Tachikomaia escribió:Creo que por definición el egoísmo es amor EXCESIVO hacia si mismo, y todo lo que sea excesivo es por definición malo.
https://dle.rae.es/ego%C3%ADsmo
Creo que más bien deberías decir "El autocuidado es bueno".
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Si no puedes hacerlo, intenta primero hacer algo más simple aunque similar.
PD: No miro lo que Cell dice.
Para nosotros, arqueoindividualistas,
el egoísmo siempre es bueno. La reivindicación a ultranza del egoísmo bien entendido es una de las señas de identidad de esta escuela filosófica, el arqueoindividualismo. Evidentemente, el egoísmo que reivindicamos no es una abusiva explotación económica de los pobres y desvalidos, sino la búsqueda inteligente, a fondo y a largo plazo, de la propia felicidad. Para eso, Tachikomaia, prefieres el término
autocuidado, que en el arqueoindividualismo admitimos y usamos. Pero como somos mucho más radicales de lo que se suele entender por
cuidarse a sí mismo utilizamos ahora el término, sugerido por Toni en este foro Sofos Ágora, de
mimiaquismo, inspirado en la lengua suajelí (swahili).
Mas el problema trasciende con mucho el aspecto meramente lingüístico. Con un nombre o con otro, pronto brotarán las objeciones altruistas contra el
excesivo autocuidado, o contra el excesivo
mimiaquismo, o contra el excesivo
amor a sí mismo.
No es difícil, aunque sí muy conflictivo, entender qué está pasando aquí. El nivel humano de la realidad es un nivel animal, cuya permanencia relativa no se basa en el individuo sino en la especie. Por eso la expectativa social, a lo largo de las culturas, ha sido siempre algo así como que el individuo sea un buenazo altruista a lo largo de su vida, tenga unas alegrías si es posible, críe a una prole abundante... y luego se muera, dejando paso a la juventud.
El egoísmo bien entendido, el mimiaquismo,
nunca es excesivo, como
nunca es excesiva la buena salud.
Los arqueoindividualistas somos gente muy de derechas. Somos derechistas
revolucionarios, no derechistas conformistas. Y, como somos tan derechistas, no caemos en el adanismo ni en el penelopismo. O sea: que las reglas básicas para lograr la felicidad, a grandes rasgos, no se han descubierto justo anteayer. Por el contrario, se conocen desde muy antiguo, en la tradición metafísica esotérica oriental u occidental. Eso significa que la búsqueda de la felicidad implica, esencialmente, una subida ordenada de plano. El alma debe dejar el horrible plano animal humano de la existencia y subir a los planos existenciales dichosos, libres del deseo sexual, del hambre y de la inestabilidad del cuerpo material burdo denso. Se trata de recorrer la metamorfosis de un cerdo (biológicamente muy similar al hombre) en un dios.
Y el camino, por supuesto, es la meditación constante en
bramacharia, o sea en castidad simplificadora de cuerpo y mente, con el foco de la sique puesto en el Ser Supremo incorruptible. Son principios muy viejos, que se actualizan y adaptan con los modernos conocimientos tecnocientíficos, sin quedar arrumbados ni obsoletos en lo esencial. Siguen siendo sumamente eficaces.
¿Nos preocupamos los arqueoindividualistas por el prójimo? Sí, y radicalmente. Tanto, que pretendemos crear las condiciones, mediante una revolución política, social y económica bien hecha, para que todo el que quiera pueda ponerse a meditar en bramacharía, acercándose así al gozo eterno hasta poseerlo del todo. Bajo el horror de la actual guerra de Ucrania tal meditación es evidentemente imposible. Por tanto, lo primero es que haya pan, paz. justicia y libertad. No es una utopía, sino algo bien realizable.
Pretendemos una sociedad de castas donde todos se conviertan en puros bramines, ya en esta vida, sin esperar a una nueva reencarnación.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.