Dosyogoro escribió:Joder, pues entonces yo debo de ser un genio, porque a mi gnu/linux me parece lo más fácil de instalar y de usar que he encontrado jamás.
De hecho todo el que tenga un smartphone o el llamado móvil inteligente (que no es más que un pequeño ordenador preparado para comunicar llamadas de voz a través de lenguajes que versan por el medio del aire a través de las ondas electromagnéticas) con android está usando una distribución de gnu/linux con su sistema de repositorios y actualizaciones.
PD: No soy ningún genio, al revés, más bien tiro a torpe y lento, es que GNU/LINUX es verdaderamente fácil de usar.
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Hay exposiciones y pensamientos discursos del lenguaje que son incoherentes, y nunca saldrán de la incoherencia porque son incoherentes, lo que puede cambiar es que se cataloguen correctamente como incoherentes.
Bueno, quizás Dosyogoro llegue a ser un gran abogado, pero no llegará, así, a ser un gran filósofo.
La filosofía rechaza radicalmente la sofística típica del abogado, en sus formas burdas o en sus formas sutiles.
Ahora analizaré lo que ha dicho Dosyogoro, no desde la triste sofística de un abogado que intenta rebatir a otro abogado, sino desde la objetividad y el afán de verdad que hacen que, al final, comparar a la filosofía con el Derecho, sea
como comparar a Dios con un abogado.
En realidad, como ha demostrado la lingüística generativa, la frase
Linux me parece lo más fácil de instalar y de usar que he encontrado jamás. no es una sola frase, sino dos frases resumidas formalmente en una sola frase simple. De modo más explícito, ahí van las
dos frases que, en realidad, ha dicho Dosyogoro.
1) Linux me parece lo más fácil de instalar que he encontrado jamás.
2) Linux me parece lo más fácil de usar que he encontrado jamás.
Son dos frases muy distintas, y las condiciones de sus dos posibles veracidades son, por tanto, también muy distintas. Cuestión de lógica formal y de lógica material (lógica de los contenidos).
Como, insisto, no soy un marrullero picapleitos o político profesional dispuesto a quitar por sistema todo valor a lo que argumente su
oponente, empezaré por reconocer algo obvio.
Linux SuperX me parece uno de los sistemas operativos más fáciles de instalar y de usar que he encontrado jamás.
Mas mi frase anterior tiene matización. ¡Ojo, he dicho que tiene matización, no que tiene truco, pues, insisto, no soy un rábula (abogado) artero!
Mi matización se refiere, para empezar, a que he instalado Linux SuperX en formato nativo FAT32 para todos los archivos de este sistema operativo. Un formato estándar, de hecho el más compatible de todos los formatos para particiones... e inusitado en el mundo de las versiones de Linux. Si hubiera utilizado un sistema de particiones rarito como es típico de Linux, como por ejemplo el clásico sistema Ext3, tendría que utilizar continuamente programas especiales desde Windows para poder leer y escribir los datos de las particiones para Linux. Y eso ya no es fácil.
Y mi matización se refiere, para seguir, a que he seguido el principio de
montar la estantería portátil solamente con los tornillos que vienen en el propio envoltorio de la estantería plegada. Es decir, que la instalación de Linux SuperX que he realizado, se limita a utilizar los programas ya listos y cargados en la imagen ISO para instalar (o usar en modo de prueba) este Linux de la India. Si me hubiera puesto a instalar programas adicionales... hubieran vuelto los pesados y largos problemas de cuando he instalado, en modo virtual, LinuXP y otras versiones de Linux; unas versiones cómodas, eso sí... pero cómodas después de una difícil y compleja instalación.
Linux SuperX, en mi instalación, no es un Linux virtual, sino un Linux en modo físico directo, que arranca desde disco duro externo. Como viene incluido, en la imagen de instalación, el típico procesador de textos de la serie de oficina OpenOffice/LibreOffice, estoy usando ese procesador de textos para escribir este mismo mensaje, y otros textos destinados al foro Sofos Ágora.
Como habéis visto,
instalar Linux es algo muy distinto de
usar Linux.
Es cierto que, en muchas ocasiones, hoy la gente usa Linux con frecuencia y facilidad, y no sólo en los ejemplos que ha puesto Dosyogoro. Por ejemplo, en el típico supermercado de autoservicio donde el cliente pesa e identifica la fruta con un sencillo y ágil menú de iconos controlados con ratón, e incorporado a la báscula electrónica... a menudo el cliente está usando Linux, sin saberlo. Y cuando utiliza una lavadora moderna, aunque esa lavadora no tenga conexión internética, al elegir el ciclo de lavado para esa lavadora de ropa (o ese lavaplatos) a menudo el utilizador de ese electrodoméstico está usando... Linux en su aparato de lavado.
En todos estos ejemplos y muchos más fácilmente imaginables, está claro, sin embargo, que nos referimos a sistemas Linux
ya preinstalados, y que el usuario simplemente aprende a usar de modo intuitivo.
Para tareas sencillas y repetitivas no suele hacer falta más.
Mas, si quiero escribir en vietnamita con Linux, ¿qué pasa?
Veamos. El vietnamita o annamita, hoy, se escribe siempre en alfabeto latino, aunque haya monumentos, objetos decorativos y portadas de libros o revistas donde todavía aparezcan los antiguos ideogramas chinos usados para escribir el vietnamita hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando el influjo cultural europeo y la colonización francesa sustituyeron este sistema por el alfabeto latino... acribillado por gran cantidad de signos diacríticos.
En vietnamita hay ¡hasta nueve signos diacríticos diferentes! Y es frecuente que una misma letra no tenga un signo diacrítico, ¡sino dos! Estos signos no son adornos chinos, sino que determinan la pronunciación correcta de las palabras, así como su verdadero significado. Se trata, sin discusión, del caso más difícil entre las lenguas que se escriben con alfabeto latino.
Ha habido y hay gran cantidad de trucos y sistemas para escribir en vietnamita. Hoy, con medios informáticos, la solución más sencilla es asignar un dígito específico, entre el 1 y el 9, a cada uno de los 9 signos diacríticos del vietnamita. Memorizando el diacrítico correspondiente a cada dígito, el problema se resuelve sencillamente, porque ahora bastará, una vez cargado el programa para escribir en vietnamita, con escribir la letra que se va a diacritizar, más luego el signo diacrítico correspondiente según su dígito. O escribir, en cualquier, orden, dos dígitos, cuando la letra soporta dos signos diacríticos a la vez. Como cada letra con signo(s) diacrítico(s) del vietnamita, hoy, tiene código propio en el estándar multilingüe de la informática, Unicódigo (Unicode) este sistema permite escribir (y leer) correctamente el vietnamita en cualquier sistema operativo informático moderno.
¿Cómo hago todo esto en Windows? Descargando y adaptando un programita gratuito y portátil que han hecho los informáticos vietnamitas. Se trata de una utilidad que redirecciona las invocaciones de datos por teclado, y que se puede utilizar, por ejemplo, en el OpenOffice/LibreOffice para Windows.
Pero no en el OpenOffice/LibreOffice para Linux. En este caso, podré abrir, leer e imprimir un texto en vietnamita creado con OpenOffice/LibreOffice para Windows, mas no podré escribir en el Libre Office para Linux los signos especiales del vietnamita, como no sea por el pesado procedimiento de copiar y pegar desde el mapa de caracteres y cosas así. Es cierto que puedo poner, por ejemplo, el teclado lógico vietnamita en Linux SuperX... pero el rendimiento de esta solución es bastante más lento y chapucero que la ágil aplicación para Windows que uso casi siempre que escribo en vietnamita.
¿Es fácil, en suma, instalar Linux con capacidad para escribir en vietnamita? ¡No!
¿Puede haber, en el futuro, un Linux con la habilitación nativa que he descrito para teclear la lengua vietnamita? Sí, claro, aunque todo parece indicar que tardará en llegar tal versión. Porque los esfuerzos del gobierno vietnamita y de los informáticos de ese pais, el Vietnán o Vietnam, se dirigen a aprovechar, para eso, no Linux sino Windows.
En conclusión: para mí, lingüista y traductor, Linux no es fácil de usar, aunque a veces es fácil de instalar. Se queda muy corto para mis necesidades. La potencia multilingüe simultánea de Windows, hoy por hoy, le da mil vueltas a Linux.
Eso puede cambiar, claro que sí. Mas implica un montón de horas en programación, y no solamente para aplicaciones lingüísticas. Esas horas necesarias para hacer de Linux un sistema operativo repleto de aplicaciones potentes y variadas... ¿quién las va a pagar? El rábula que me diga quién y cómo pagará esas muchas horas, será un genio de la oratoria jurídica.
Terminaré con una observación positiva, empero.
Hoy, en sus versiones modernas, Linux es frecuentemente fácil de instalar y usar,
para escribir en lenguas europeas occidentales, incluido el esperanto.
Así que en conclusión diré lo siguiente.
Kiam oni parolas pri kaj pro revolucio, la ŝlosilo, preskaŭ ĉiam, estas en la detaloj. Se la detaloj de tiu revolucio estas solidaj, la revolucio antaŭeniros.
Cuando uno habla sobre una revolución y la apoya, la clave, casi siempre, está en los detalles. Si los detalles de tal revolución son sólidos, la revolución avanzará.
Y he podido escribir esto (con alguna dificultad) por medio de Linux SuperX.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.