La filosofía estudia muchas otras cosas, sí, pero las estudia como medios, no como fines intrínsecos. O sea: todo lo que estudia la filosofía, lo estudia directa o indirectamente con la felicidad como objetivo final.Israel Simó escribió:Alexandre dijo:
El objetivo de la filosofía es investigar qué es la felicidad, cuáles son sus causas y condiciones y, finalmente, obtener la felicidad.
Es un punto de vista algo estrecho sobre la filosofía, pero Alexandre ya ha reconocido que no es un punto de vista que otros aceptarían. La felicidad es una pequeña parte de lo que estudia la filosofía, especialmente la ética griega y helenística. ¿A quién podría no importarle entender en qué consiste la felicidad? No es un tema útil y poderoso como los avances de las ciencias, sino una cuestión humana, la filosofía ayuda a conocerse uno mismo, a reflexionarse más allá de los propios límites, ayuda a ver el mundo de maneras nuevas, y eso es capaz de transformar a las personas.
Observa por otro lado, Israel Simó, que aquí en Sofos Ágora y tambien fuera de Sofos Ágora muchos me acusan de ser oscuro, farragoso e inconcreto. mas al final, y según aprendo a expresarme (aprendizaje que tiene su dificultad, eso lo reconozco) me parece que es todo lo contrario: soy concretísimo; y, por concretísimo, conflictivísimo. Sabes que sigo vetado en la filosofía académica.
Al grano: los avances de las ciencias, ¿qué me importan si no me acercan a la felicidad? ¡Nada! Conocerme a mí mismo, o reflexionarme más allá de mis propios límites, ¿qué me importa si no me acerca a la felicidad? ¡Nada! Ver el mundo de nuevas maneras, o transformar a las personas, ¿qué me importa si no me acerca a la felicidad? ¡Nada!
Lo que ocurre, en realidad, es que los avances de las ciencias, el autoconocimiento sólido, etcétera, son poderosas herramientas para obtener la felicidad. Y por eso me intereso en tales herramientas.
Una pregunta final, con la caradura que, como sabes, me caracteriza para estos asuntos: dado mi talante, dados mis planteamientos, ¿qué contactos me sugieres para, finalmente, presentar una tesis doctoral y defenderla? (palabra asquerosa donde las haya, por cierto; pues la verdad no admite ni necesita que la defiendan). Me refiero, como bien sabes, a temas que exponer y a directores que me quieran apoyar.
En principio, el tema de la tesis doctoral estaría muy claro: A felicidade completa é a finalidade propia e realista da filosofía. Ahora: si sabes de severos profesores de universidad, intelectuales, etcétera, que me puedan dirigir una tal tesis de eudemonología, ya me dirás. Bien sé que la felicidad sigue siendo un tema considerado menor y secundario en la filosofía academicista; y esto sin considerar ataques biliosos como el que, dentro del gustavobuenismo o materialismo filosófico de la simploqué, también llamado Escuela de Oviedo, El Basilisco acometió contra la felicidad en su grueso libro El mito de la felicidad.
Ya sé que no lo tengo fácil, y menos todavía dada mi inquina contra los tribunales. En efecto, un tribunal académico de tesis doctoral universitaria tiene el mismo modelo básico que un tribunal de lo penal. Los jueces condenan al reo, o al doctorando, si hay pruebas de su crimen, o de su mediocridad intelectual; y lo absuelven si no hay pruebas de su crimen, o de su mediocridad intelectual. Sabes bien qué opino que hay que hacer con los jueces de lo penal; y no es necesario, pues, que te lo repita aquí. Sobre los jueces de lo académico filosófico pienso casi lo mismo; pues está claro que unos severos profesores que se han pasado la vida dándose unos a otros zarpazos competitivos por unos ascensos pírricos en el escalafón universitario, están tan lejos de la felicidad, como lejos están de la justicia los jueces y abogados penalistas.
Pero voy a insistir. Sabes que en la derecha radical y revolucionaria somos persistentes como las lapas.