. Y por atender a mi pregunta de política lingüística.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.