Linux para vagos y para torpes.
- Alexandre Xavier
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- Registrado: 08 Feb 2012, 00:46
- Rango personalizado: Filósofo revolucionario desde la tradición metafísica clásica, oriental y occidental.
- Ubicación: Monforte de Lemos, Galicia.
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Re: Linux para vagos y para torpes.
Hola de nuevo a Dosyogoro y a todos.
Antes de leer este mensaje, recordad, no estará de más, que aquí no tratamos de informática a palo seco, sin más ni más. Que, aunque este hilo es sobre todo un taller de informática para los que quieren usar Linux de manera fácil y cómoda, está abierto en un foro de filosofía, Sofos Ágora, para entrar en cuestiones filosóficas cuando nos parezca oportuno. Reconozco que los sistemas operativos de ordenador, por sí mismos, no me interesan. Pero tienen implicaciones existenciales, sociales, económicas, artísticas, etcétera, que sí son filosóficamente interesantes. Mis intervenciones en este hilo tiran, sobre todo, a esas implicaciones.
En principio, y para no abrumar con una complejidad ininteligible, te voy a decir, Dosyogoro, algo fundamental.
Que este mensaje (como todos mis mensajes en este hilo, salvo el primero, hecho con MacOS) está redactado en Linux, y que así pienso seguir: redactando en Linux los mensajes de este hilo, y aprovechando Linux para mis intervenciones en el foro internético Sofos Ágora.
Entonces, tu frase " Pues lo que leo, diría que es un publicista de Windows cobrando para decir paridas sobre Gnu/Linux." se cae sola. Porque contra hechos no valen argumentos. De alguien que usa Linux con frecuencia y manifiesta que va a seguir usando este sistema operativo... es imposible calificarlo de publicista de Windows.
Es cierto que las partidas presupuestarias para publicidad de Microsoft incluyen a los "agentes informales", destinados a un público con tragaderas menos grandes que la media. A ese público no se le puede silenciar que Windows tiene características mafiosas como la activación obligatoria y la obsolescencia planificada, ni que Linux tiene ventajas como su gratuidad, su carencia de activación obligatoria y de obsolescencia planificada, su acceso directo al código fuente para solucionar problemas sin permiso de los fabricantes, etcétera. Los agentes publicitarios informales de Microsoft, en una situación así, que es nuestra situación en el foro Sofos Ágora, no van a negar (no pueden hacerlo) las ventajas más obvias de Linux. Pero pueden citarlas de pasada, sin insistir en ellas (y sin citar los rasgos mafiosos de Windows, claro) haciendo hincapié en las disfunciones típicas de Linux: soporte precario e impredecible de los periféricos, incluso de los más habituales e imprescindibles (como teclado, ratón y pantalla), acabado chapucero, traducción incompleta de mensajes y ficheros de ayuda, que bloquea en gran medida el uso de Linux a quien no domine en plan básico el inglés, diseño no mecanizado que convierte en una pequeña proeza los actos de instalar o desinstalar programas (actos que son banalmente fáciles en Windows), sistema raro de archivos que hace incómodo o peligroso compartir Linux con Windows en el mismo ordenador, etcétera.
Lo cierto es que hay más de dos jugadores en este campo. No todo es Linux o Windows. Por eso los maqueros, desde su MacOS, pueden criticar la obsolescencia planificada de Windows XP, o los fridosos, desde su FreeDOS, pueden criticar que la instalación de programas en Linux no es automática desde el fichero ejecutable de instalación.
Así, hay dos cosas que ya ni el propio Dosyogoro volverá a soltar: que parezco un publicista de Windows y que la curvatura de aprendizaje es la misma en Linux que en Windows.
Sí que es cierta una cosa: mi explícita preferencia por Windows, al ser matizada, al no omitir los rasgos mafiosos con los que Microsoft trata a sus clientes, ni las ventajas de Linux, harían de mí un buen publicista encubierto de Windows, que no niega la utilidad de Linux, pero lo relega a un nivel secundario con funcionalidad muy básica, sin la comodidad y la variedad de aplicaciones que ofrece Windows.
No soy eso, no cobro un euro de Microsoft; si bien es cierto que mi actitud en este hilo le hace publicidad indirecta a esa empresa, sí. Los revolucionarios de derecha nos caracterizamos por ser siempre claros en los asuntos conflictivos.
Vuelvo ahora con el mito dosyogoriano y linuxero en general de que la curvatura de aprendizaje es la misma en Linux que en Windows.
Pues eso, por poner un ejemplo fácil de entender, es lo mismo que decir que la curvatura de aprendizaje, a la hora de usar una bombona de butano en una estufa, es la misma que en una calefacción doméstica para toda la casa por red de fluido caliente (gas ciudad, gas natural, agua calentada por electricidad, etcétera). No es la misma curvatura de aprendizaje ni puede serlo.
En el caso de la bombona de butano, como mínimo hay que aprender teléfonos, direcciones y horarios de la compañía suministradora. Si la empresa no hace reparto a domicilio, habrá que ir por la bombona, y subirla al piso, generalmente con ascensor (pero hay muchos pisos viejos que carecen de ascensor). Ya en la casa, hay que aprender a manejar la estufa, y tener cuidado de colocarla evitando incendios y asfixia por gas. Además, para calentar una habitación donde no esté la estufa, habrá que llevarla rodando con sus ruedecillas inferiores. Y pagar cada vez por el servicio de la bombona, en el caso de viviendas en el quinto pino, donde no llegan los contratos a largo plazo con las empresas suministradoras.
La curva de aprendizaje en una calefacción doméstica para toda la casa por red de fluido caliente se reduce a encender el interruptor y poner el termostato en la temperatura deseada. Si además cada habitación tiene su propio termostato, en la habitación donde se vaya a estar se puede poner la temperatura deseada, incluso dejando sin calentar el resto de las habitaciones, caso de que no se vaya a estar en ellas.
Nadie, ni el más ferviente partidario de la calefacción por bombona de butano, o por horno de carbón, puede decir que la curva de aprendizaje sea la misma. En cambio, puede decir que el butano o el carbón calientan a menos precio que el sistema de agua calentada por electricidad.
Es de cajón reconocer que, en plan totalmente legal, Linux resulta más barato que Windows. Pero la curva de aprendizaje para instalar programas no es la misma que en Windows.
No.
Veámoslo de nuevo con un ejemplo que ya he citado: Krita, un buen programa de pintura artística originariamente creado en Linux.
En Ubuntu 14, que, por mucho que esto disguste a Dosyogoro, es la versión estable más reciente de Ubuntu, y no un Linux de hace diez años, se puede instalar Krita. Y tengo Ubuntu 14 puesto en mi ordenador, sí. Por mucho que a Dosyogoro, para simplificar sus esquemas mentales, le guste pensar que si soy reticente a Linux es por no atreverme con sus versiones recientes y mejoradas. También descargo y uso versiones actuales de Linux, con una mejora de resultados real pero claramente insuficiente.
Bueno, pues la curva de aprendizaje para instalar Krita en Ubuntu 14 implica varias cosas. La primera, saber si funciona o no el acceso internético. Si funciona, se puede intentar la instalación por carga y manejo desde un centro de softuare reconocido por Ubuntu. Y ojalá ese centro reconozca alguna versión de Krita, ya que hay un viejo conflicto entre dos entornos gráficos de Linux: Gnome y KDE. Mas lo cierto es que Ubuntu, una versión muy popular de Linux, no utiliza el entorno KDE, el propio de Krita, sino el entorno rival, Gnome. Por eso, según la versión de Ubuntu que usemos, es fácil que falle el intento de instalar automatizadamente Krita. La versión Ubuntu tiene origen sudafricano. De hecho, el nombre "Ubuntu" significa en varias lenguas de Sudáfrica "una persona se hace humana a través de las otras personas". Se trata de un concepto importante tradicionalmente en la filosofía africana. Según lo expresa el filósofo, obispo y político sudafricano Desmond Tutu.
"Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazada cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está segura de sí misma, ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que disminuye cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos.".
Técnicamente, si falla la instalación directa de Krita en Ubuntu, habrá que usar una versión diferente de Ubuntu, o intentar una instalación indirecta a base de ficheros descargados previamente; también habrá que usar ficheros descargados previamente si, como suele pasar en Ubuntu, falla la conexión internética.
En principio, habrá que teclear unas largas secuencias de instalación en la típica pantalla no gráfica de texto; la famosa terminal de Linux. Si todo va bien, ya tenemos Linux. Si no... a aprender inglés, porque saldrá un mensaje en inglés informándonos de que faltan las dependencias, o sea ficheros adicionales al sistema (de la biblioteca de recursos para el entorno gráfico KDE). Entonces, a obtener esas dependencias e instalarlas por otro lado, con el procedimiento manual de la terminal de texto. Vuelta al programa principal, o sea Krita, y nuevo intento de instalación manual por secuencias de texto en la terminal. Y otra vez a usar la consola o terminal si queremos crear, en el escritorio, un acceso directo al programa Krita, en vez de buscarlo manualmente en el disco duro, cada vez que pretendamos utilizarlo.
Si, además de todo esto, el sistema no indica "resolución de pantalla no apta para Krita, ni tampoco modificable", si el sistema no se cuelga ni, sencillamente, da un fracaso silencioso (o sea, que Krita no se abre ni a la de tres, sin el más mínimo mensaje explicativo de error), ya tenemos Krita funcionando en Ubuntu 14; y, por tanto, funcionando en Linux.
La curva de aprendizaje correspondiente a la instalación de Krita en Windows es la siguiente: cliquear con el ratón a la versión de Krita para Windows que se vaya a usar (la última de todas, a partir de Windows Vista o Windows 7; una versión algo más antigua para Windows XP), sea por descarga internética inmediata o, sin conexión internética, por copia local de esa versión al disco duro del ordenador... y seguir las instrucciones de instalación en la ventana que se abre automáticamente. En uno o dos minutos tenemos Krita funcionando en Windows, y con acceso directo desde el escritorio cada vez que queramos abrir este programa.
Venga, Dosyogoro, haz un esfuerzo, ¡vamos a ver si te atreves a decir que instalar Krita en Linux tiene la misma curva de aprendizaje que instalar Krita en Windows!
Por mi parte, he hecho la instalación de Krita en los dos sistemas, Linux y Windows. Sé de qué hablo.
Termino este mensaje, en cuanto al tema lingüístico, reafirmando lo que siempre he dicho: que Linux, desde hace muchos años, está traducido al español. Nunca he dicho ni insinuado lo contrario. Eso sí, la traducción es a menudo mediocre, mala e incompleta; con lo cual, o sabes inglés, o no puedes usar Linux, no puedes usar la aplicación de Linux que te interesa. Os lo dice un traductor; que, por serlo, se fija más en estos detalles.
Y este mensaje está escrito en Linux.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo@yahoo.es (trigrupo arroba yahoo.es).
Antes de leer este mensaje, recordad, no estará de más, que aquí no tratamos de informática a palo seco, sin más ni más. Que, aunque este hilo es sobre todo un taller de informática para los que quieren usar Linux de manera fácil y cómoda, está abierto en un foro de filosofía, Sofos Ágora, para entrar en cuestiones filosóficas cuando nos parezca oportuno. Reconozco que los sistemas operativos de ordenador, por sí mismos, no me interesan. Pero tienen implicaciones existenciales, sociales, económicas, artísticas, etcétera, que sí son filosóficamente interesantes. Mis intervenciones en este hilo tiran, sobre todo, a esas implicaciones.
En principio, y para no abrumar con una complejidad ininteligible, te voy a decir, Dosyogoro, algo fundamental.
Que este mensaje (como todos mis mensajes en este hilo, salvo el primero, hecho con MacOS) está redactado en Linux, y que así pienso seguir: redactando en Linux los mensajes de este hilo, y aprovechando Linux para mis intervenciones en el foro internético Sofos Ágora.
Entonces, tu frase " Pues lo que leo, diría que es un publicista de Windows cobrando para decir paridas sobre Gnu/Linux." se cae sola. Porque contra hechos no valen argumentos. De alguien que usa Linux con frecuencia y manifiesta que va a seguir usando este sistema operativo... es imposible calificarlo de publicista de Windows.
Es cierto que las partidas presupuestarias para publicidad de Microsoft incluyen a los "agentes informales", destinados a un público con tragaderas menos grandes que la media. A ese público no se le puede silenciar que Windows tiene características mafiosas como la activación obligatoria y la obsolescencia planificada, ni que Linux tiene ventajas como su gratuidad, su carencia de activación obligatoria y de obsolescencia planificada, su acceso directo al código fuente para solucionar problemas sin permiso de los fabricantes, etcétera. Los agentes publicitarios informales de Microsoft, en una situación así, que es nuestra situación en el foro Sofos Ágora, no van a negar (no pueden hacerlo) las ventajas más obvias de Linux. Pero pueden citarlas de pasada, sin insistir en ellas (y sin citar los rasgos mafiosos de Windows, claro) haciendo hincapié en las disfunciones típicas de Linux: soporte precario e impredecible de los periféricos, incluso de los más habituales e imprescindibles (como teclado, ratón y pantalla), acabado chapucero, traducción incompleta de mensajes y ficheros de ayuda, que bloquea en gran medida el uso de Linux a quien no domine en plan básico el inglés, diseño no mecanizado que convierte en una pequeña proeza los actos de instalar o desinstalar programas (actos que son banalmente fáciles en Windows), sistema raro de archivos que hace incómodo o peligroso compartir Linux con Windows en el mismo ordenador, etcétera.
Lo cierto es que hay más de dos jugadores en este campo. No todo es Linux o Windows. Por eso los maqueros, desde su MacOS, pueden criticar la obsolescencia planificada de Windows XP, o los fridosos, desde su FreeDOS, pueden criticar que la instalación de programas en Linux no es automática desde el fichero ejecutable de instalación.
Así, hay dos cosas que ya ni el propio Dosyogoro volverá a soltar: que parezco un publicista de Windows y que la curvatura de aprendizaje es la misma en Linux que en Windows.
Sí que es cierta una cosa: mi explícita preferencia por Windows, al ser matizada, al no omitir los rasgos mafiosos con los que Microsoft trata a sus clientes, ni las ventajas de Linux, harían de mí un buen publicista encubierto de Windows, que no niega la utilidad de Linux, pero lo relega a un nivel secundario con funcionalidad muy básica, sin la comodidad y la variedad de aplicaciones que ofrece Windows.
No soy eso, no cobro un euro de Microsoft; si bien es cierto que mi actitud en este hilo le hace publicidad indirecta a esa empresa, sí. Los revolucionarios de derecha nos caracterizamos por ser siempre claros en los asuntos conflictivos.
Vuelvo ahora con el mito dosyogoriano y linuxero en general de que la curvatura de aprendizaje es la misma en Linux que en Windows.
Pues eso, por poner un ejemplo fácil de entender, es lo mismo que decir que la curvatura de aprendizaje, a la hora de usar una bombona de butano en una estufa, es la misma que en una calefacción doméstica para toda la casa por red de fluido caliente (gas ciudad, gas natural, agua calentada por electricidad, etcétera). No es la misma curvatura de aprendizaje ni puede serlo.
En el caso de la bombona de butano, como mínimo hay que aprender teléfonos, direcciones y horarios de la compañía suministradora. Si la empresa no hace reparto a domicilio, habrá que ir por la bombona, y subirla al piso, generalmente con ascensor (pero hay muchos pisos viejos que carecen de ascensor). Ya en la casa, hay que aprender a manejar la estufa, y tener cuidado de colocarla evitando incendios y asfixia por gas. Además, para calentar una habitación donde no esté la estufa, habrá que llevarla rodando con sus ruedecillas inferiores. Y pagar cada vez por el servicio de la bombona, en el caso de viviendas en el quinto pino, donde no llegan los contratos a largo plazo con las empresas suministradoras.
La curva de aprendizaje en una calefacción doméstica para toda la casa por red de fluido caliente se reduce a encender el interruptor y poner el termostato en la temperatura deseada. Si además cada habitación tiene su propio termostato, en la habitación donde se vaya a estar se puede poner la temperatura deseada, incluso dejando sin calentar el resto de las habitaciones, caso de que no se vaya a estar en ellas.
Nadie, ni el más ferviente partidario de la calefacción por bombona de butano, o por horno de carbón, puede decir que la curva de aprendizaje sea la misma. En cambio, puede decir que el butano o el carbón calientan a menos precio que el sistema de agua calentada por electricidad.
Es de cajón reconocer que, en plan totalmente legal, Linux resulta más barato que Windows. Pero la curva de aprendizaje para instalar programas no es la misma que en Windows.
No.
Veámoslo de nuevo con un ejemplo que ya he citado: Krita, un buen programa de pintura artística originariamente creado en Linux.
En Ubuntu 14, que, por mucho que esto disguste a Dosyogoro, es la versión estable más reciente de Ubuntu, y no un Linux de hace diez años, se puede instalar Krita. Y tengo Ubuntu 14 puesto en mi ordenador, sí. Por mucho que a Dosyogoro, para simplificar sus esquemas mentales, le guste pensar que si soy reticente a Linux es por no atreverme con sus versiones recientes y mejoradas. También descargo y uso versiones actuales de Linux, con una mejora de resultados real pero claramente insuficiente.
Bueno, pues la curva de aprendizaje para instalar Krita en Ubuntu 14 implica varias cosas. La primera, saber si funciona o no el acceso internético. Si funciona, se puede intentar la instalación por carga y manejo desde un centro de softuare reconocido por Ubuntu. Y ojalá ese centro reconozca alguna versión de Krita, ya que hay un viejo conflicto entre dos entornos gráficos de Linux: Gnome y KDE. Mas lo cierto es que Ubuntu, una versión muy popular de Linux, no utiliza el entorno KDE, el propio de Krita, sino el entorno rival, Gnome. Por eso, según la versión de Ubuntu que usemos, es fácil que falle el intento de instalar automatizadamente Krita. La versión Ubuntu tiene origen sudafricano. De hecho, el nombre "Ubuntu" significa en varias lenguas de Sudáfrica "una persona se hace humana a través de las otras personas". Se trata de un concepto importante tradicionalmente en la filosofía africana. Según lo expresa el filósofo, obispo y político sudafricano Desmond Tutu.
"Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazada cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está segura de sí misma, ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que disminuye cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos.".
Técnicamente, si falla la instalación directa de Krita en Ubuntu, habrá que usar una versión diferente de Ubuntu, o intentar una instalación indirecta a base de ficheros descargados previamente; también habrá que usar ficheros descargados previamente si, como suele pasar en Ubuntu, falla la conexión internética.
En principio, habrá que teclear unas largas secuencias de instalación en la típica pantalla no gráfica de texto; la famosa terminal de Linux. Si todo va bien, ya tenemos Linux. Si no... a aprender inglés, porque saldrá un mensaje en inglés informándonos de que faltan las dependencias, o sea ficheros adicionales al sistema (de la biblioteca de recursos para el entorno gráfico KDE). Entonces, a obtener esas dependencias e instalarlas por otro lado, con el procedimiento manual de la terminal de texto. Vuelta al programa principal, o sea Krita, y nuevo intento de instalación manual por secuencias de texto en la terminal. Y otra vez a usar la consola o terminal si queremos crear, en el escritorio, un acceso directo al programa Krita, en vez de buscarlo manualmente en el disco duro, cada vez que pretendamos utilizarlo.
Si, además de todo esto, el sistema no indica "resolución de pantalla no apta para Krita, ni tampoco modificable", si el sistema no se cuelga ni, sencillamente, da un fracaso silencioso (o sea, que Krita no se abre ni a la de tres, sin el más mínimo mensaje explicativo de error), ya tenemos Krita funcionando en Ubuntu 14; y, por tanto, funcionando en Linux.
La curva de aprendizaje correspondiente a la instalación de Krita en Windows es la siguiente: cliquear con el ratón a la versión de Krita para Windows que se vaya a usar (la última de todas, a partir de Windows Vista o Windows 7; una versión algo más antigua para Windows XP), sea por descarga internética inmediata o, sin conexión internética, por copia local de esa versión al disco duro del ordenador... y seguir las instrucciones de instalación en la ventana que se abre automáticamente. En uno o dos minutos tenemos Krita funcionando en Windows, y con acceso directo desde el escritorio cada vez que queramos abrir este programa.
Venga, Dosyogoro, haz un esfuerzo, ¡vamos a ver si te atreves a decir que instalar Krita en Linux tiene la misma curva de aprendizaje que instalar Krita en Windows!
Por mi parte, he hecho la instalación de Krita en los dos sistemas, Linux y Windows. Sé de qué hablo.
Termino este mensaje, en cuanto al tema lingüístico, reafirmando lo que siempre he dicho: que Linux, desde hace muchos años, está traducido al español. Nunca he dicho ni insinuado lo contrario. Eso sí, la traducción es a menudo mediocre, mala e incompleta; con lo cual, o sabes inglés, o no puedes usar Linux, no puedes usar la aplicación de Linux que te interesa. Os lo dice un traductor; que, por serlo, se fija más en estos detalles.
Y este mensaje está escrito en Linux.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo@yahoo.es (trigrupo arroba yahoo.es).
- Dosyogoro2
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Re: Linux para vagos y para torpes.
- Spoiler: show
Hay exposiciones, pensamientos, discursos del lenguaje que son incoherentes, lo que puede cambiar es que se cataloguen correctamente como incoherentes.
https://dosyogoro.wordpress.com/2024/03 ... itucional/
https://dosyogoro.wordpress.com/2024/03 ... itucional/
- Alexandre Xavier
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Re: Linux para vagos y para torpes.
Hola a todos.
Hoy lo mejor será sacar a colación el velo, el yijab y otras prendas de las mujeres que, en la cultura islámica, se usan para tapar varias partes del cuerpo, especialmente la cara y el pelo.
Se puede argumentar que el uso de estas prendas forzosas (ya que no se puede elegir entre llevarlas o no llevarlas: llevarlas es una norma, y a menudo una norma elevada al rango de ley jurídica formal) no da ningún problema y resulta muy cómodo. Y muchas mujeres musulmanas afirmarán eso espontáneamente.
Ahora bien, las afirmaciones espontáneas de estas mujeres no van a eliminar dos hechos: el primero, que estas ropas veladoras implican la degradación de las mujeres adultas y su sumisión a los hombres (los cuales no tienen por qué llevarlas, naturalmente); y el segundo, que no se trata en ningún caso de una elección libre por parte de las mujeres musulmanas que las llevan o que no las llevan. El uso de estas prendas femeninas, sin entrar en sus características textiles al más mínimo detalle, está prescrito en el Corán y la tradición islámica; decir que la mujer puede llevar la cabeza tan descubierta como el hombre es ir directamente contra las enseñanzas de Mahoma. Si, en una cultura de predominio islámico, no se persigue de hecho a las mujeres que van así, enseñando la melena, es porque en esos países no se toma en serio la prescripción islámica, y a menudo eso se da por una larga y difícil lucha de las mujeres para conseguirlo, para poder lucir el pelo de la cabeza por la calle. El precepto coránico está claro: las mujeres deben cubrir su cabeza para no suscitar el deseo de los hombres que las miren.
Las mujeres musulmanas que, en su ingenuidad, dicen que las tales ropas no dan ningún problema, porque a ellas no se lo dan, pasan por alto las protestas y el malestar de las chicas que no quieren llevar eso. Luego, su actitud variará. Desde afirmar que no hay tales protestas, o que son marginales, hasta afirmar que esas chicas que protestan son unas exageradas, o unas provocadoras, y que no hay ningún problema en ponerse un pañuelo en el pelo antes de salir a la calle. Pero lo hay, y muy gordo, desde el momento en que ningún hombre tiene obligación de ponérselo.
De modo paralelo, Dosyogoro nos predica una y otra vez, como en su mensaje anterior, que Linux es muy fácil de usar. Ahora bien, claro, no actúa en un foro de fervientes linuxeros, sino en un foro de filosofía donde las críticas son el pan de cada día. Entonces, ante las significativas críticas de alguien como yo, que da razones técnicas bien concretas sobre la dificultad de usar Linux, acaba entre Pinto y Valdemoro: por un lado, sí, que Linux es facilísimo, cómo no, eso es de cajón, etcétera. Pero, por otro, afirma que usar Linux es una experiencia "de cada uno" (o sea, de resultado no generalizable). Ahora bien, si la segunda afirmación es cierta, la primera no puede serlo; carecería de sentido afirmar que Linux es facilísimo. O dificilísimo. Sería como una mera experiencia estética u onírica jamás intersubjetiva u objetivable.
Es decir: aquí Dosyogoro flaquea y da vueltas como una veleta al defender su querido Linux, como lo hace la mujer musulmana partidaria del velo o del burca en sociedades de mayoría musulmana, pero donde muchas chicas, con éxito, se niegan a llevar esas ropas que ocultan sus caras y sus cuerpos. Tendrá que decir que esas chicas musulmanas de Turquía, Túnez o Bosnia hacen mal, pero por otro lado no las puede llamar abiertamente pecadoras y herejes, ya que allí el no llevar velo se suele considerar cosa honrada en las mujeres que no cubren su cara o su cabeza por la calle. También, como nuestro apreciado Dosyogoro, suele acabar saliendo por la tangente y afirmando que eso de llevar un pañuelo que tapa la cabellera es una experiencia "de cada musulmana", y que eso "puede irles mal a unas y bien a otras". Como si no hubiera una norma islámica antigua y clara sobre eso.
Veámoslo ahora con las instalaciones de alguna aplicación, Krita por ejemplo, en Linux. También aquí nos encontramos con que el usuario no puede elegir libremente entre instalaciones automáticas de la aplicación, al estilo de Windows o de FreeDOS, e instalaciones manuales complejas y engorrosas. No puede, primero porque no suele haberlas, y segundo porque la propia estructura de Linux lo impide en principio. Cuando en Linux hay un sistema de descargar e instalar automáticamente un programa, eso se debe a que previamente, en alguna versión de Linux donde se hace eso, se ha instalado un complejo marco de operaciones que permiten hacerlo. Y dentro de unos límites. Por ejemplo, si se intenta instalar una aplicación que no esté incluida en el repertorio de las aplicaciones de descarga e instalación automática... vuelta a la instalación manual.
El hecho, un hecho incómodo para fervientes linuxeros como Dosyogoro, es que softuare abierto, gratuito o de código libre no es sinónimo de instalación pesada. Proyectos como FreeDOS y ReactOS hacen uso de la instalación automática desde su propio núcleo; de hecho, la intención de ReactOS es lograr en modo nativo la ejecución de los programas de Windows, con instalación automática y desinstalación automática, pero en entorno de código abierto, modificable y mejorable por el usuario.
Por eso Dosyogoro pasa por alto, una y otra vez, el hecho de que también soy usuario de FreeDOS. Ya que, si no lo hiciera, si no pasara por alto este hecho tan significativo, si reconociera que, además de usar Windows y Linux, uso también FreeDOS, tendría que reconocer que es perfectamente posible usar un sistema operativo libre, gratuito y de código abierto sin pasar por el intrínseco engorro de instalar y desinstalar manualmente las aplicaciones del sistema operativo. En FreeDOS, repito, podemos instalar y desinstalar fácilmente una aplicación, de modo automático, una y otra vez. A los linuxeros, y no sólo a Dosyogoro, les da bastante grima mencionar a FreeDOS, primero porque es una forma de hacerles la competencia y segundo porque delata que, en el mundo de los sistemas operativos de código abierto, es posible hacer las cosas mucho mejor.
Dosyogoro es un creyente en Linux, no un mero usuario cómodo en su sistema habitual, pero objetivo. Si lo fuera, para empezar reconocería que el propio núcleo de Linux impone rodeos a la hora de instalar o quitar una aplicación en general.
Es una cuestión científica, no una mera impresión subjetiva. En los sistemas habituales de Linux, las aplicaciones se instalan como módulos de información e instrucciones que han de integrarse en la información y las instrucciones del sistema, único programa real. En Linux no hay realmente programas, aparte del propio programa Linux. Linux considera como fichero a todo lo que maneja, y lo que en Windows se considera un programa, en Linux es un fichero que puede producir otros ficheros, de acuerdo con las posibilidades del sistema.
El funcionamiento del sistema está totalmente centralizado en el núcleo o kernel de Linux. De ahí, para empezar, que toda instalación de un nuevo "programa" ha de integrarse en el sistema entero, por lo cual será más lenta que en Windows, aunque en contrapartida no habrá virus. Un virus, en Linux, sería un fichero con instrucciones para dañar al propio sistema en el que está integrado. Y se puede programar un fichero así, claro, pero al intentar instalarlo en Linux, previamente, saldría un mensaje de alarma. Por esto y por la honradez típica de los linuxeros, apenas hay virus en Linux, y por esto resulta un sistema tan seguro y preferido para instalar redes de servidores internéticos.
Entonces, algo tan habitual y cómodo como los programas portables de Windows (que no tocan el registro del sistema en principio, y que funcionan sin instalación, o con autoinstalación silenciosa la primera vez que se ejecutan) no existe, en principio, en Linux. De hecho, sí, hay unos pocos programas portables para Linux, pero tienen que ejecutarse dando expresamente al sistema un permiso para considerar al fichero en cuestión como fichero directamente ejecutable. En Linux no se recomienda usar programas portables, primero porque pueden introducir virus, segundo porque pueden consumir innecesariamente recursos del sistema (duplicando datos idénticos, por ejemplo) y tercero porque pueden fragmentar el disco de trabajo, entorpeciendo y ensuciando el funcionamiento del sistema. Linux, a diferencia de algo tan sucio como el registro de Windows, no experimenta corrupción interna por su uso continuo, de ahí que no suele ser necesario reinstalarlo, y si hay daño físico a algún fichero del sistema, se reinstala ese fichero a través del disco compacto u otro medio de almacenamiento desde donde se haya instalado Linux.
Notaréis, por todo esto, que me he puesto a estudiar lo básico del kernel o núcleo de Linux. Y así es. En informática, siempre quiero saber qué me traigo entre manos, y ahora que uso Linux, quiero saber cómo opera el sistema que manejo, tan diferente a Windows. Es posible reescribir a fondo el núcleo de Linux para permitir instalaciones automáticas de programas, mas eso implicaría la creación de un bloque previo del sistema, un bloque inmune a ataques. Pues toda instalación automática de un programa podría meter un virus en Linux. Los usuarios de Windows más avezados utilizamos desde hace tiempo programas especiales para crear un bloque del sistema Windows, independiente de las aplicaciones que se le añadan, y al que se puede regresar en cualquier momento, eliminando así todos los virus resultantes de instalaciones fallidas. Es decir, que hemos logrado el viejo sueño de hacer de Windows un sistema siempre reversible, siempre recuperable a su estado limpio original.
Como anécdota, pero anécdota esencial e instructiva, iré ahora con Krita y otros programas gráficos para Linux.
Ya que otra característica de los fervorosos creyentes es su dicotomismo, su tendencia al "si no estás conmigo estás contra mí", Dosyogoro está en una situación embarazosa cuando no le queda otra que reconocer... que este mensaje que lee también está escrito con Linux, así que es imposible alegar, por su parte, que desprecio o desconozco este sistema operativo. Ni siquiera puede alegar seriamente que no lo sé usar.
Y por eso sale con algo falso y que no sostengo: que, en general, mis experiencias son malas con Gnu/Linux. Pues lo cierto en general es que son buenas, que en general estoy satisfecho de Linux.
¿Sorpresa? Para Dosyogoro sí, claro. Y en este hilo sobre Linux habrá muchas más sorpresas.
Para empezar, como mis expectativas con Linux son muy bajas, es fácil satisfacerme. No le voy a pedir un buen soporte de escritura multilingüe para traductores y lingüistas, porque sé que carece de eso. Ni le voy a pedir la amplitud y variedad de aplicaciones de todo tipo que hay en Windows, porque está claro que en Linux hay muchas menos. En el futuro esto puede cambiar, pero hoy por hoy está claro que hay pocas aplicaciones en Linux y que no cubren todas las necesidades de un usuario concienzudo, especialmente si las comparamos con el mar de aplicaciones que hay en Windows.
En cambio, le puedo pedir a Linux que funcione bien con unas cuantas aplicaciones básicas, que no me dé la murga con el ratón, el teclado en castellano o la pantalla, y que permita un intercambio fácil de datos con el formato estándar de particiones, o sea FAT32.
La vieja instalación de Linex (Linux de Extremadura, año 2002 me satisface en este sentido.
Es la resistible ascensión de Arturo Ui, magistral obra teatral de Bertolt Brecht (pronunciación: Bértolt Brejt) que tanto nos gusta en la derecha revolucionaria. ¿Y los de derechas leéis a Bertolt Brecht y veis representaciones de su teatro?, se sorprenderá de nuevo Dosyogoro, que es de izquierdas. Los derechistas revolucionarios sí que lo hacemos, claro. Repito que este hilo, "Linux para vagos y para torpes", se presta a las sorpresas.
Por eso Bertolt Brecht, que reaccionaba contra el mecanicismo mental, tituló así su obra, sabiendo que los perezosos, incluidos sus correligionarios de izquierda, la citarían una y otra vez como "La irresistible ascensión de Arturo Ui" (o sea, Hitler). Pero la ascensión de Hitler, Arturo Ui en la farsa de Brecht, nada tenía de irresistible. Así que el verdadero título, traducido del alemán, es este otro: "La resistible ascensión de Arturo Ui".
Sabemos que a Dosyogoro, para empezar, no le gusta mucho leer textos largos, como los que produzco y los que producía Bertolt Brecht. Pero es que decir verdades, especialmente verdades que van a contracorriente del tópico, implica tiempo, espacio y reflexión. No vale el eslogan supersimplificador.
Con Linex he resistido bien la resistible ascensión de Arturo Ui; o sea, la degradación de Linux, su caída a sistema operativo inmanejable. Manejo bien Linex, mas esta versión de Linux tiene algunas limitaciones incómodas, especialmente en manejo de gráficos.
Entonces la solución lógica, en un sistema bien acabado, sería instalar los programas de gráficos que deseo.
Bueno: he instalado Ubuntu 14 en gallego. Esta versión actual de Ubuntu se ha instalado, sí... en baja resolución gráfica. Y el sistema no me deja aumentar la resolución. Por otro lado, después de largas y tediosas secuencias de instalación tecleadas en pantalla de texto sin automatización, y de las correspondientes maniobras del sistema para intentar descargar y redescargar los programas, sus bibliotecas para dependencias, etcétera, he conseguido instalar Krita y KolourPaint en Ubuntu 14.
Krita da un mensaje de error irrecuperable al empezar a usarlo en Ubuntu 14. KolourPaint sí que se inicia. Pero se cierra en cuanto intento abrir un fichero. Y ninguno de los dos programas tiene acceso cómodo desde el escritorio.
Un predicador de Windows mandaría a Linux a la porra ahora mismo. Mas como no soy predicador de Windows, ni de Linux, lo que he hecho ha sido reflexionar y buscar datos.
Hay un montón de versiones y distribuciones de Windows. Concretamente, un italiano lleva años manteniendo y desarrollando una versión de Ubuntu llamada Artistx. Esta versión está pensada para gente que trabaja con gráficos, sonido y audiovisuales dentro de Linux.
Así que tras muchas, demasiadas horas de bregar con gestores de descarga, conseguí por fin bajar la imagen ISO de casi cuatro gigas, que necesitaba un disco duro de por lo menos veinte gigas (físico o virtual). Luego creé el disco duro virtual para Microsoft Virtual PC y empecé a instalar Artistx. Como se trata de una versión de Ubuntu, me resultó muy fácil. Eso sí, toda la interfaz está en inglés, cosa trivial en un lingüista y traductor como yo, pero una seria barrera para el linuxero hispanoparlante medio.
Artistx hizo por mí el pesado trabajo de configurar e instalar los ansiados programas de gráficos, porque ya estaban incluidos en el disco de instlación. Ya tengo Krita, KolourPaint y muchos programas más para pintar y dibujar como Candinsqui (Kandinsky) o Goya... si desarrollo un genio artístico que vaya más allá del pintamonas, claro. Los programas funcionan, no se cuelgan como en Ubuntu 14, tienen un cómodo acceso directo por menúes gráficos accesibles con el ratón, van con una aceptable resolución gráfica y, finalmente, con utilidades de Windows puedo intercambiar fácilmente dibujos y cuadros de pintura entre ArtistX y Windows.
Este sistema operativo tiene también unas típicas aplicaciones para proceso de textos. No son muchas, pero funcionan, y con formatos estándares. Con lo cual también puedo leer y escribir fácilmente textos de estructura compleja en Artistx. Aunque la interfaz del sistema está en inglés, la configuración de teclado permite, a la primera, escribir cómodamente con un teclado físico y lógico en castellano.
Es decir: problema resuelto. La carga de Artistx es algo lenta, porque chupa mucha memoria del sistema. Mas entra en unos segundos.
Como decía: estoy satisfecho de Linux; y, con Artistx, más satisfecho todavía.
Y este mensaje está escrito en Linux.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo@yahoo.es (trigrupo arroba yahoo.es).
Hoy lo mejor será sacar a colación el velo, el yijab y otras prendas de las mujeres que, en la cultura islámica, se usan para tapar varias partes del cuerpo, especialmente la cara y el pelo.
Se puede argumentar que el uso de estas prendas forzosas (ya que no se puede elegir entre llevarlas o no llevarlas: llevarlas es una norma, y a menudo una norma elevada al rango de ley jurídica formal) no da ningún problema y resulta muy cómodo. Y muchas mujeres musulmanas afirmarán eso espontáneamente.
Ahora bien, las afirmaciones espontáneas de estas mujeres no van a eliminar dos hechos: el primero, que estas ropas veladoras implican la degradación de las mujeres adultas y su sumisión a los hombres (los cuales no tienen por qué llevarlas, naturalmente); y el segundo, que no se trata en ningún caso de una elección libre por parte de las mujeres musulmanas que las llevan o que no las llevan. El uso de estas prendas femeninas, sin entrar en sus características textiles al más mínimo detalle, está prescrito en el Corán y la tradición islámica; decir que la mujer puede llevar la cabeza tan descubierta como el hombre es ir directamente contra las enseñanzas de Mahoma. Si, en una cultura de predominio islámico, no se persigue de hecho a las mujeres que van así, enseñando la melena, es porque en esos países no se toma en serio la prescripción islámica, y a menudo eso se da por una larga y difícil lucha de las mujeres para conseguirlo, para poder lucir el pelo de la cabeza por la calle. El precepto coránico está claro: las mujeres deben cubrir su cabeza para no suscitar el deseo de los hombres que las miren.
Las mujeres musulmanas que, en su ingenuidad, dicen que las tales ropas no dan ningún problema, porque a ellas no se lo dan, pasan por alto las protestas y el malestar de las chicas que no quieren llevar eso. Luego, su actitud variará. Desde afirmar que no hay tales protestas, o que son marginales, hasta afirmar que esas chicas que protestan son unas exageradas, o unas provocadoras, y que no hay ningún problema en ponerse un pañuelo en el pelo antes de salir a la calle. Pero lo hay, y muy gordo, desde el momento en que ningún hombre tiene obligación de ponérselo.
De modo paralelo, Dosyogoro nos predica una y otra vez, como en su mensaje anterior, que Linux es muy fácil de usar. Ahora bien, claro, no actúa en un foro de fervientes linuxeros, sino en un foro de filosofía donde las críticas son el pan de cada día. Entonces, ante las significativas críticas de alguien como yo, que da razones técnicas bien concretas sobre la dificultad de usar Linux, acaba entre Pinto y Valdemoro: por un lado, sí, que Linux es facilísimo, cómo no, eso es de cajón, etcétera. Pero, por otro, afirma que usar Linux es una experiencia "de cada uno" (o sea, de resultado no generalizable). Ahora bien, si la segunda afirmación es cierta, la primera no puede serlo; carecería de sentido afirmar que Linux es facilísimo. O dificilísimo. Sería como una mera experiencia estética u onírica jamás intersubjetiva u objetivable.
Es decir: aquí Dosyogoro flaquea y da vueltas como una veleta al defender su querido Linux, como lo hace la mujer musulmana partidaria del velo o del burca en sociedades de mayoría musulmana, pero donde muchas chicas, con éxito, se niegan a llevar esas ropas que ocultan sus caras y sus cuerpos. Tendrá que decir que esas chicas musulmanas de Turquía, Túnez o Bosnia hacen mal, pero por otro lado no las puede llamar abiertamente pecadoras y herejes, ya que allí el no llevar velo se suele considerar cosa honrada en las mujeres que no cubren su cara o su cabeza por la calle. También, como nuestro apreciado Dosyogoro, suele acabar saliendo por la tangente y afirmando que eso de llevar un pañuelo que tapa la cabellera es una experiencia "de cada musulmana", y que eso "puede irles mal a unas y bien a otras". Como si no hubiera una norma islámica antigua y clara sobre eso.
Veámoslo ahora con las instalaciones de alguna aplicación, Krita por ejemplo, en Linux. También aquí nos encontramos con que el usuario no puede elegir libremente entre instalaciones automáticas de la aplicación, al estilo de Windows o de FreeDOS, e instalaciones manuales complejas y engorrosas. No puede, primero porque no suele haberlas, y segundo porque la propia estructura de Linux lo impide en principio. Cuando en Linux hay un sistema de descargar e instalar automáticamente un programa, eso se debe a que previamente, en alguna versión de Linux donde se hace eso, se ha instalado un complejo marco de operaciones que permiten hacerlo. Y dentro de unos límites. Por ejemplo, si se intenta instalar una aplicación que no esté incluida en el repertorio de las aplicaciones de descarga e instalación automática... vuelta a la instalación manual.
El hecho, un hecho incómodo para fervientes linuxeros como Dosyogoro, es que softuare abierto, gratuito o de código libre no es sinónimo de instalación pesada. Proyectos como FreeDOS y ReactOS hacen uso de la instalación automática desde su propio núcleo; de hecho, la intención de ReactOS es lograr en modo nativo la ejecución de los programas de Windows, con instalación automática y desinstalación automática, pero en entorno de código abierto, modificable y mejorable por el usuario.
Por eso Dosyogoro pasa por alto, una y otra vez, el hecho de que también soy usuario de FreeDOS. Ya que, si no lo hiciera, si no pasara por alto este hecho tan significativo, si reconociera que, además de usar Windows y Linux, uso también FreeDOS, tendría que reconocer que es perfectamente posible usar un sistema operativo libre, gratuito y de código abierto sin pasar por el intrínseco engorro de instalar y desinstalar manualmente las aplicaciones del sistema operativo. En FreeDOS, repito, podemos instalar y desinstalar fácilmente una aplicación, de modo automático, una y otra vez. A los linuxeros, y no sólo a Dosyogoro, les da bastante grima mencionar a FreeDOS, primero porque es una forma de hacerles la competencia y segundo porque delata que, en el mundo de los sistemas operativos de código abierto, es posible hacer las cosas mucho mejor.
Dosyogoro es un creyente en Linux, no un mero usuario cómodo en su sistema habitual, pero objetivo. Si lo fuera, para empezar reconocería que el propio núcleo de Linux impone rodeos a la hora de instalar o quitar una aplicación en general.
Es una cuestión científica, no una mera impresión subjetiva. En los sistemas habituales de Linux, las aplicaciones se instalan como módulos de información e instrucciones que han de integrarse en la información y las instrucciones del sistema, único programa real. En Linux no hay realmente programas, aparte del propio programa Linux. Linux considera como fichero a todo lo que maneja, y lo que en Windows se considera un programa, en Linux es un fichero que puede producir otros ficheros, de acuerdo con las posibilidades del sistema.
El funcionamiento del sistema está totalmente centralizado en el núcleo o kernel de Linux. De ahí, para empezar, que toda instalación de un nuevo "programa" ha de integrarse en el sistema entero, por lo cual será más lenta que en Windows, aunque en contrapartida no habrá virus. Un virus, en Linux, sería un fichero con instrucciones para dañar al propio sistema en el que está integrado. Y se puede programar un fichero así, claro, pero al intentar instalarlo en Linux, previamente, saldría un mensaje de alarma. Por esto y por la honradez típica de los linuxeros, apenas hay virus en Linux, y por esto resulta un sistema tan seguro y preferido para instalar redes de servidores internéticos.
Entonces, algo tan habitual y cómodo como los programas portables de Windows (que no tocan el registro del sistema en principio, y que funcionan sin instalación, o con autoinstalación silenciosa la primera vez que se ejecutan) no existe, en principio, en Linux. De hecho, sí, hay unos pocos programas portables para Linux, pero tienen que ejecutarse dando expresamente al sistema un permiso para considerar al fichero en cuestión como fichero directamente ejecutable. En Linux no se recomienda usar programas portables, primero porque pueden introducir virus, segundo porque pueden consumir innecesariamente recursos del sistema (duplicando datos idénticos, por ejemplo) y tercero porque pueden fragmentar el disco de trabajo, entorpeciendo y ensuciando el funcionamiento del sistema. Linux, a diferencia de algo tan sucio como el registro de Windows, no experimenta corrupción interna por su uso continuo, de ahí que no suele ser necesario reinstalarlo, y si hay daño físico a algún fichero del sistema, se reinstala ese fichero a través del disco compacto u otro medio de almacenamiento desde donde se haya instalado Linux.
Notaréis, por todo esto, que me he puesto a estudiar lo básico del kernel o núcleo de Linux. Y así es. En informática, siempre quiero saber qué me traigo entre manos, y ahora que uso Linux, quiero saber cómo opera el sistema que manejo, tan diferente a Windows. Es posible reescribir a fondo el núcleo de Linux para permitir instalaciones automáticas de programas, mas eso implicaría la creación de un bloque previo del sistema, un bloque inmune a ataques. Pues toda instalación automática de un programa podría meter un virus en Linux. Los usuarios de Windows más avezados utilizamos desde hace tiempo programas especiales para crear un bloque del sistema Windows, independiente de las aplicaciones que se le añadan, y al que se puede regresar en cualquier momento, eliminando así todos los virus resultantes de instalaciones fallidas. Es decir, que hemos logrado el viejo sueño de hacer de Windows un sistema siempre reversible, siempre recuperable a su estado limpio original.
Como anécdota, pero anécdota esencial e instructiva, iré ahora con Krita y otros programas gráficos para Linux.
Ya que otra característica de los fervorosos creyentes es su dicotomismo, su tendencia al "si no estás conmigo estás contra mí", Dosyogoro está en una situación embarazosa cuando no le queda otra que reconocer... que este mensaje que lee también está escrito con Linux, así que es imposible alegar, por su parte, que desprecio o desconozco este sistema operativo. Ni siquiera puede alegar seriamente que no lo sé usar.
Y por eso sale con algo falso y que no sostengo: que, en general, mis experiencias son malas con Gnu/Linux. Pues lo cierto en general es que son buenas, que en general estoy satisfecho de Linux.
¿Sorpresa? Para Dosyogoro sí, claro. Y en este hilo sobre Linux habrá muchas más sorpresas.
Para empezar, como mis expectativas con Linux son muy bajas, es fácil satisfacerme. No le voy a pedir un buen soporte de escritura multilingüe para traductores y lingüistas, porque sé que carece de eso. Ni le voy a pedir la amplitud y variedad de aplicaciones de todo tipo que hay en Windows, porque está claro que en Linux hay muchas menos. En el futuro esto puede cambiar, pero hoy por hoy está claro que hay pocas aplicaciones en Linux y que no cubren todas las necesidades de un usuario concienzudo, especialmente si las comparamos con el mar de aplicaciones que hay en Windows.
En cambio, le puedo pedir a Linux que funcione bien con unas cuantas aplicaciones básicas, que no me dé la murga con el ratón, el teclado en castellano o la pantalla, y que permita un intercambio fácil de datos con el formato estándar de particiones, o sea FAT32.
La vieja instalación de Linex (Linux de Extremadura, año 2002 me satisface en este sentido.
Es la resistible ascensión de Arturo Ui, magistral obra teatral de Bertolt Brecht (pronunciación: Bértolt Brejt) que tanto nos gusta en la derecha revolucionaria. ¿Y los de derechas leéis a Bertolt Brecht y veis representaciones de su teatro?, se sorprenderá de nuevo Dosyogoro, que es de izquierdas. Los derechistas revolucionarios sí que lo hacemos, claro. Repito que este hilo, "Linux para vagos y para torpes", se presta a las sorpresas.
Por eso Bertolt Brecht, que reaccionaba contra el mecanicismo mental, tituló así su obra, sabiendo que los perezosos, incluidos sus correligionarios de izquierda, la citarían una y otra vez como "La irresistible ascensión de Arturo Ui" (o sea, Hitler). Pero la ascensión de Hitler, Arturo Ui en la farsa de Brecht, nada tenía de irresistible. Así que el verdadero título, traducido del alemán, es este otro: "La resistible ascensión de Arturo Ui".
Sabemos que a Dosyogoro, para empezar, no le gusta mucho leer textos largos, como los que produzco y los que producía Bertolt Brecht. Pero es que decir verdades, especialmente verdades que van a contracorriente del tópico, implica tiempo, espacio y reflexión. No vale el eslogan supersimplificador.
Con Linex he resistido bien la resistible ascensión de Arturo Ui; o sea, la degradación de Linux, su caída a sistema operativo inmanejable. Manejo bien Linex, mas esta versión de Linux tiene algunas limitaciones incómodas, especialmente en manejo de gráficos.
Entonces la solución lógica, en un sistema bien acabado, sería instalar los programas de gráficos que deseo.
Bueno: he instalado Ubuntu 14 en gallego. Esta versión actual de Ubuntu se ha instalado, sí... en baja resolución gráfica. Y el sistema no me deja aumentar la resolución. Por otro lado, después de largas y tediosas secuencias de instalación tecleadas en pantalla de texto sin automatización, y de las correspondientes maniobras del sistema para intentar descargar y redescargar los programas, sus bibliotecas para dependencias, etcétera, he conseguido instalar Krita y KolourPaint en Ubuntu 14.
Krita da un mensaje de error irrecuperable al empezar a usarlo en Ubuntu 14. KolourPaint sí que se inicia. Pero se cierra en cuanto intento abrir un fichero. Y ninguno de los dos programas tiene acceso cómodo desde el escritorio.
Un predicador de Windows mandaría a Linux a la porra ahora mismo. Mas como no soy predicador de Windows, ni de Linux, lo que he hecho ha sido reflexionar y buscar datos.
Hay un montón de versiones y distribuciones de Windows. Concretamente, un italiano lleva años manteniendo y desarrollando una versión de Ubuntu llamada Artistx. Esta versión está pensada para gente que trabaja con gráficos, sonido y audiovisuales dentro de Linux.
Así que tras muchas, demasiadas horas de bregar con gestores de descarga, conseguí por fin bajar la imagen ISO de casi cuatro gigas, que necesitaba un disco duro de por lo menos veinte gigas (físico o virtual). Luego creé el disco duro virtual para Microsoft Virtual PC y empecé a instalar Artistx. Como se trata de una versión de Ubuntu, me resultó muy fácil. Eso sí, toda la interfaz está en inglés, cosa trivial en un lingüista y traductor como yo, pero una seria barrera para el linuxero hispanoparlante medio.
Artistx hizo por mí el pesado trabajo de configurar e instalar los ansiados programas de gráficos, porque ya estaban incluidos en el disco de instlación. Ya tengo Krita, KolourPaint y muchos programas más para pintar y dibujar como Candinsqui (Kandinsky) o Goya... si desarrollo un genio artístico que vaya más allá del pintamonas, claro. Los programas funcionan, no se cuelgan como en Ubuntu 14, tienen un cómodo acceso directo por menúes gráficos accesibles con el ratón, van con una aceptable resolución gráfica y, finalmente, con utilidades de Windows puedo intercambiar fácilmente dibujos y cuadros de pintura entre ArtistX y Windows.
Este sistema operativo tiene también unas típicas aplicaciones para proceso de textos. No son muchas, pero funcionan, y con formatos estándares. Con lo cual también puedo leer y escribir fácilmente textos de estructura compleja en Artistx. Aunque la interfaz del sistema está en inglés, la configuración de teclado permite, a la primera, escribir cómodamente con un teclado físico y lógico en castellano.
Es decir: problema resuelto. La carga de Artistx es algo lenta, porque chupa mucha memoria del sistema. Mas entra en unos segundos.
Como decía: estoy satisfecho de Linux; y, con Artistx, más satisfecho todavía.
Y este mensaje está escrito en Linux.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo@yahoo.es (trigrupo arroba yahoo.es).
Última edición por Alexandre Xavier el 25 May 2015, 12:48, editado 1 vez en total.
- Dosyogoro2
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Re: Linux para vagos y para torpes.
- Spoiler: show
Hay exposiciones, pensamientos, discursos del lenguaje que son incoherentes, lo que puede cambiar es que se cataloguen correctamente como incoherentes.
https://dosyogoro.wordpress.com/2024/03 ... itucional/
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- Alexandre Xavier
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Re: Linux para vagos y para torpes.
Saludos, Dosyogoro.
Antes de leer tu último mensaje, he repasado el último mío, lo he revisado y he hecho algunas correcciones; sobre todo, he hecho algunas ampliaciones sobre el proceso científico y técnico que Linux tiene al funcionar.
Pero hay una cuestión previa, que hace bastante inútil, en tu caso, mis esfuerzos por redactar y matizar.
Esa cuestión previa es tu conocida alergia a la lectura de textos largos, sobre todo cuando no te dan la razón por completo.
Es difícil que lo reconozcas, ya que, lógicamente, a casi nadie le gusta reconocer su aversión a leer libros y textos largos, porque es un evidente síntoma de desprecio por la cultura. Sin embargo, ya en este foro hay quien ha reconocido que detesta leer libros.
Si no fuera así, si te leyeras enteros mis mensajes, muchas de las cosas que respondes no las pondrías, porque van contra mis propias palabras previas.
Veámoslo con dos ejemplos sencillos.
Digo con frecuencia, en este hilo, que hace algún tiempo que uso Linux con fluidez y que en este sistema operativo redacto los mensajes de este hilo, además de otros mensajes que pienso redactar para el foro Sofos Ágora.
Y digo con frecuencia también que estoy globalmente satisfecho con las versiones de Linux que uso; fundamentalmente Linex, Linux de Extremadura. Es más: en mi anterior mensaje describo con prolijidad que, con Artistx (una versión de Ubuntu destinada a imágenes, sonido y audiovisuales) estoy más satisfecho todavía. Es una versión que he descargado y empezado a usar recientemente.
Podrás ahora, claro, decir que estoy mintiendo. Y, en ese caso, la lectura completa de mis anteriores mensajes (que son públicos, y no cartas privadas) te desmentirá.
Te diré ahora lo que pienso hacer si sigues diciendo que difamo a Linux.
A cada mensaje tuyo en el que afirmes que difamo a Linux voy a replicar, una y otra vez, con tres afirmaciones mías que ya he repetido: que seguiré redactando en Linux todos los mensajes de este hilo "Linux para vagos y para torpes", que estoy cómodo con el Linex (Linux de Extremadura) del año 2002 y que estoy más cómodo todavía con la potente versión para pintura artística y dibujo artístico que es Artistx, un Linux de tipo Ubuntu con muchos programas para pintores y músicos incluidos en el amplio paquete de instalación.
Porque la ventaja de los que nunca mentimos es que al final, a diferencia de unos mafiosos como los abogados y jueces.... acabamos teniendo credibilidad.
Por eso este hilo lo he titulado como lo he titulado: "Linux para vagos y para torpes.". En cambio, no lo he titulado "Linux es una birria así que sustituidlo por Windows.". Pues no es eso lo que pienso. Aprecio este sistema operativo, Linux, lo uso y agradezco los esfuerzos de sus creadores y desarrolladores. La pega que pongo es que, hoy por hoy, resulta todavía muy incómodo para el usuario medio final. Lo que quiero no es la desaparición de Linux, sino la aparición de un Linux muy fácil y cómodo, un Linux para vagos y para torpes.
Ahora estoy cómodo usando Linux, claro que sí. Pero he tenido que hacer demasiadas maniobras previas. Tantas maniobras previas desaniman a muchos de iniciarse en Linux.
Y este mensaje está escrito en Linux.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo@yahoo.es (trigrupo arroba yahoo.es).
Antes de leer tu último mensaje, he repasado el último mío, lo he revisado y he hecho algunas correcciones; sobre todo, he hecho algunas ampliaciones sobre el proceso científico y técnico que Linux tiene al funcionar.
Pero hay una cuestión previa, que hace bastante inútil, en tu caso, mis esfuerzos por redactar y matizar.
Esa cuestión previa es tu conocida alergia a la lectura de textos largos, sobre todo cuando no te dan la razón por completo.
Es difícil que lo reconozcas, ya que, lógicamente, a casi nadie le gusta reconocer su aversión a leer libros y textos largos, porque es un evidente síntoma de desprecio por la cultura. Sin embargo, ya en este foro hay quien ha reconocido que detesta leer libros.
Si no fuera así, si te leyeras enteros mis mensajes, muchas de las cosas que respondes no las pondrías, porque van contra mis propias palabras previas.
Veámoslo con dos ejemplos sencillos.
Digo con frecuencia, en este hilo, que hace algún tiempo que uso Linux con fluidez y que en este sistema operativo redacto los mensajes de este hilo, además de otros mensajes que pienso redactar para el foro Sofos Ágora.
Y digo con frecuencia también que estoy globalmente satisfecho con las versiones de Linux que uso; fundamentalmente Linex, Linux de Extremadura. Es más: en mi anterior mensaje describo con prolijidad que, con Artistx (una versión de Ubuntu destinada a imágenes, sonido y audiovisuales) estoy más satisfecho todavía. Es una versión que he descargado y empezado a usar recientemente.
Podrás ahora, claro, decir que estoy mintiendo. Y, en ese caso, la lectura completa de mis anteriores mensajes (que son públicos, y no cartas privadas) te desmentirá.
Te diré ahora lo que pienso hacer si sigues diciendo que difamo a Linux.
A cada mensaje tuyo en el que afirmes que difamo a Linux voy a replicar, una y otra vez, con tres afirmaciones mías que ya he repetido: que seguiré redactando en Linux todos los mensajes de este hilo "Linux para vagos y para torpes", que estoy cómodo con el Linex (Linux de Extremadura) del año 2002 y que estoy más cómodo todavía con la potente versión para pintura artística y dibujo artístico que es Artistx, un Linux de tipo Ubuntu con muchos programas para pintores y músicos incluidos en el amplio paquete de instalación.
Porque la ventaja de los que nunca mentimos es que al final, a diferencia de unos mafiosos como los abogados y jueces.... acabamos teniendo credibilidad.
Por eso este hilo lo he titulado como lo he titulado: "Linux para vagos y para torpes.". En cambio, no lo he titulado "Linux es una birria así que sustituidlo por Windows.". Pues no es eso lo que pienso. Aprecio este sistema operativo, Linux, lo uso y agradezco los esfuerzos de sus creadores y desarrolladores. La pega que pongo es que, hoy por hoy, resulta todavía muy incómodo para el usuario medio final. Lo que quiero no es la desaparición de Linux, sino la aparición de un Linux muy fácil y cómodo, un Linux para vagos y para torpes.
Ahora estoy cómodo usando Linux, claro que sí. Pero he tenido que hacer demasiadas maniobras previas. Tantas maniobras previas desaniman a muchos de iniciarse en Linux.
Y este mensaje está escrito en Linux.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo@yahoo.es (trigrupo arroba yahoo.es).
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Re: Linux para vagos y para torpes.
A lo dicho, entonces te pido disculpas por mis errores de apreciación.
Por lo demás espero que mejoren tus experiencias con distribuciones gnu/linux y que incluso sean mejores que las mías.
Por lo demás espero que mejoren tus experiencias con distribuciones gnu/linux y que incluso sean mejores que las mías.
Hay exposiciones, pensamientos, discursos del lenguaje que son incoherentes, lo que puede cambiar es que se cataloguen correctamente como incoherentes.
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Re: Linux para vagos y para torpes.
Mi experiencia con Linux es larga ya, continua... y, a la vez, intermitente.
Este sistema operativo, muy usado en situaciones donde priman la seguridad y la estabilidad sobre la variedad de aplicaciones y la comodidad inicial de uso (por ejemplo, dado su fuerte predominio en servidores de datos) fracasa una y otra vez en el escritorio de usuario final, para ordenadores personales.
Sabemos por qué. A pesar del propio título de este hilo, o sea, Linux para vagos y para torpes., y a pesar de los mil y un recursos pedagógicos para aprender Linux que insisten en lo fácil que es... en realidad es un sistema operativo difícil de aprender y usar.
Claro que los linuxeros no son una pandilla de tarados, y de ahí que los adoradores del pingüino hayan hecho que, en tierra (en el escritorio) el tal pingüino ande ya con más soltura, aunque está lejos de correr, no digamos de volar.
Los problemas de Linux en el escritorio son muchos. Algunos derivan de su extravagante profusión de sistemas de partición propios, que se amplían con frecuencia, y que son ilegibles desde los dos estándares de hecho, FAT32 (File Allocation Table 32) y NTFS (New Technology File System), a los cuales podemos añadir el estándar HPFS (High Performance File System) para los ordenadores de tipo Mac. Otros derivan de su abstruso y casi impenetrable sistema de permisos, concebido para proteger obsesivamente al sistema de intrusiones y daños... aunque el ordenador en cuestión vaya a ser usado por una sola persona en general, y en modo local sin conexión internética. También está su construcción de código en racimo progresivamente más complejo, modo que dispara el número de ficheros y de líneas de código, enlenteciendo el sistema incluso con equipos de altas prestaciones. Ahora bien, de modo más inmediato y más determinante, en la práctica, hay otros tres factores que repelen al usuario medio en el escritorio.
El primer factor es el algebrismo. Para usar Linux, antes de la aparición de Ubuntu y otras variantes de Linux que empezaron a simplificar las cosas, había que ser una especie de genio en álgebra, matemáticas o lógica simbólica... sin paga, para poder utilizar este sistema operativo. Y un buen lingüista, porque buena parte del sistema estaba y sigue estando en inglés sin traducir. Era frecuente, sigue siéndolo aunque menos, que ante cualquier problema hubiera que escribir y calcular largas expresiones lógicas formales, matemáticas, numéricas, ecuaciones de diferentes grados, etcétera, que echaban y siguen echando para atrás a los que sienten terror ante la oscura y negra pantalla, la terminal de Linux. Ubuntu (palabra que, en lenguas bantúes, significa humanidad o consideración al prójimo) es una versión sudafricana de Linux, muy popular, que ha cambiado y sigue cambiando esta tara, pasando al estilo güindosero o maquero, de manejo visual e intuitivo por pantallas y secuencias automatizadas, con iconos aplicadores manejados por sencillas elecciones efectuadas con teclado y, sobre todo, con ratón.
El segundo factor es la pobreza de aplicaciones. Por mucho que los linuxeros insistan en que su sistema operativo tiene muchas aplicaciones y casi todas gratuitas (la última parte de la frase sí que es verdad) lo cierto es que, en media, por cada aplicación de Linux (sea gratuita o no) hay treinta aplicaciones gratuitas por lo menos en Windows, y a menudo mucho más potentes y mejor diseñadas. Cuando, como lingüista y traductor, quiero escribir en cheroqui, hindí, chino, tamazigue (beréber) o vietnamita (annamita) no lo voy a hacer en Linux... porque no puedo, sencillamente. Me pasaría minutos (y no exagero tanto como puede parecer) en escribir una sola frase de diez palabras, mientras que en Windows tengo varias aplicaciones gratuitas (también las hay comerciales que cuestan dinero) para escribir en todas estas lenguas de grafía exótica y en muchas más lenguas.
El tercer factor se resume en la sarcástica pero no injusta frase según la cual en Linux, cuando no falla una cosa, falla la otra. Es decir: su mediocre o inexistente manejo de dispositivos, componentes y periféricos para el ordenador es un problema perenne. Si la pantalla no responde a la primera, habrá que tantear con el menú visual de elecciones (si no ha quedado ilegible también) y, si esto también falla, a aprender álgebra, teoría de conjuntos y lógica matemática con la terminal de marras. Si, finalmente, la pantalla ya se puede ver, ahora el ratón es el que no funciona. Y entonces, venga a repetir los pasos tediosos... o a cambiar de ratón. En Windows, generalmente, todo se reduce a enchufar y listo. Y si no basta eso, se descarga el controlador, se instala, y en segundos todo rueda ya.
Todo esto (y no he sido exhaustivo al enumerar problemas) me ha llevado a usar Linux, ciertamente, si bien de modo complementario a mis sistemas operativos habituales, Windows 98, Windows XP y, sobre todo, Windows 7. Y a instalarlo de modo estable, con instalaciones que duren muchos años sin corrupción y sin quedarse anticuadas.
Hace algunos años, en mi ordenador habitual, que va y muy bien con Windows 7, se me ocurrió que debería tener un sistema operativo alternativo, más allá de los típicos discos compactos para emergencias con Windows 7 y Windows 10, los cuales daban un resultado entre mediocre y francamente malo.
Entonces la propaganda internética me habló de una nueva versión de Linux, procedente de la India esta vez: Linux SuperX. Esta versión se presentaba como una versión que ponía acento en el buen acabado, antes que en la incesante (e infructuosa) búsqueda de inútiles novedades más bien cosméticas tan típicas de Linux. Descargué la imagen para instalación, la probé... y me quedé gratamente sorprendido. Pero vayamos por partes.
Obviamente, mis intentos de instalación fueron a disco duro externo, dispositivo que, por diseño físico y estructura lógica habitual para datos, da mejor rendimiento que un dispositivo de tipo flas, como un típico lápiz electrónico. El nombre para estos pequeños dispositivos debería ser memocápsula. Una memocápsula no permite hacer particiones estándares en su seno, y la duración de una memocápsula es limitada cuando se usa mucho; por lo cual, insisto, de instalar un sistema operativo alternativo, es mejor hacerlo en un disco duro externo.
Lo primero que hice fue intentar instalar el sistema operativo en un disco duro externo vacío. El Linux SuperX tenía nuevas cualidades atractivas, sí... mas me cargué involuntariamente el sector de arranque en el disco duro interno. Este tipo de chapuza es frecuente al instalar Linux donde ya hay Windows, incluso si cada sistema operativo va a estar en un disco duro físico distinto. Porque Linux es invasivo, y respeta poco el menú de arranque previo. El resultado, en la práctica, fue meter un virus (programa dañino introducido sin permiso del usuario) que me impedía arrancar con Windows... a menos que el disco duro externo estuviese permanentemente enchufado al ordenador cada vez que lo encendía. ¡La partición de inicio, que contenía el menú de arranque, estaba sobreescrita por Linux!
Como comprenderéis, soy perro viejo en estas cosas, así que metí el típico disco compacto de reinstalación, el cual reinstaló la partición de inicio desde la copia de seguridad que hay en el disco duro interno (y en discos duros externos también, claro) con lo cual en segundos quedó eliminado el virus de Linux.
Además, el sistema de archivos seguía siendo estrafalario, poniendo en riesgo no solamente la lectura de datos desde Windows (la cual requería un programa lector especial para esas particiones linuxeras tan raras) sino, también, los datos en Windows, pues si el sistema se equivocaba en el arranque y le daba por sobreescribir la partición de sistema para Windows... me quedaría sin sistema operativo, sin datos, o sin las dos cosas a la vez.
Mas había otra posibilidad moderna, poco documentada aunque muy efectiva cuando funciona.
¡Se trataba de instalar Linux en sistema de archivos FAT32!
Es perfectamente posible, sabiendo lo que es un disco compacto de arranque. El estándar para estos dispositivos es el estándar El Torito, utilizado también por Linux. Y dado que hay programas, como Rufus, capaces de transferir el sistema iniciable desde una imagen para disco compacto, haciendo que el sistema se inicie en un disco duro externo, y además con formato FAT32 o formato NTFS... sólo hacía falta realizar la prueba.
Y funcionó a la primera. Como el sistema más compatible de todos es FAT32, elegí instalar Linux SuperX en sistema de archivos FAT32, poniendo, ya para datos, una gran partición en formato FAT32 en el mismo disco duro externo, y otra más grande todavía, al final y también para datos, en formato NTFS. La pequeña partición de arranque contenía y contiene simplemente el sistema operativo Linux, más algunos ficheros de consulta para aprender o recordar las posibilidades de este sistema operativo y de las aplicaciones incluidas en él.
El arranque, naturalmente, quedó fijado en el propio disco duro externo, sin tocar para nada el sector de arranque interno en el ordenador.
Esto funcionó sin fallos. Con el disco duro externo enchufado, el ordenador arrancaba, y se podía elegir entre Windows y Linux SuperX. Y, sin el disco duro externo, Windows se iniciaba sin problemas.
En cuanto a lectura y escritura, desde Windows podía leer y escribir los datos del disco duro externo comodísimamente, incluso para la partición de arranque de Linux. ¡Y sin dañarla!
A la inversa, podía leer y escribir desde Linux SuperX en todas las particiones del disco duro interno, en las particiones de los dispositivos de almacenamiento que iba poniendo por puerto estándar USB (Universal Serial Bus) y en toda partición en general... salvo, por seguridad, en la propia partición del sistema; la cual, de todas maneras, todavía podía modificar (esencialmente para poner ficheros de ayuda) desde una sesión de Windows.
Contrariamente a la triste tradición de Linux, esta versión reciente de Linux SuperX tiene un excelente reconocimiento de dispositivos: teclado, ratón, puerto USB, pantalla, tarjeta de sonido, tarjeta para conexión internética inalámbrica...
Al iniciar sesión en Linux SuperX, y tras unas cuantas pruebas para saber cómo se presentaba el sistema, vi que se podía elegir entre instalar el sistema (no hacía falta, porque ya estaba instalado) y probarlo (usar la instalación bajo FAT32, de hecho) con la interfaz deseada. Elijo, naturalmente, la interfaz en castellano, y dentro del apartado de periféricos elijo el teclado español (castellano de España, un poco diferente al teclado castellano de Méjico). Abro también el gestor de ficheros, reduzco al mínimo el tamaño de los iconos y marco que se vean los ficheros ocultos o de sistema. Dadas las limitaciones de una versión procedente de un disco compacto para instalación, debo repetir estas tareas de acomodación en cada nueva sesión de Linux SuperX (los cambios de parámetros no se graban, no se conservan) pero realmente son pocos cambios y rápidos de hacer, descritos además en unas chuletas nemotécnicas legibles desde la propia partición de sistema.
Linux SuperX contiene las típicas aplicaciones de escritorio que me interesan. No son muchas, no obstante funcionan, y casi sin fallos: procesador de textos (la aplicación más importante) programas para crear o retocar dibujos y pinturas, lector de libros electrónicos, reproductor de canciones y películas, navegadores internéticos, etcétera.
Desde Linux SuperX se puede grabar material en el disco duro interno del ordenador, mas es preferible, por seguridad, hacerlo en alguna de las dos particiones de datos ya disponibles en el disco duro externo donde se halla Linux SuperX.
El sistema es plenamente utilizable como sistema operativo alternativo, y también para operaciones de emergencia, como rescate de datos momentáneamente inaccesibles en el disco duro interno, o en discos duros externos.
Como, sicológicamente, conviene de vez en cuando un cambio de aires al redactar, utilizo también Linux SuperX para redactar mensajes destinados a Sofos Ágora, con visión inusitada y novedosa.
Así, todo este mensaje que ahora os envío, ha sido redactado con Linux SuperX.
A pesar de los fallos que todavía presenta la versión 5 de Linux SuperX, es un gran paso para lo que debería ser Linux en el escritorio; insisto, un Linux para vagos y para torpes.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.
Re: Linux para vagos y para torpes.
Linux es bueno desde que existe internet. Al principio no me gustaba eso de encontrar soluciones que eran "y copia esto en la terminal". Pero uno se va acostumbrando(aprendiendo) y la flexibilidad de linux es genial. Eso sí... no lo veo viable sin conocimientos de informática algo intensos. O eso, o usarlo para lo básico... y con alguien que te lo arregle cada tanto. Pero windows es que es basura de la buena. Mi portail no tiene ventiladores y va fino... eso hoy en día con windows cuesta mucho dinero. Y la ineficiencia es fea y se te pega a la piel.
Uno de los malos panteamientos de linux es no adaptar la linea de comandos a los nuevos tiempos. Porque si renuncia a ella pierde mucha potencia. Un tanto de genilidad viene bien de vez en cuando...
Uno de los malos panteamientos de linux es no adaptar la linea de comandos a los nuevos tiempos. Porque si renuncia a ella pierde mucha potencia. Un tanto de genilidad viene bien de vez en cuando...
- Alexandre Xavier
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Re: Linux para vagos y para torpes.
En esta ocasión, Pau Cortés Velaz, o sea Cátaro, pongo ya tu nombre real, básicamente porque será absurdo ya ocultarlo. En otro foro, que es público, sale ya tu nombre real, saldrá más en el futuro porque es un foro de nombres reales en el que me voy a implicar y, en fin, sabes muy bien que no uso, en ningún caso, estos nombres reales para cometer bajezas. Así lo ves en mis relaciones, dentro de Sofos Ágora, con quienes también usan nombres reales, como Israel Simó (Martesk).Pau Cortés Velaz escribió:Linux es bueno desde que existe internet. Al principio no me gustaba eso de encontrar soluciones que eran "y copia esto en la terminal". Pero uno se va acostumbrando y la flexibilidad de linux es genial. Eso sí... no lo veo viable sin conocimientos de informática algo intensos. O eso, o usarlo para lo básico... y con alguien que te lo arregle cada tanto. Pero windows es que es basura de la buena. Mi portail no tiene ventiladores y va fino... eso hoy en día con windows cuesta mucho dinero. Y la ineficiencia es fea y se te pega a la piel.
Paso ahora a tu argumentación, Pau Cortés Velaz.
Soy, básicamente, ateo del ordenador, los sistemas operativos, la informática y la electrónica. Todos estos sistemas y cacharros tienen, para mí, un interés meramente utilitario y no me apasiono por ellos. Los uso porque me permiten hacer con más facilidad y versatilidad lo que haría sin ellos.
Sentado esto, veamos lo que se puede sacar de Linux y de Windows.
No quiero ser un informático, mecánico electrónico, matemático o lógico formal sin paga para usar Linux, como no quiero ser un genio de la videoelectrónica para usar un televisor. Otra cosa es tener un conocimiento general de lo que pasa en un ordenador, para no caer en la ignorancia de tomarlo como una caja negra y opaca. De ahí a ser un especialista sin sueldo hay una diferencia. Y sabes bien cuál es esa diferencia.
Ahora diré algo sorprendente y que parece chocar con lo anterior.
Uso Linux para tareas avanzadas, y no necesito que alguien me lo arregle cada tanto.
¿Cómo es posible eso? Pues de modo muy sencillo, en el fondo: he hecho unas cuantas instalaciones a fondo, muy depuradas... y luego he realizado copias de seguridad de esas instalaciones. Si el sistema empieza a fallar, por tanto, primero copio los datos que he creado con Linux en disco duro externo (otra copia de seguridad, ahora de datos) y, a continuación, vuelco en disco duro la copia de seguridad del Linux que ha empezado a fallar... con lo cual recupera inmediatamente su plena funcionalidad. No ando reparando Linux cada dos por tres; lo utilizo de manera estable.
Y en cuanto a la terminal o procedimientos equivalentes: pues sí, claro que he utilizado la terminal para establecer las configuraciones óptimas de Linux, y claro que he grabado en copia de seguridad esas configuraciones óptimas, para no tener que perder el tiempo repitiendo el (a menudo tedioso y pesadísimo) proceso de optimizar Linux.
Y claro que he tomado férreas medidas de seguridad para que mis instalaciones de Linux no interfieran en los sistemas operativos principales que uso, que son, obviamente, versiones de Windows.
En cuanto a Windows: sería exagerado afirmar, como dices, que Windows es basura de la buena. En cambio, hay algo que es verdad.
Windows tiene mucha basura por dentro, y especialmente en un rasgo interno estructural, que es el registro de Windows.
La solución existe, sin embargo, y es conservar copias de seguridad del registro de Windows, más la instalación entera, en estado sano, para volcarlas de nuevo en el disco duro si se daña el registro, cosa que pasará un día u otro.
En el futuro, la buena solución va a ser un Windows de código abierto, transparente para el usuario, para lo que ya hay iniciativas como FreeDOS y, sobre todo, ReactOS. Se trata de poder utilizar nativamente el enorme repertorio de aplicaciones creadas para Windows, pero ahora sin partes opacas y secretas para el propio usuario, dentro del sistema operativo que replique (clone) a Windows.
De momento, pues, utilizo interactivamente los dos sistemas operativos, Windows y Linux, con predominio clarísimo de Windows. Eso no me impide reconocer que hay cosas que Linux las hace mejor que Windows. Y, para esas cosas, uso Linux.
Un ejemplo: ¿cómo podría escribir fluidamente por medio de Linux en vietnamita, con su alucinante panoplia de signos diacríticos en las letras del alfabeto latino, muchas veces con dos diacríticos a la vez en la misma letra? En Windows sí que hay un programa, gratuito además, que soluciona perfectamente este arduo problema. En Linux, no. No hasta la fecha, y tardará en haberlo.
Y, entonces, ¿qué me vas a proponer? ¿Que use un emulador de Windows dentro de Linux, como Wine? Pues, para eso, mejor uso, con un rendimiento mucho mayor (y el correspondiente ahorro de tiempo, electricidad, materiales desgastables, etcétera) Windows en modo físico directo predominante, utilizando eventualmente Linux como sistema secundario, sea por sistema operativo virtual, sea como sistema operativo alternativo arrancando desde disco duro externo.
No gasto mucho tiempo en mantenimiento de Windows, ni en mantenimiento de Linux. Mantengo muy controlados a estos dos sistemas operativos, para no estar yo al servicio de los sistemas operativos, sino los sistemas operativos a mi servicio.
Al final, es más una cuestión de filosofía que de técnica. No soy un instrumento para el ordenador; ¡el ordenador es un instrumento para mí!
Y un apunte curioso: Microsoft ha revelado abiertamente partes importantes de su código fuente para gente como nosotros, los lingüistas, editores, traductores y tipógrafos, a través de herramientas mixtas entre programa de aplicación y lenguaje de programación, como Microsoft Keyboard Layout Creator (MKLC). No me choteo: ahí Microsoft ha revelado (en inglés) de modo oficial y abierto detalles fundamentales de su código fuente para Windows, bien consciente esa empresa de que usuarios como nosotros no vamos a usar ese conocimiento con fines de piratería o sabotaje. Somos profesionales, y luego Microsoft utiliza e incorpora los desarrollos lingüísticos, textuales, compositivos, etcétera, que vamos creando con esas herramientas de usuario avanzado o programador de mediano nivel (incluso de más nivel, a veces).
Por ejemplo, ya que escribo frecuentemente en esperanto, he creado un entorno oficial para Windows que me permite producir sus doce signos gráficos especiales fácilmente, o sea "ĉĈ ĝĜ ĥĤ ĵĴ ŝŜ ŭŬ", junto a los demás signos de las grandes lenguas europeas occidentales; y todo sin cambiar de teclado físico o lógico.
La opacidad del código fuente de Windows no es, pues, absoluta. La verdad en el mundo fenoménico suele ser compleja y abundante en contradicciones funcionales.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.
Re: Linux para vagos y para torpes.
Alexandre Xavier
Saludos
Y yo lo encuentro complicado. Entonces soy menos que torpe?Alexandre Xavier escribió:Linux para vagos y para torpes..
Saludos
Tomadestoya https://ugetube.com/@tomadestoya
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"La verdad nos hará libres".
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