Me parece excelente tu reflexión, estoy muy de acuerdo. Lo unico seria ver que semillas sembramos para tal fin.Dr. Manhattan escribió: ↑14 Nov 2021, 00:58 Sembrar hoy lo que mañana te hará feliz. Repetir todos los días.
Normalmente se recoge lo que se siembra. En casos excepcionales de recoger otra cosa: cambiar lo que se pueda, aceptar lo que no, y seguir sembrando.
¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Sajuuk, ¿Me puedes explicar el por qué has hecho lo que has hecho con éste tema?
- Tachikomaia
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Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Lo dividió en 2 dejando lo "normal" en este y poniendo las burlas e insultos en el otro. Aunque esto no sé qué tiene de malo
viewtopic.php?p=309989#p309989
No me fijé si hay otros posts así.
No digo que esté bien lo que hizo, pero mira lo que hicieron aquí:
https://foro.elhacker.net/foro_libre/de ... 013.0.html
Cerraron el tema por una discusión entre 2 que (los moderadores) no se molestaron en analizar, parece.
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No digo que esté bien lo que hizo, pero mira lo que hicieron aquí:
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Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
En este tema no te voy a explicar nada que no sea el secreto para ser feliz. Por favor, no desvíes los temas. En cuanto a la explicación en otro tema. Si necesitas una explicación, tal vez no deberías participar en 1.0. Decide tú si la necesitas o no.
Puede haber errores en la separación, pero igualmente es una falta de cortesía y civismo escribir cuatro mensajes seguidos cuando se puede poner en uno. Dificulta la lectura por parte de los usuarios, y la moderación por parte de los moderadores.Tachikomaia escribió: ↑27 Nov 2021, 22:08Lo dividió en 2 dejando lo "normal" en este y poniendo las burlas e insultos en el otro. Aunque esto no sé qué tiene de malo
Gott weiß ich will kein Engel sein
- Alexandre Xavier
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Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Hola, Sajuuk.
En principio, has dejado este hilo sobre la felicidad limpio de burlas banales y ataques personales. Bien; avancemos.
Existen falacias simples y falacias intrínsecamente complejas. Las falacias intrínsecamente complejas, falacias de segundo grado, de tercer grado, etcétera, no son tan fáciles de percibir como las falacias de primer grado, por ejemplo como los ataques al hombre (ad hominem).
Al tratar sobre la felicidad, a menudo aparece una falacia compleja: la falacia de la nulidad por indefinición.
Bueno: es que hay conceptos nítidos, unívocos, como el concepto de África, el de chocolate o el de triángulo, y conceptos aproximativos conflictivos, como el concepto de Europa, el de democracia o el de Dios.
La falacia compleja de nulidad por indefinición se presenta como una aparente falacia de claridad: puesto que nunca es posible, en principio, tener un concepto perfectamente claro y delimitado de lo que son estos conceptos... es que no designan realidades comprensibles; en consecuencia, son seudoconceptos, sonidos sin significado.
Pues no es así. Aunque la refutación de esta falacia es, a su vez, compleja y aproximativa en muchísimos casos, sigue siendo evidente que hay cierto núcleo de verdad en estos conceptos.
Por ejemplo: el maximalismo de esta falacia llevaría a decir, sin matizaciones, que Europa no existe. ¡Y existe! Claro que no existe en el mismo sentido de África, continente objetivamente separado de Eurasia por un istmo (en la actualidad, surcado por un canal navegable) que es Suez. Ahora bien, si Europa fuese simplemente el extremo occidental de Asia, hubiera sido imposible, por ejemplo, crear instituciones europeas importantes como la Unión Europea o el Festival de la Canción de Eurovisión. El hecho de que estas instituciones no admitan a todos los países euroasiáticos, y de que sus criterios tengan una consistencia no solamente de geografía física, indica cierta objetividad en la idea de Europa. No puede tratarse, por ejemplo, de un grupo de territorios mediterráneos con casi tanto peso del cristianismo como del mahometismo. Hay instituciones y asociaciones mediterráneas de carácter no específicamente europeo, y ahí sí que pueden entrar países como Libia, Sudán, Palestina o incluso Mauritania; todo el mundo conoce la diferencia entre una entidad política (o económica, cultural, etcétera) europea y otra mediterránea, aunque no sea fácil siempre verbalizar esa diferencia.
Los negadores de la felicidad, numerosos históricamente en la filosofía académica, institucionalizada en torno a las universidades y entidades similares desde hace más de mil años, alegan algo parecido: que la extrema variabilidad subjetiva y conceptual sobre el término felicidad (o sus equivalentes fonéticos en las diferentes lenguas no indoeuropeas occidentales) convierte a esta palabra en un flato de voz (flatus vocis) sin contenido objetivo alguno sustanciable; una palabra carente de significado que, en consecuencia, debe rechazarse como guía u orientación en ética y política. Esto lo vemos en Kant y, mucho más radical y virulentamente, en otro conspicuo filósofo académico, esta vez contemporáneo: El Basilisco (Gustavo Bueno). Su libro El mito de la felicidad es contundente en este sentido.
Tampoco es fácil, en este sentido, refutar al Basilisco y otros negadores de la felicidad.
Pero se puede. Y el primer avance, naturalmente, es experiencial. Veámoslo brevemente a continuación.
En general, todo ser humano sin graves patologías mentales crónicas, tras veinte o treinta años de adultez, tiene y recuerda ciertas experiencias que le hacen pensar: ¡ojalá pudiera sentirme siempre así, o de modo muy parecido! Son aproximaciones a la felicidad; si no lo fueran, el sujeto, el adulto humano consciente, no formularía, ni podría formular, ese importante juicio desiderativo.
Terminando ya este mensaje, afirmo pues lo siguiente.
La felicidad es un concepto con un importante grado de realidad objetiva. Y ese grado de realidad objetiva puede investigarse, profundizarse y aclararse.
Buscar la felicidad no es percibir un espejismo. Saber qué se está buscando, en este caso, presenta evidentes dificultades, sí.
En principio, has dejado este hilo sobre la felicidad limpio de burlas banales y ataques personales. Bien; avancemos.
Existen falacias simples y falacias intrínsecamente complejas. Las falacias intrínsecamente complejas, falacias de segundo grado, de tercer grado, etcétera, no son tan fáciles de percibir como las falacias de primer grado, por ejemplo como los ataques al hombre (ad hominem).
Al tratar sobre la felicidad, a menudo aparece una falacia compleja: la falacia de la nulidad por indefinición.
Bueno: es que hay conceptos nítidos, unívocos, como el concepto de África, el de chocolate o el de triángulo, y conceptos aproximativos conflictivos, como el concepto de Europa, el de democracia o el de Dios.
La falacia compleja de nulidad por indefinición se presenta como una aparente falacia de claridad: puesto que nunca es posible, en principio, tener un concepto perfectamente claro y delimitado de lo que son estos conceptos... es que no designan realidades comprensibles; en consecuencia, son seudoconceptos, sonidos sin significado.
Pues no es así. Aunque la refutación de esta falacia es, a su vez, compleja y aproximativa en muchísimos casos, sigue siendo evidente que hay cierto núcleo de verdad en estos conceptos.
Por ejemplo: el maximalismo de esta falacia llevaría a decir, sin matizaciones, que Europa no existe. ¡Y existe! Claro que no existe en el mismo sentido de África, continente objetivamente separado de Eurasia por un istmo (en la actualidad, surcado por un canal navegable) que es Suez. Ahora bien, si Europa fuese simplemente el extremo occidental de Asia, hubiera sido imposible, por ejemplo, crear instituciones europeas importantes como la Unión Europea o el Festival de la Canción de Eurovisión. El hecho de que estas instituciones no admitan a todos los países euroasiáticos, y de que sus criterios tengan una consistencia no solamente de geografía física, indica cierta objetividad en la idea de Europa. No puede tratarse, por ejemplo, de un grupo de territorios mediterráneos con casi tanto peso del cristianismo como del mahometismo. Hay instituciones y asociaciones mediterráneas de carácter no específicamente europeo, y ahí sí que pueden entrar países como Libia, Sudán, Palestina o incluso Mauritania; todo el mundo conoce la diferencia entre una entidad política (o económica, cultural, etcétera) europea y otra mediterránea, aunque no sea fácil siempre verbalizar esa diferencia.
Los negadores de la felicidad, numerosos históricamente en la filosofía académica, institucionalizada en torno a las universidades y entidades similares desde hace más de mil años, alegan algo parecido: que la extrema variabilidad subjetiva y conceptual sobre el término felicidad (o sus equivalentes fonéticos en las diferentes lenguas no indoeuropeas occidentales) convierte a esta palabra en un flato de voz (flatus vocis) sin contenido objetivo alguno sustanciable; una palabra carente de significado que, en consecuencia, debe rechazarse como guía u orientación en ética y política. Esto lo vemos en Kant y, mucho más radical y virulentamente, en otro conspicuo filósofo académico, esta vez contemporáneo: El Basilisco (Gustavo Bueno). Su libro El mito de la felicidad es contundente en este sentido.
Tampoco es fácil, en este sentido, refutar al Basilisco y otros negadores de la felicidad.
Pero se puede. Y el primer avance, naturalmente, es experiencial. Veámoslo brevemente a continuación.
En general, todo ser humano sin graves patologías mentales crónicas, tras veinte o treinta años de adultez, tiene y recuerda ciertas experiencias que le hacen pensar: ¡ojalá pudiera sentirme siempre así, o de modo muy parecido! Son aproximaciones a la felicidad; si no lo fueran, el sujeto, el adulto humano consciente, no formularía, ni podría formular, ese importante juicio desiderativo.
Terminando ya este mensaje, afirmo pues lo siguiente.
La felicidad es un concepto con un importante grado de realidad objetiva. Y ese grado de realidad objetiva puede investigarse, profundizarse y aclararse.
Buscar la felicidad no es percibir un espejismo. Saber qué se está buscando, en este caso, presenta evidentes dificultades, sí.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Está bien moderado @Tachi, los cambios de tema son continuos en el hilo, más que por burlas e insultos, el hilo (o parte de él) debe está e 2.0.Tachikomaia escribió: ↑27 Nov 2021, 22:08 Lo dividió en 2 dejando lo "normal" en este y poniendo las burlas e insultos en el otro. Aunque esto no sé qué tiene de malo
viewtopic.php?p=309989#p309989
Por eso vayamos al tema
Sufrimiento <-contrario-> Mente educada.
Voy a realizar una analogía para que se entienda. Cuando nacemos, involuntariamente respiramos adecuadamente. Respiramos de forma completa. Con el tiempo y a medida que crecemos desaprendemos a respirar adecuadamente y respiramos con el pecho y de forma clavicular, olvidando la respiración abdominal, una forma de respiración muy importante para generar un bienestar. Pero se puede a volver a respirar adecuadamente si lo trabajamos.
https://www.hgc.es/es/cartera-servicios ... spirar.pdf
En el enlace se habla de los beneficios de la respiración, tipos de respiración, hasta incluye el saludo al sol que practican en el mundo millones de personas, por lo menos los practicantes de Hatha Yoga.
Aprender a respirar de nuevo, trae beneficios. Es indiscutible, pero como dije es solo una analogía.
Lo que toca definir es el sufrimiento, no físico aunque a veces se somatiza en ataques de pánico, sino el provocado por el desorden de pensamientos. Y es que al igual que pasa con la respiración, a medida que crecemos aprendemos a utilizar la mente de forma errónea, sin educación ninguna.
Lo habitual es que tengamos una "mosca" dentro de la cabeza que no para. Es decir, estamos pensando constantemente de forma incontrolada. Me explico más. Solemos tener una "vocecita" que nos acompaña todo el día. Y esto es lo que llamé "mosca", primero se posa en lo que hiciste hace dos meses, después en cómo serán las compras de pasado mañana, después... sucesivamente la mosca se posa y revolotea por nuestro pasado y futuro. Y sin darnos cuenta olvidamos el presente. ¿Cuando olvidamos la mosca y nos centramos en el presente? Cuando nos concentramos en el ahora, por ejemplo, haciendo una actividad que gusta en la que se está completamente atento a la misma. ¿Alguien es infeliz si está haciendo una actividad que gusta en donde no hay mosca? La respuesta más general es que no, desaparece por completo el sufrimiento.
Es decir, yendo al punto, si mantenemos la mente en el presente (sin mosca) constantemente, dejaremos de sufrir. Por ello decía que el habitual sufrimiento es lo contrario a una mente educada.
Dejar de sufrir en los términos que defino, implica estar alegres. Es decir, apaciguar la mente, esto es, buscar paz interior, es el camino más corto a estar felices.
A la pregunta ¿cuál es el secreto para ser feliz?, la respuesta más simple es apaciguando la mente de pensamiento dispersos y mantener el foco de atención en todo momento en lo que se está haciendo. Esto hará que estemos alegres, contentos, que disfrutemos de la vida, que seamos en conjunto más felices.
Tampoco está de más recordar lo que expuso Viktor Frankl en su obra, "El hombre en busca de sentido", tras volver de la experiencia de ser judío en un campo de concentración Nazi. El argumento es que no importa lo que te suceda, uno no tiene por qué reaccionar con amargura inclusive en un campo de concentración. Uno es responsable de elegir la compostura mental y de reaccionar ante la adversidad sin sufrimiento. Digamos que es lo más cercano que está el ser humano de ser libre.
Saludos para todos
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Difícilmente va a ser una realidad objetiva cuando es una percepción interna del individuo.Alexandre Xavier escribió: ↑28 Nov 2021, 01:58 La felicidad es un concepto con un importante grado de realidad objetiva. Y ese grado de realidad objetiva puede investigarse, profundizarse y aclararse.
Buscar la felicidad no es percibir un espejismo. Saber qué se está buscando, en este caso, presenta evidentes dificultades, sí.
Es más, si queremos, como dices tú, investigarla y aclararla, no nos queda otra que llegar a cuantificarla.
Una vez que cuantificamos la felicidad para hacerla objetiva, simplemente la desvirtuamos, ya es otra cosa. Haríamos afirmaciones como "Pepe es un 54% feliz" lo que, incluso intuitivamente, nos lleva a pensar que estamos hablando de otra cosa diferente a la felicidad.
Así, la felicidad es una percepción subjetiva y además no es una emoción (alegría) que sería lo concreto. La felicidad es algo abstracto, no por ser una idea, si no por ser un compendio de experiencias que a posteriori podemos calificar de felicidad.
Así ¿No puede ser real la felicidad? ¿Es una ilusión? Como toda realidad es susceptible de ser una ilusión, pero también puede tener entidad por sí misma, dentro del mundo psicológico. Es decir, es subjetiva, es abstracta... pero es real cuando así se percibe y no media engaño.
Creo que aquí no hay que confundir “realidad objetiva” con única realidad posible.
Esto le ocurre a otras muchas cualidades: la bondad, la sinceridad, la honestidad... igualmente le ocurrirá también a las negativas: el miedo, el dolor,...
Precisamente mi punto de vista se puede entender si hablamos del dolor: cuando vas a al médico y le dices "Me duele la cabeza" no tiene sentido hacer un escáner cerebral para ver si ese dolor tiene un correlato físico o cualquier otra prueba que objetive ese dolor de cabeza. El médico, ante la afirmación de dolor de cabeza tiene que hacer sus exploraciones o indicaciones, pero basándose en que esa realidad en principio subjetiva, indemostrable e innecesaria de objetivar es la verdad o un hecho.
Quizás uno encuentre algún médico que a "Me duele la cabeza" responda "No señor, a usted no le duele la cabeza, es una mera percepción ilusoria". Fácilmente el paciente piense que ese médico no sabe de lo que habla.
En definitiva, la felicidad es aquello que se percibe como felicidad, no es algo que objetivamente se pueda decir que es felicidad.
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
No hay que confundir felicidad con bienestar. La felicidad sólo existe en momentos determinados
El ser humano, como todos los seres sintientes, buscan satisfacer todos aquellos instintos que nos ha impuesto la naturaleza. Es la búsqueda del placer y el bienestar. Dichos instintos surgen por evolución filogenética y constituyen el verdadero motor de la supervivencia. Dicha naturaleza ha “creado” unos mecanismos casi perfectos a la hora de mantener vivas las especies y lograr la máxima duración en el tiempo de las mismas. Es, al fin y al cabo, una magnífica manipulación de los seres vivos a través de dichos instintos para conseguir un fin no teleológico, sino teleonómico surgido por puro azar.
En el ser humano, se da un instinto que está por encima de los demás. Podríamos llamarlo “amor”, “espiritualidad” o como se quiera, pero lo cierto es que tanto uno como otra pueden elevarnos hasta puntos inimaginables consiguiendo un estado de verdadera felicidad. No obstante, dichos sentimientos, como instintos que son, son engañosos y pueden alienarnos sometiéndonos en un estado de embriaguez psicológica y hacernos “perder la cabeza” momentáneamente. Es lo que sucede en el enamoramiento que, junto con el instinto del sexo y del instinto paterno-maternal, forman el principal mecanismo para la supervivencia de la especie.
Esos instintos, al ser los más intensos, son, también, los más buscados y deseados, y no todos lo consiguen. Y, en contraste con esos momentos felices que se pueden alcanzar, aunque sea provisionalmente, surge la frustración como consecuencia de no poder experimentar esos estados de felicidad que todos deseamos. Si a ello añadimos, no sólo dicha frustración, sino todas aquellas desgracias y situaciones de verdadero sufrimiento que pueden llegar a ser insostenibles, el resultado es una perversión de la realidad forzando al ser humano a poner en marcha otro mecanismo de supervivencia tal como es la imaginación que permite sobrevivir a base de ilusiones que nunca se realizarán, pero que mantienen abiertas las expectativas de alcanzar momentos felices. De ese modo, la imaginación suple la realidad convirtiéndose en estados vicarios que mantienen vivos a los seres humanos en la continua y perpetua búsqueda de la felicidad.
De dicha imaginación surgen los dioses, espíritus y demás seres imaginarios que son encumbrados hasta los altares y antropomorfizados atribuyéndoles todas aquellas propiedades inalcanzables para el ser humano. Es lo que podría resumirse en “los desiderata”. A partir de la creación de las religiones, se crea un lugar de máxima felicidad eterna en un más allá que ilusiona al creyente sumergiéndole en un estado de continua esperanza que le da energías para sostenerse en un mundo cruel y despiadado.
En el mundo moderno, la imaginación de un mundo feliz ya no pasa tanto por las religiones, sino por un estado de bienestar que se ha ido consiguiendo sobre todo en las democracias modernas a través de las libertades democráticas, los derechos humanos y, por qué no, a través de todas las nuevas tecnologías que nos permiten comodidades que antaño eran impensables.
Hoy sabemos que es posible alcanzar momentos muy felices pero deberíamos saber, también, que dichos momentos son efímeros y que hay estar en permanente guardia para hacerlos durar. No depende de nosotros dicha duración ni siquiera el conseguirlos, sino de todas aquellas circunstancias ajenas a nuestra voluntad que la naturaleza nos impone y que son conocidas como “mala o buena suerte”.
Al final, nos podemos dar con un canto en los dientes si conseguimos un estado de bienestar a lo largo de nuestras vidas. La felicidad constante no existe ni puede existir, sólo podemos aspirar a una vida exenta de problemas que puedan definirse como una vida digna, lo demás, son historias.
El ser humano, como todos los seres sintientes, buscan satisfacer todos aquellos instintos que nos ha impuesto la naturaleza. Es la búsqueda del placer y el bienestar. Dichos instintos surgen por evolución filogenética y constituyen el verdadero motor de la supervivencia. Dicha naturaleza ha “creado” unos mecanismos casi perfectos a la hora de mantener vivas las especies y lograr la máxima duración en el tiempo de las mismas. Es, al fin y al cabo, una magnífica manipulación de los seres vivos a través de dichos instintos para conseguir un fin no teleológico, sino teleonómico surgido por puro azar.
En el ser humano, se da un instinto que está por encima de los demás. Podríamos llamarlo “amor”, “espiritualidad” o como se quiera, pero lo cierto es que tanto uno como otra pueden elevarnos hasta puntos inimaginables consiguiendo un estado de verdadera felicidad. No obstante, dichos sentimientos, como instintos que son, son engañosos y pueden alienarnos sometiéndonos en un estado de embriaguez psicológica y hacernos “perder la cabeza” momentáneamente. Es lo que sucede en el enamoramiento que, junto con el instinto del sexo y del instinto paterno-maternal, forman el principal mecanismo para la supervivencia de la especie.
Esos instintos, al ser los más intensos, son, también, los más buscados y deseados, y no todos lo consiguen. Y, en contraste con esos momentos felices que se pueden alcanzar, aunque sea provisionalmente, surge la frustración como consecuencia de no poder experimentar esos estados de felicidad que todos deseamos. Si a ello añadimos, no sólo dicha frustración, sino todas aquellas desgracias y situaciones de verdadero sufrimiento que pueden llegar a ser insostenibles, el resultado es una perversión de la realidad forzando al ser humano a poner en marcha otro mecanismo de supervivencia tal como es la imaginación que permite sobrevivir a base de ilusiones que nunca se realizarán, pero que mantienen abiertas las expectativas de alcanzar momentos felices. De ese modo, la imaginación suple la realidad convirtiéndose en estados vicarios que mantienen vivos a los seres humanos en la continua y perpetua búsqueda de la felicidad.
De dicha imaginación surgen los dioses, espíritus y demás seres imaginarios que son encumbrados hasta los altares y antropomorfizados atribuyéndoles todas aquellas propiedades inalcanzables para el ser humano. Es lo que podría resumirse en “los desiderata”. A partir de la creación de las religiones, se crea un lugar de máxima felicidad eterna en un más allá que ilusiona al creyente sumergiéndole en un estado de continua esperanza que le da energías para sostenerse en un mundo cruel y despiadado.
En el mundo moderno, la imaginación de un mundo feliz ya no pasa tanto por las religiones, sino por un estado de bienestar que se ha ido consiguiendo sobre todo en las democracias modernas a través de las libertades democráticas, los derechos humanos y, por qué no, a través de todas las nuevas tecnologías que nos permiten comodidades que antaño eran impensables.
Hoy sabemos que es posible alcanzar momentos muy felices pero deberíamos saber, también, que dichos momentos son efímeros y que hay estar en permanente guardia para hacerlos durar. No depende de nosotros dicha duración ni siquiera el conseguirlos, sino de todas aquellas circunstancias ajenas a nuestra voluntad que la naturaleza nos impone y que son conocidas como “mala o buena suerte”.
Al final, nos podemos dar con un canto en los dientes si conseguimos un estado de bienestar a lo largo de nuestras vidas. La felicidad constante no existe ni puede existir, sólo podemos aspirar a una vida exenta de problemas que puedan definirse como una vida digna, lo demás, son historias.
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Pienso que no. Una buena moderación precisa de un aviso previo, y más cuando no se imcumple ninguna norma del foro, cosa que no ha ocurrido en éste caso
En general estoy de acuerdo, la mente juega un papel importantisimo para ser felices. Lo unico que nos hace falta es saber como administrarla de la mejor forma posible. Para ello tenemos muchas tendencias filosoficas...........Habra que analizarlas y ver que es lo más convenienteCaba escribió: ↑28 Nov 2021, 11:10Dejar de sufrir en los términos que defino, implica estar alegres. Es decir, apaciguar la mente, esto es, buscar paz interior, es el camino más corto a estar felices.
A la pregunta ¿cuál es el secreto para ser feliz?, la respuesta más simple es apaciguando la mente de pensamiento dispersos y mantener el foco de atención en todo momento en lo que se está haciendo. Esto hará que estemos alegres, contentos, que disfrutemos de la vida, que seamos en conjunto más felices.
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
En general estoy bastante de acuerdo con tu analisis, lo unico que para mi "lo demas no són historias", pueden ser otras versiones que quieren superar lo que tenemos, quizas hoy sea utópico, pero mañana no. Pienso que a la felicidad no hay que ponerle limites, y que depende mucho de nosotros su gradoxasto escribió: ↑28 Nov 2021, 14:50
Al final, nos podemos dar con un canto en los dientes si conseguimos un estado de bienestar a lo largo de nuestras vidas. La felicidad constante no existe ni puede existir, sólo podemos aspirar a una vida exenta de problemas que puedan definirse como una vida digna, lo demás, son historias.