la palabra del Señor
- federico91
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la palabra del Señor
el Señor dice el que se alaba sera humillado y el que se humilla sera alabado.. uno puede alabarse una vez y ser humillado 10 veces.. uno puede humillar 10 veces por una sola vez que alguien se alabe.. se cosecha lo que se siembra dice el Señor y dice que con la misma vara que medimos y juzgamos seremos medidos y juzgados por si a uno no le gusta ser humillado mas de una vez por una vez que uno se elogio es preferible que uno no humille a nadie, o por lo menos no mas de una vez para evitar acumular un karma.. el Buda dice que el odio no disminuye con odio.. dice que el odio disminuye con amor
pequeños pasos hacen al camino.. pequeños momentos de alegria hacen a la felicidad
- Racsó Tsuj
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Re: la palabra del Señor
Yo interpreto esto de la siguiente forma: cuando juzgamos a otros no podemos evitar juzgarnos a nosotros mismos; el que a hierro mata, a hierro muere. Si estamos constantemente imponiendo un "castigo" sobre otros (rechazar, odiar a alguien... tratarlo a como si no mereciese perdón, amor, respeto...) por sus imperfecciones, y sabemos que nosotros tampoco somos perfectos, tememos que ese mismo "castigo" recaiga sobre nosotros.federico91 escribió:con la misma vara que medimos y juzgamos seremos medidos y juzgados
Pongamos de ejemplo extremo a un rico que desprecia a los pobres. Los trata (aunque sólo sea de pensamiento) como si fuesen basura, como si su vida no valiese nada... porque para él sólo el dinero puede justificar la vida. ¿No terminará esta persona con un miedo enorme a perder su dinero y convertirse en lo que tanto ha despreciado, en "basura"? ¿No se verá atrapado en una obsesión por conseguir más y más dinero? Sin dinero no merece ser amado, no merece ser respetado, no merece existir.
En este ejemplo, en el caso del dinero, hay poco margen de autoengaño sobre cuánto dinero se tiene. Pero en cuestiones morales la cosa cambia y podemos crear una imagen idealizada de nosotros mismos donde nuestros defectos han desaparecido. Pero inconscientemente no podemos negar nuestras imperfecciones y proyectamos nuestro juicio sobre otros creyendo que van a "castigarnos" de la misma forma que nosotros "castigamos" al resto. Esto puede hacer que "castiguemos" a los otros como mecanismo de defensa, antes de que ellos nos "castiguen" a nosotros. Y colectivamente entramos en un círculo de miedo y hostilidad que sólo el perdón y la comprensión pueden romper.
Perdonar a otros y perdonarse a uno mismo son dos caras de la misma moneda.