Buenos ejemplos, Bertrand. A ver si con ellos se dan cuenta de la banalidad de los comentarios de Soy.Bertrand escribió: ↑30 Nov 2021, 15:22 Las palabras de Xasto son menos bonitas pero más reales y acertadas. No se puede tratar la felicidad como algo tan ligero y fácil.
El ser humano, como todos los seres vivos, está sometido a necesidades constantes. Si alguna de ellas no puede satisfacerla bien sobreviene la frustración. Y no es solución decir: “olvídate de los problemas”.
Tienes un problema: tu hijo tiene una enfermedad incurable y pronto morirá ¿Puedes solucionarlo? ¿No? ¡Pues deja de preocuparte!
También podemos pedirle a una familia con pobreza severa que no se preocupe y sea feliz. “¡No tengáis esos pensamientos que os afectan!”
La felicidad es subjetiva: depende de cómo nos sintamos y cómo estamos satisfaciendo nuestras expectativas y necesidades.
¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
deberías leer a Eckhart Tolle, ahí dice que solo hay q vivir el presente, el pasado trae sufrimiento y además no sirve de nada, siempre hay que traer nuestra atención hacia el presente, hacia el ahora, esa es la clave de vivir un éxtasis continuo,Bertrand escribió: ↑30 Nov 2021, 15:22 Las palabras de Xasto son menos bonitas pero más reales y acertadas. No se puede tratar la felicidad como algo tan ligero y fácil.
El ser humano, como todos los seres vivos, está sometido a necesidades constantes. Si alguna de ellas no puede satisfacerla bien sobreviene la frustración. Y no es solución decir: “olvídate de los problemas”.
Tienes un problema: tu hijo tiene una enfermedad incurable y pronto morirá ¿Puedes solucionarlo? ¿No? ¡Pues deja de preocuparte!
También podemos pedirle a una familia con pobreza severa que no se preocupe y sea feliz. “¡No tengáis esos pensamientos que os afectan!”
La felicidad es subjetiva: depende de cómo nos sintamos y cómo estamos satisfaciendo nuestras expectativas y necesidades.
saludos.
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Estamos hablando de opiniones @xasto. Tú opinas una cosa y yo otra. Quién tiene razón, es posible que ninguno.
Yo me siento alegre y satisfecho, y no llevo una vida muy afortunada. En el sentido de que la felicidad puede depender de cómo afrontemos los hechos. ¿No hablas de los psicólogos y los psiquiatras tal? Te he expuesto algo que no pertenece al mundo de la opinión, como es el trabajo de Frankl y tú no estás de acuerdo porque el determinismo lo impide. De qué sirve poner a los psicólogos y psiquiatras por delante para querer llevar razón en una opinión si en realidad son desoídos.
En cuanto a la cultura oriental y la ciencia, oye que ellos inventaron la pólvora. Japón pasó en menos de un siglo de la edad media a ser una potencia mundial. China es una potencia en semiconductores. No veo que en Asia estén tan retrasados en cuanto a la ciencia. China ya se ha posado en La Luna.
En cuanto a la perspectiva de la cultura oriental es muy razonable y coincide con la de Frankl. Uno decide como comportarse ante las circunstancias. Esto no es libre albedrío. Solo indica que uno es responsable de uno.
Es que yo no encuentro bonito en decir que nacemos como el resto de los animales. La felicidad empieza en uno.
Hay gente que lleva una vida insufrible y que siempre guarda una sonrisa, No veo donde está lo irreal o inacertado en esto.
Sé que hay sufrimiento, todos lo sabemos, y que las circunstancias vitales no puede llevar por derroteros aborrecibles. Pero es que aún así uno puede sentirse alegre y satisfecho.
También se entiende que hay personas que no pueden, no quieren. Que lo que quieren es acabar. Es muy respetable.
Es que esto no es cierto. Que a un padre le ocurre esto, es demoledor, pero todo ese dolor se puede canalizar en sentirse alegre y satisfecho con su hijo. Y luchar a su lado. Siempre con una sonrisa. E interiormente sentirse feliz de tenerlo todavía a su lado.
De qué pensamientos hablas.
Sí, puedes decirlo, es subjetiva. Si tú quieres que lo sea. O puede ser objetiva, y no depender de cómo nos sintamos o de si satisfacemos las necesidades.
De verdad ni os lo planteáis. Que es posible que la felicidad sea objetiva, y que nos complicamos la vida, o nos la complican otros o unas circunstancias que no sabemos gestionar.
Mi impresión es que tenéis prejuicios respecto a lo que digo. Yo comprendo los casos, y sé que los hay terribles y muy dolorosos. Incluso respeto por humanidad que deseen acabar. Pero también entiendo que la fragilidad humana tiene un límite y quien tiene la resiliencia será feliz.
Saludos
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Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Desde mi modesto entender, la felicidad es un objetivo, una meta, un ideal. Nadie nace siendo feliz (por algo lloran las guaguas), hay que construir la felicidad a cada paso.
Yo insistiría en que la felicidad es cosa de la "voluntad" y no del "entendimiento". Se puede filosofar sobre la felicidad, pero vale más ser feliz que saber definirlo. Se decide ser feliz. Se aspira a ser feliz. Y para ello hay que anunciar y renunciar, hay que decir "este es mi norte y renuncio a todos los otros posibles caminos que me ofrece la vida para conseguir tal o cual cosa"
Yo insistiría en que la felicidad es cosa de la "voluntad" y no del "entendimiento". Se puede filosofar sobre la felicidad, pero vale más ser feliz que saber definirlo. Se decide ser feliz. Se aspira a ser feliz. Y para ello hay que anunciar y renunciar, hay que decir "este es mi norte y renuncio a todos los otros posibles caminos que me ofrece la vida para conseguir tal o cual cosa"
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Lo veas bonito o no es una realidad comprobada.
La felicidad no puede ser objetiva, siempre es subjetiva: no existe como un concepto independiente de nosotros. Es una sensación.
Que Xasto y yo tratemos el tema de forma más científica y real, con menos optimismo cándido y alejándonos del estilo de los libros de autoayuda, no significa que tengamos prejuicios.
"La mente, una vez iluminada, no puede volver a oscurecerse." (Thomas Paine)
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Yo no lo veo así y creo que precisamente la idea de "necesidad" de ser feliz produce infelicidad. No se puede ser feliz si te sientes obligado a serlo o si tienes necesidad de serlo. Ahora que se aproximan las navidades mucha gente se siente infeliz simplemente por no encajar en ese canon de felicidad que se nos vende por todos lados (junto con algún producto) y esa infelicidad no se puede relacionar con hechos objetivos, más bien ser relaciona con la imposibilidad de cumplir las expectativas creadas.FelinoVeloz escribió: ↑30 Nov 2021, 21:51 Desde mi modesto entender, la felicidad es un objetivo, una meta, un ideal. Nadie nace siendo feliz (por algo lloran las guaguas), hay que construir la felicidad a cada paso.
Yo insistiría en que la felicidad es cosa de la "voluntad" y no del "entendimiento". Se puede filosofar sobre la felicidad, pero vale más ser feliz que saber definirlo. Se decide ser feliz. Se aspira a ser feliz. Y para ello hay que anunciar y renunciar, hay que decir "este es mi norte y renuncio a todos los otros posibles caminos que me ofrece la vida para conseguir tal o cual cosa"
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
¿Cual es la realidad comprobada?
En cuando a nacer como el resto de los animales, hombre, hay quien nace de huevos con cascarón, pero todos nacemos de forma similar. Y sigo manteniendo que la felicidad empieza en uno.
Es que acaso es tan extraño y raro lo que digo.
Tampoco el cerebro es independiente de nosotros y es objetivo que todos tenemos.
Pero si he sido yo el que ha traído a Viktor Frankl a la conversación. ¿Qué me estás contando?
Saludos
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Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Saludos a todos en este hilo.
A juzgar por vuestras respuestas, y por el título de este hilo, ¿Cuál es el secreto para ser feliz?, tendéis a la típica combinación de adanismo y penelopismo que suele caracterizar al academicismo filosófico en las cuestiones de fondo.
Pero eso en el fondo es tan absurdo como hablar del secreto para obtener la hipotenusa de un triángulo rectángulo sabiendo ya los valores de sus catetos. O, en un ejemplo más complicado y sutil, como hablar del secreto de la eterna juventud en animales semejantes al hombre, o sea animales vertebrados homeotermos (aves y mamíferos). La tal eterna juventud no es un secreto. Es un mecanismo. Un mecanismo consistente en reproducir el estado general del organismo en la etapa prerreproductiva y reproductiva. Los vertebrados homeotermos, en general, no mueren por degeneración tisular y funcional antes de reproducirse; si fuera así, sus especies se extinguirían.
Los biólogos, en vez de especular inútilmente sobre el tema, investigan las principales redes causales y factoriales implicadas en la juventud biológica, para luego aplicarlas al organismo de modo estable. Así consiguen ya una prolongación notable de la longevidad, y cuando conozcan el grueso de esas redes causales y factoriales, conseguirán aves y mamíferos, incluidos algunos cromañones entre estos últimos, que ya no envejecerán. Estos biólogos no parten del vacío de conocimientos, ni reinventan la rueda a cada paso.
Naturalmente, todo el sistema social, económico y cultural que tenemos los cromañones se basa en la caducidad biológica de cada cromañón, en su muerte principalmente por enfermedades asociadas al envejecimiento, así que la inmortalidad biológica individual (o una longevidad similar a la de las secuoyas) haría saltar por los aires todo este sistema. No podemos, obviamente que no podemos, ser individualmente inmortales y reproducirnos doblando la población cada veinticinco años en una biosfera planetaria finita.
Las matemáticas tienen una sólida historia detrás, y por eso las curvas de Bézier, que pintores e ilustradores usamos a manos llenas, han podido desarrollarse a partir de curvas mucho más simples, como las parábolas o los arcos de circunferencia.
La biología también tiene una sólida historia detrás, y por eso la investigación de los modernos Institutos Matusalén se ha basado en los trabajos de Mendel (pronunciación: Méndel) Crick y muchos otros en genética, embriología, citología, gerontología, bioquímica y otras ciencias biológicas o médicas.
La eudemonología, cosa que suelen olvidar los academicistas, también tiene una sólida historia detrás. Sabemos más que hace tres mil años sobre los caminos de la felicidad, mas hace tres mil años ya se sabían cosas importantes sobre la felicidad.
Laotsé, en su Taotequín, describió hace unos dos mil seiscientos años el camino a la felicidad. Claro, escribió su libro en chino arcaico y con los procedimientos científicos disponibles en su momento; procedimientos que, por ejemplo, no incluían (ya que no se conocían) las correlaciones y causas interactivas entre estados neuronales y sentimientos de plenitud, además del fondo social siempre presente en la vida feliz. Esto, sin embargo, ya se apuntaba poética y metafóricamente en su libro.
Ahora bien, la felicidad no es un poema ni una metáfora, sino una realidad; una realidad que, no por ser necesariamente subjetiva, resulta menos real que la atracción que los imanes ejercen sobre los metales magnéticos (principalmente hierro, níquel y cobalto).
Esto significa que podemos, y debemos, pasar de las metáforas a los procedimientos directos.
El taoísmo, correctamente, estableció que la felicidad se da cuando el espíritu deja de estar ligado a la materia densa animal, inestable y oscurecedora de la mente. Lo mismo que la escuela yóguica de la India, o el vedantismo, o el pitagorismo, o la alquimia verdadera. Faltaba, sin embargo, el conocimiento material concreto para realizar los cambios causales requeridos. Un conocimiento que hoy estamos adquiriendo.
Las prácticas yóguicas clásicas, pues, siguen siendo valiosas y potentes para desligar al yogui, al meditador concentrado, de la oprobiosa animalidad corporal y aproximarlo a la autoconciencia cósmica estable y dichosa. Pero, hoy, esas prácticas deben aunar los conocimientos aplicables hoy obtenidos. En lo político, eso implica una democracia realista y plena, que no el actual mangoneo de unas elites autonombradas, con votaciones amañadas donde ningún pobre puede llegar a gobernar su propio país. En lo médico y sanitario, implica un sistema de agua potable, alimentación suficiente y sana, protección contra las enfermedades infecciosas y demás patologías prevenibles. En lo artístico y cultural, implica la utilización de las ciencias y técnicas que, desde la imprenta de Gutenberg a las curvas artísticas informáticas de Bézier y mucho más allá, ponen el manejo del universo simbólico a la disposición fácil, barata y permanente de todo bramín, vipra, santo o sabio que seriamente busca llegar a niveles de gran pureza espiritual y, por tanto, a la felicidad fundamental.
No se trata de escapar de la materia, porque fuera de la materia no hay nada. Se trata de llegar al estado y nivel superior de la materia, intuitivamente llamado Dios, Tao, Nirvana, Manitú, Reino de los Cielos, Paraíso, etcétera, por las religiones populares. Erróneamente, estas religiones lo concibieron como un ser o nivel óntico inmaterial. Mas se equivocaban mucho. No hay felicidad sin materia, como no hay percepción de los colores sin estados neuronales que posibilitan la percepción cromatica como nueva realidad emergente, que sigue siendo una realidad material.
El camino hasta la felicidad no es un secreto, sino un mecanismo material. Lo que hay que hacer es investigarlo, conocerlo y aplicarlo.
Es una evolución, y una revolución, dentro de la tradición.
A juzgar por vuestras respuestas, y por el título de este hilo, ¿Cuál es el secreto para ser feliz?, tendéis a la típica combinación de adanismo y penelopismo que suele caracterizar al academicismo filosófico en las cuestiones de fondo.
Pero eso en el fondo es tan absurdo como hablar del secreto para obtener la hipotenusa de un triángulo rectángulo sabiendo ya los valores de sus catetos. O, en un ejemplo más complicado y sutil, como hablar del secreto de la eterna juventud en animales semejantes al hombre, o sea animales vertebrados homeotermos (aves y mamíferos). La tal eterna juventud no es un secreto. Es un mecanismo. Un mecanismo consistente en reproducir el estado general del organismo en la etapa prerreproductiva y reproductiva. Los vertebrados homeotermos, en general, no mueren por degeneración tisular y funcional antes de reproducirse; si fuera así, sus especies se extinguirían.
Los biólogos, en vez de especular inútilmente sobre el tema, investigan las principales redes causales y factoriales implicadas en la juventud biológica, para luego aplicarlas al organismo de modo estable. Así consiguen ya una prolongación notable de la longevidad, y cuando conozcan el grueso de esas redes causales y factoriales, conseguirán aves y mamíferos, incluidos algunos cromañones entre estos últimos, que ya no envejecerán. Estos biólogos no parten del vacío de conocimientos, ni reinventan la rueda a cada paso.
Naturalmente, todo el sistema social, económico y cultural que tenemos los cromañones se basa en la caducidad biológica de cada cromañón, en su muerte principalmente por enfermedades asociadas al envejecimiento, así que la inmortalidad biológica individual (o una longevidad similar a la de las secuoyas) haría saltar por los aires todo este sistema. No podemos, obviamente que no podemos, ser individualmente inmortales y reproducirnos doblando la población cada veinticinco años en una biosfera planetaria finita.
Las matemáticas tienen una sólida historia detrás, y por eso las curvas de Bézier, que pintores e ilustradores usamos a manos llenas, han podido desarrollarse a partir de curvas mucho más simples, como las parábolas o los arcos de circunferencia.
La biología también tiene una sólida historia detrás, y por eso la investigación de los modernos Institutos Matusalén se ha basado en los trabajos de Mendel (pronunciación: Méndel) Crick y muchos otros en genética, embriología, citología, gerontología, bioquímica y otras ciencias biológicas o médicas.
La eudemonología, cosa que suelen olvidar los academicistas, también tiene una sólida historia detrás. Sabemos más que hace tres mil años sobre los caminos de la felicidad, mas hace tres mil años ya se sabían cosas importantes sobre la felicidad.
Laotsé, en su Taotequín, describió hace unos dos mil seiscientos años el camino a la felicidad. Claro, escribió su libro en chino arcaico y con los procedimientos científicos disponibles en su momento; procedimientos que, por ejemplo, no incluían (ya que no se conocían) las correlaciones y causas interactivas entre estados neuronales y sentimientos de plenitud, además del fondo social siempre presente en la vida feliz. Esto, sin embargo, ya se apuntaba poética y metafóricamente en su libro.
Ahora bien, la felicidad no es un poema ni una metáfora, sino una realidad; una realidad que, no por ser necesariamente subjetiva, resulta menos real que la atracción que los imanes ejercen sobre los metales magnéticos (principalmente hierro, níquel y cobalto).
Esto significa que podemos, y debemos, pasar de las metáforas a los procedimientos directos.
El taoísmo, correctamente, estableció que la felicidad se da cuando el espíritu deja de estar ligado a la materia densa animal, inestable y oscurecedora de la mente. Lo mismo que la escuela yóguica de la India, o el vedantismo, o el pitagorismo, o la alquimia verdadera. Faltaba, sin embargo, el conocimiento material concreto para realizar los cambios causales requeridos. Un conocimiento que hoy estamos adquiriendo.
Las prácticas yóguicas clásicas, pues, siguen siendo valiosas y potentes para desligar al yogui, al meditador concentrado, de la oprobiosa animalidad corporal y aproximarlo a la autoconciencia cósmica estable y dichosa. Pero, hoy, esas prácticas deben aunar los conocimientos aplicables hoy obtenidos. En lo político, eso implica una democracia realista y plena, que no el actual mangoneo de unas elites autonombradas, con votaciones amañadas donde ningún pobre puede llegar a gobernar su propio país. En lo médico y sanitario, implica un sistema de agua potable, alimentación suficiente y sana, protección contra las enfermedades infecciosas y demás patologías prevenibles. En lo artístico y cultural, implica la utilización de las ciencias y técnicas que, desde la imprenta de Gutenberg a las curvas artísticas informáticas de Bézier y mucho más allá, ponen el manejo del universo simbólico a la disposición fácil, barata y permanente de todo bramín, vipra, santo o sabio que seriamente busca llegar a niveles de gran pureza espiritual y, por tanto, a la felicidad fundamental.
No se trata de escapar de la materia, porque fuera de la materia no hay nada. Se trata de llegar al estado y nivel superior de la materia, intuitivamente llamado Dios, Tao, Nirvana, Manitú, Reino de los Cielos, Paraíso, etcétera, por las religiones populares. Erróneamente, estas religiones lo concibieron como un ser o nivel óntico inmaterial. Mas se equivocaban mucho. No hay felicidad sin materia, como no hay percepción de los colores sin estados neuronales que posibilitan la percepción cromatica como nueva realidad emergente, que sigue siendo una realidad material.
El camino hasta la felicidad no es un secreto, sino un mecanismo material. Lo que hay que hacer es investigarlo, conocerlo y aplicarlo.
Es una evolución, y una revolución, dentro de la tradición.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Pues yo soy feliz. Digan lo que quieran decir los infelices.
¿ El secreto? Ya lo he dicho.
¿ El secreto? Ya lo he dicho.
Re: ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Cuando damos una explicación con aspectos biológicos no tenemos la intención de que dejes de ser feliz.
"La mente, una vez iluminada, no puede volver a oscurecerse." (Thomas Paine)